La fiesta I
Merda, merda, merda.
¡Merda!
Jamás había tenido tanta ansiedad antes de una fiesta. En mis casí seis años de hacer fiestas nunca he estado tan nerviosa antes de el día de hoy. Todos los proveedores ya llegaron al castillo, las floristas están en la entrada y los sirvientes están preguntándome cuales serán sus obligaciones para la fiesta de esta noche. Y lo peor de todo, ¡Sigo sin tener un vestido para esta noche!
—Relajase señorita Julieth, le va a explotar una vena — miro a la doncella desde mi cama. Cuando Amalia se fue me asignaron una doncella personal nueva. Una hermosa pelinegra, de ojos grises y piel tan blanca como la leche misma —Todo va a salir como se espera, tenga fe.
—A menos que pueda ir desnuda a la fiesta lo dudo, Dula —me tiro de espalda a la cama, sufriendo por mi vida de adulta responsable.
—¿Hay algo más que pueda hacer por usted? Estoy aquí para cualquier cosa que necesite — escondo mis ojos debajo de mi brazo, incapaz de hablar con ella. Solo levanto la mano como negación —Entonces me retiro, iré a ayudar con las cosas de la fiesta.
Ni siguiera respondo, solo espero a que salga de la habitación para por fin respirar. No ha sido fácil adaptarme a ella, sé que es una de las mejores doncellas de la Reina y que tiene una reputación pulcra. Pero por alguna razón que aún desconozco, soy incapaz de quererla o aceptarla. No quiero que me ayude, ni siquiera soporto verla más de cinco minutos. Todo sería más fácil si ya no necesitará una doncella.
Me levanto de la cama, como una muerta viviente. Tomo toda la fuerza que tengo para caminar al baño y darme un baño caliente para liberar el estrés. Todo esto de la invitada secreta, Bianca y Aarón fingiendo ser la pareja perfecta frente a los Reyes, los Infantes y sus sobrinas corriendo por todo es castillo y ese maldito vestido. Todo esta siendo una gota en el vaso de mi paciencia, el cual presiento que se derramara al final de la noche.
Al terminar mi baño quedó con un mejor humor que antes, suficiente para ponerme un lindo vestido veraniego color verde pastel. Es uno de mis vestidos favoritos, me hace sentir muy bonita. Y ahora necesito todos los sentimientos lindos que existan en este mundo.
—Buenas tardes a todos — llegó al gran salón donde será la fiesta. Los floristas y los proveedores de decoración me miran expectantes. Doy una gran suspiro.
Por esto te pagan Julieth.
—¿Qué les parece si empezamos con esto?
♤♤♤♤
Después de mucho trabajo, sudor y sangre -es solo una metáfora- por fin se acabó esta horrible travesía. Digan lo que digan, todos deben admitir algún día que las fiestas no son algo de gracia. Este siempre fue, es y será un trabajo lleno de obstáculos y dolor.
—Esta simplemente hermoso... — me giro rápido hacía la voz de la Reina. Le hago una reverencia y sonrio de la manera más cansada posible —Sus días exhaustivos empiezan a verse en su rostro. Debería tomarse un descanso señorita Andersson.
—Aúnque quisiera, todavía tengo cosas pendiente Majestad y alguien debe supervisar a estos hombres — veo como un lacayo casi deja caer un jarrón, si la doncella no lo hubiera sostenido estoy segura de que la hermosa decoración hubiera tenido una falta. Veo a la Reina de reojo, parece inquieta —¿Pasa algo Majestad?
—No literalmente, pero necesito de su ayuda para algo. Un cargamento llegó desde españa y quería saber si se pueden utilizar algunas cosas para la fiesta — une sus manos frente a ella y trata de esconder una sonrisa —Sigame por favor.
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La Fiesta Del Principe
Romance"Todo sea por complacer al Príncipe, a mi Príncipe". Una de las más reconocidas organizadoras de eventos de toda Australia, había salido en la tele y en las revistas más de una vez desde que su negocio pasó de hacer simples fiestas para niños a ser...