~Trece~

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¡¿ Debería correr ? ¿ entrar en pánico ? ¿ tal vez gritar ?!

No tengo ni idea de porqué todos están tan alterados, desde muy temprano en la mañana la reina había ordenado que se levantara a los infantes, príncipes y obviamente al rey. Todos estaban actuando como unos completos dementes sin causa, bueno aunque sí tenían una causa. La fiesta del congreso.

Ese pequeño evento que pasa una vez por mes y que pone a la defensiva a todo el reino ya que en ese lugar se habla sobre temas muy importantes como próximas enemistades, guerras civiles o levantamientos de rebeldes. Todos estaban genuinamente asustados de que este mes fuese a pasar algo más grande dada las claras contras que les ponían Estados Unidos a los problemas de Rusia. Estaban al borde de una guerra mundial que podría afectar a todos e incluso así yo estaba más que relajada.

Había sido despertada a mi hora habitual, tome el desayuno con toda la paciencia del mundo e incluso tuve tiempo de entretener a los Infantes antes de empezar mis reuniones con los clientes de Madagascar. No estaba para nada alterada por nada, yo usaba mi mantra para relajarme de la ley de Murphy " Si algo va a salir mal saldrá mal, sin importar lo que opines " y seguí con mi día como si nada, sin ningun problema.

—No sé cómo puedes estar tan relajada... — Amalia me mira de manera rara y yo solo me encogi de brazos, restandole importancia —Sabes que pueden pasar cosas muy mala y aún así esta tan fresca como una lechuga, ¿ Cuál es tu secreto ?

—Solo no sobrepienso las cosas ni me preocupo por cosas que aún no han pasado, cuando sucedan me traumare mientras tanto... — levanto mi copa en señal de que hago por ahora, la veo negar con una sonrisa y tomo un trago de mi bebida —Y tu, ¿ porqué estás tan bien vestida ?

Se echa un vistazo con una sonrisa —Es que soy la niñera de los Infantes de la Princesa Lucía, lo cual me da pase directo a la fiesta como tu — parecía más feliz de mi normal —Y eso me permitirá ver al invitado del príncipe en persona, el heredero de España.

—Uy, te gusta dicho Príncipe — la empujo y ella se sonroja como un tomate. Bueno tampoco puedo culparla, los Príncipes están cada vez más buenos —¿ Y cómo es ?

—Es increíblemente guapo, con unos ojos hermosos, un carisma que se le nota a kilómetros y esa cara de pequeño que enloquece — se pierde mirando al aire, supongo que recordando a ese tipo —Lo verás en la cena, seguramente estés en la misma mesa que él.

Ahora no puedo esperar para conocer al chico que tiene como loca a esa alemana indestructible. Por fin llego la hora, luego de un par de gritos de las Princesas, regaños del Rey y la Reina, risas de los Infantes y compartir miradas coquetas con Aarón quien por alguna razón que enojo a su madre, aún no estaba vestido para la fiesta. Ya estaba lista para salir de mi cuarto llevando uno de los vestidos horribles que me eligió Lucía cuando vi que Amalia entraba a mi habitación con una bolsa gigantes en brazos.

—¡Estoy aquí, ya estoy aquí! — entro haciendo ruido con sus tacones de cinco pulgadas que parecían que no le estuvieran haciendo ni cosquillas, yo me pongo eso y me caigo de nalga. Se aproximó con su fabuloso vestido color lila y su maquillaje sencillo —Toma y vístete rápido que llegamos tarde.

—Gracias — ella asintió y se fue corriendo de nuevo. Abri la bolsa y me encontré con algo completamente diferente a lo que planeaban que me pusiera. Un vestido largo y elegante de color rosa con algo de morado, detalles en dorado y azul y todo es tul después de los pechos —¡ Madre de Dios !

Me lo pongo con rapidez y me contemplo al espejo. Hago un par de movimientos solo para ver que tanto se adaptaría a mi al momento de caminar y sentarme y compruebo que es perfecto para todo lo que quiera hacer ya que no es corto por lo que no me verán nada al momento de sentarme a la mesa o si me agacho a recoger algo. Es hermoso y perfecto para mi.

La Fiesta Del Principe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora