~Veintiocho~

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En cuento la luz del día se cuela por la ventana me permito abrir los ojos lentamente, algo desubicada. Me siento a la cama y me tapo con la sábana ya que estoy en completa desnudez, pero eso no es lo que más me sorprende, sino el hecho de que estoy completamente sola. Miro a todas partes y no logro encontrar a Aarón por ningún lado así que me pongo de pie y voy de camino al baño. Al entrar veo mi reflejo al espejo.

Dios...

Lucía demacrada, con ojeras marcadas y un chupón en el cuello justo debajo de mi oreja. Mientras me lavo la cara un pequeño recuerdo de ayer regresa a mi mente, uno muy candente.

—¡ Aarón ! — grite en cuanto él entro en mi, se sentía como un balde de agua fría. Empezó a embestirme como un animal sin quitar su mirada de mi.

Se veía tan excitante con el pelo mojado y los ojos entrecerrados, como si el placer y la lujuria lo hubieran poseído y lo hicieran actuar de manera inconsciente. Lo cual no me molestaba en lo absoluto. Aarón solo siguió penetrandome mientras yo gemía una y otra vez como una loca, tan alto como si fuéramos los únicos en el hotel.

Eso, que todo el mundo sepa que eres mía Julieth. En especial ese idiota de Jack — se oía tan posesivo que llegaba a ser excitante, estaba mal; pero no podía pensar en nada más que él y sus palabras ahora mismo —Eres mía, Julieth Andersson.

—Y vaya que lo había dejado en claro... — ya en la realidad observo esa mancha roja en mi cuello. Ese príncipe me había marcado de una manera muy visible, ni un kilo de maquillaje me taparia eso —Maldito seas, Príncipe...animal salvaje del sexo.

Salí del baño ya con un mejor semblante y vista, ahí noté mis maletas a un lado de la cama y sobre ellas un pedazo de papel. Lo tomé en mis manos y sonrei como idiota al instante.

      Apreciada Julieth:         

                   
Lamento no poder deleitarme con tu despertar y tomar el desayuno en la cama juntos, pero tuve que hacer unos recados a primera hora de la mañana. Igual, espero verte en el comedor en cuanto despiertes. Me encantó pasar la noche contigo y no solo hablo de lo sexual, de verdad eres una mujer única.

Con cariño y amor... Principe Aarón.

Dios, este Príncipe va a matarme de ternura.

Con el corazón acelerado empecé a alistarme para el día de hoy ya que tenemos un paseo a la playa junto con todos los príncipes e infantes. Debo admitir que no tenía planeado esta actividad, pero para mi suerte Ingrid es una excelente adivina y me obligó a meter un traje de baño a la bolsa. Al terminar salgo de la habitación vestida con mi traje de baño celeste, un conjunto de falda blanco y casi transparente, y mi bolsa con las cosas necesarias.

Al entrar en el comedor no me sorprende encontrar todo en un sumiso silencio, no puedo creer que la mitad de este hotel esté repleta de niños y aún así este todo tan silencioso. Me acerco a la mesa donde están los Infantes, Bianca y Aarón tomando el desayuno.

—Buenos días a todos, Príncipes, Princesa — todos me dan una sonrisa excepto Bianca, lo cual no me sorprende. Les hago una reverencia rápida y procedo a ver el menú para desayuno mientras le hago platica a los niños —Adrián, Andre ¿ cómo les fue ayer con los príncipes ?

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