~Treinta y seis~

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Un mes y medio para la boda

Aarón

Después de semanas insistiendo, Bianca por fin ha logrado que le ponga una fecha a la boda. Anoche fui obligado a ponerme la soga al cuello, prometiendo casarme el sábado 5 de septiembre. Mi padre quiere que esta boda pase antes de mi coronación en diciembre, así que tengo que apurarme o no seré Rey.

Salgo de mi habitación rumbo a mi despacho para tener un momento de paz. Estos días Bianca ha estado pegada a mi como un maldito chicle muy fuerte ya que mi madre quiere que pasemos más tiempo juntos para fortalecer nuestra relación, una relación que no existe. Bianca ha estado en mi habitación, a mi lado en cada comida del día, en cada reunión que tengo con los Reyes, cada videoconferencia. Ni siquiera he podido ver a Julieth en estos días.

Sé que sigue en el Palacio porque escuche algunas doncellas hablar de que mi padre le tiene planeada una cena de despedida. Imagínense, que tanta influencia debe tener esa mujer que tiene al Rey de Dinamarca comiendo de su mano. Mi padre siempre ha sido un Rey justo, noble y honrado; pero es la persona más seria que conozco en este mundo. Créanme cuando les digo que es un hueso muy difícil de roer, incluso para sus propios Príncipes y su Reina. Y el hecho de que Julieth llegará y se lo ganara solo con su forma de ser es un gran acto.

Bueno, se ganó al Rey y al futuro Rey también.

-¿A dónde vas, amorcito mío? - ruedo los ojos y aprieto mi agarre en el pomo de la puerta de mi despacho. Ni siguiera me giro, solo la veo sobre mi hombro -No habrás olvidado que hoy tenemos la reunión con la organizadora de bodas ¿o sí?

-¿Para que me necesitas ahí? Ya te dije que lo que tu quieras, mientras no sea mi presencia, esta bien para mí - me volteo para darle la cara, cruzando los brazos y mirándola desde arriba. Se la pasa vestida de blanco por aquí y por allá, casi que presumiendo este matrimonio sin amor.

-Pero sabes que eso no es lo que yo quiero. Quiero que te involucres más en esta boda, es tuya también - ruedo los ojos por segunda vez en esta conversación. Parece que es lo único que hago al hablar con ella -Así que vas a venir conmigo y punto.

-No me hagas volver a repetirlo Bianca. Desaparece de mi...

-¡Ustedes dos tortolitos ¿qué hacen aquí todavía?! - mi madre aparece en el pasillo justo antes de que tenga tiempo a terminar la frase. Ambos nos giramos y le damos una reverencia a la Reina -La organizadora los espera en el gran salón.

-Pero, madre... - las palabras se quedan en mi garganta mientras analizó los escenarios en los que podría terminar esto.

Decirle a mi madre, la Reina, que no quiero casarme con la Princesa Bianca:

Número 1: Ella lo acepta y puedo romper el matrimonio.

Número 2: Ella no lo acepta y la boda sigue en pie.

Número 3 y la menos atractiva la verdad: Nadie lo acepta y soy obligado a renunciar al trono para siempre.

Pues si, al final no hay un final bueno para esto.

-Está bien madre - me resigno a mi destino y solo aceptó en vez de seguir luchando con la pared más grande de todo el Palacio, mi madre. Me volteo y tomó la mano de Bianca para aparentar frente a ella -Terminemos con esto, tengo cosas más importantes que hacer.

Empiezo a caminar lejos de mi madre con Bianca aferrada a mi como un chicle de nuevo. Justo cuando pasamos la umbral hacía el pasillo del gran salón suelto la mano de rosita fresita antes de que me moleste aún más.

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