~Dos~.

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De repente me despierte con el dolor de cabeza más insoportable que había tenido en un mes, la garganta completamente seca por la cantidad de alcohol que bebi después de que se fuera Benjamin y para rematar tenía un sonido retumbando en mi cabeza. Era como el canto de un gallo, pero a la vez no, era desconocido hasta que note que era el tono de mi teléfono.

—¡ Mierda ! —intente llegar a mi mesita de noche sin tirar mi despertado , pero fue en vano y este se vio roto en el frío suelo de mi cuarto. Con mala cara y mala actitud tome la llamada —¡¿ Qué ?!

—¿ La señorita Andersson ? Julieth Andersson — tape mi boca al instante en que escuche la voz. Era tan recatada, tan recta y tan seria que maldeci al pensar que podía ser alguien importante para una fiesta y que ahora me plantearían como loca mal educada. Me negué a hablar por el miedo de gritar de nuevo —¿ Sigue allí ?

—Sí, sigo aquí... — hable muy nerviosa y me levante de la cama —Soy la señorita Andersson, ¿ Qué puedo hacer por usted ?

—Por mi nada, pero esperé un momento y la comunico — asenti aunque él no pudiera verme y esperé hasta que la musiquita ésta irritante dejara de sonar lo que indico que dejaba de estar en espera.

—¿ Buenas Tardes ? —al escuchar la voz femenina gire hacía mi ventana donde se veía la completa oscuridad, además mi reloj en la pared daban las doce de la madrugada lo cual me indicaba dos cosa. Uno, había dormido todo el día y me retrase en el trabajo y dos, el país desde donde me hablaba la señora tenía por lo menos diez horas de retraso en el horario de Australia —Perdoneme que la llame a esta hora puesto que en su país es de madrugada aún, pero es muy urgente y por nuestros horarios no hubiéramos podido coincidir nunca.

Sonrio aunque ella no lo vea —No se preocupe, no tengo ningún problema con atenderla ahora — reprimo una carcajada. Literalmente había dormido un día entero, claro que no estaba cansada —¿ Qué puedo hacer por usted ?

—Quisiera que organice la fiesta de cumpleaños de mi hijo, oí que es la mejor en eso —sonrio con orgullo mientras busco la libreta y el bolígrafo que siempre tengo en mi cómoda. Me siento en la cama y la escucho —Necesitaria que viaje a el país en el que estoy para que se organice mejor ya que quiero que la celebración sea en nuestro hogar.

—Claro, no tengo ningún problema —mojo uno de mis dedos y le paso la página a el cuaderno —Necesitare la edad de su pequeño, su nombre, el de usted y los datos referentes a la migración hacia su país.

—La migración a mi pais no será un problema, tendrá un vuelo privado a primera hora el dia que desee — hago una cara de impresión al oír eso. Ya había tenido que viajar, pero jamás nadie me había pagado el boleto y mucho menos en privado —Y mi hijo no es un pequeño, esta próximo a cumplir sus veintisiete años.

—Oh, okey —escribo aunque aún estoy algo sorprendida, ¿ Un cumpleañero de casi treinta ? Eso es nuevo. O lo quieren mucho o es una apuesta que perdió la mamá y ahora está obligada a celebrarlo —¿ Los nombres ?

—Mi nombres es Liliana Hougaard — esperen un momento, ya he oido ese nombre antes —Reina, Liliana Hougaard.

Casi se me sale el alma, se me va la vida y todo lo que hubiera terminado en mi muerte. Ya se de donde había escuchado ese nombre, ¡ Es la maldita Reina de Dinamarca y el cumpleañero era el Príncipe Aarón I de Dinamarca ! Llevo soñando con este momento desde que me contrato aquel príncipe árabe que parecía tener una extraña y para nada sexual obsesión con las jirafas. Dinamarca es mi país favorito desde que fui en un tour por crucero.

—Oh, Su Majestad... — me limité a decir a lo que ella respondió con una risita. Relamo mis labios y sonrio sin poder creerlo aún —Para mi sería un honor organizar la fiesta de cumpleaños del Príncipe Aarón, será mi prioridad.

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