𝐅𝐢𝐫𝐬𝐭

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Todo el mundo mágico estaba conmocionado, James Potter había desaparecido hace ya diez días, la más preocupada obviamente era su esposa, Lía Potter la cual no dejaba de llorar y tratar de ayudar a buscarlo

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Todo el mundo mágico estaba conmocionado, James Potter había desaparecido hace ya diez días, la más preocupada obviamente era su esposa, Lía Potter la cual no dejaba de llorar y tratar de ayudar a buscarlo.

—¿Encontraron algo?—preguntó a su suegro el cual acababa de llegar.

Esos diez días donde James estuvo desaparecido, Lía se había mudado con los Potter por su propia seguridad, nadie sabía con quién había ido James ni siquiera si fue por gusto o alguien le hizo daño.

Harry negó sentándose frente a ella y su esposa las cuales ya estaban cubiertas en llanto nuevamente.

—No entiendo.—sollozo.—Todo iba perfecto, todo... todo estaba bien, no hubo una señal nada.—negó.—James es bueno, nadie quería hacerle daño, simplemente no tiene sentido.

—He pedido refuerzos.—murmuro.—Están por todo Europa buscándolo, tiene que aparecer.—ambas asintieron limpiando sus lágrimas.

—Los Malfoy se ofrecieron a ayudar.—Albus se sentó a lado de su padre.—Scorpius me dijo que vendrían esta noche a hablar contigo.

—Esta bien.—asintió.—Nunca es demasiada ayuda.

—Entonces haremos algo rico de cenar.—murmuró Ginny.—Ven querida necesitas distraer tu mente.

—Sí señora Potter.—asintió.

Ambas se levantaron y caminaron hacia la cocina, mientras Lía lavaba y cortaba los vegetales, Ginny cocía la carne.

La mente de Lía era un lío, no sabía específicamente lo que estaba pasando, era todo nublado, solo pasaban los días en cámara lenta.

Ella siempre estuvo enamorada de James, y cuando ella estaba en sexto y el por fin se le declaró estaba segura que había sido el mejor día de su vida, de ahí nadie los pudo separar, salieron de Hogwarts y después de un viaje por América habían decidido casarse.

Tenían solo dos años de casados, hablaban noche tras noche de formar una familia... y era algo que Lía veía como si hubiera pasado hace años y cada vez perdía la esperanza de volverlo a ver.

Una vez que ambas mujeres terminaron colocaron la mesa y se sentaron sirviendo un poco de té.

—Señora Potter.—Lía murmuró.

—¿Si, querida?

—Creo que... no cenare, estoy muy cansada, quiero dormir un poco.

—Si no te preocupes, créeme las pláticas entre Draco y Harry son muy aburridas después de todo.—ambas rieron levemente.

—Hace años que no veo a Scorpius.—asintió.—Lo saludaré después.

Lía subió las escaleras y arrastrando los pies camino hacia la habitación de James donde solía dormir desde que se había mudado, deslizó su mano por el buró repleto de fotos de ellos dos juntos.

—¿Dónde estás James?—murmuró.

Abrieron la puerta de golpe logrando que se sobresaltara y volteara de golpe.

—Oh.—agrandó sus ojos.—Lo siento... Potter me... Me dio mal, yo buscaba el baño.

—No se preocupe señor Malfoy.—asintió.—Es la puerta de la izquierda.

—Gracias.—asintió.—Se que... no somos precisamente cercanos, pero solo quería decir que lo siento mucho.—hizo una mueca.—Supongo que es difícil.

—Un poco.—asintió bajando su mirada.—Gracias señor Malfoy.—trato de sonreír.—Es muy amable.

—No hay de que.—negó.—Scorpius y yo estamos dispuestos a ayudar en lo que se necesite para encontrar a su esposo.

—Gracias.—murmuró.

Ambos se quedaron un segundo mirándose y de la nada Draco sacudió su cabeza.

—El baño... si.—apuntó la puerta.—Espero no haberla asustado mucho.

—Está bien.—asintió sonriendo.

—Bien... con permiso.

—Pase.—murmuró y Draco cerró la puerta tras de él. 

[...]

Diez se convirtieron en quince, después en veinte y finalmente habían pasado cuarenta días y no había una sola señal de donde estaba, y poco a poco Lía había perdido la esperanza de alguna vez encontrarlo.

—¿Té?—ofreció sentándose a su lado.

—Gracias.—trato de sonreír tomando la taza entre sus manos.

—Potter se fue a dormir, le dije que nos quedaríamos un poco mas, pero te veo... perdóname, pero te ves muy cansada, deberías ir a dormir.

—Estoy bien señor Malfoy.—negó.—Bueno...¿Puedo preguntarle algo?

—Claro.—asintió.—Con toda confianza.

—¿Cómo hizo que le dejara de doler la muerte de su esposa?—lo miro.—Yo... quiero aferrarme a... a que está vivo.—asintió frenéticamente.—Pero... es muy cansado.—relamió sus labios aguantando sus lagrimas.—No tengo a quien decirle que he llegado a creer que... bueno.—suspiro negando.—Tonterías es mejor que me vaya a dormir.—trató de levantarse pero Draco tomó su mano.

—No.—negó.—No son tonterías, ven siéntate.—Lía obedeció limpiando sus lágrimas.—No deja de doler.—murmuro.—Pero... aprendes a vivir con ello.—acarició el dorso de su mano.—Mentiría si no he pensado lo mismo que tu y lo siento pero es... es imposible que después de tantos días lo podríamos encontrar.

—Eso supuse.—murmuro.—Pero el señor y la señora Potter se ven tan esperanzados de que suceda y yo...—sollozo.—No puedo ya, ya no quiero que duela quiero olvidar esto y...—levantó su mirada topándose con la de él.

Su cara estaba solo a un par de centímetros del otro, se podían sentir sus respiraciones cruzándose mientras ninguno de los dos despegaba su vista del otro.

—Señor Malfoy...—murmuró.

—Dime Draco.—contesto en el mismo tono.

—Draco.—contestó casi en un suspiro.

—No debería...

—No, no deberíamos.—negó sin separarse.—Pero quizá pueda ayudarte a olvidar... solo un poco.

—Si.—asintió.—Si, por favor.

Ambos juntaron sus labios de inmediato, mientras Lía tomaba su cara con su mano, la mano de Draco subía a su cintura apretándola y pegándola mas a él.

Pero ninguno de los dos sabía que alguien estaba detrás de ellos, ese alguien que había hecho desaparecer a James, bufó negando y sacó de su cuello un gira tiempo.

Lo iba a corregir... solo sería una vez.

𝐏𝐞𝐧𝐢𝐭𝐞𝐧𝐜𝐞| 𝐃.𝐌✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora