~Treinta~

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Cinco días para la fiesta del príncipe y yo estoy más que lista , obviando el hecho de que ahora tengo que cambiar mi vestimenta por la propuesta del príncipe. ¿ Dónde encontraré un vestido lindo , que destaque , en esta ciudad que desconozco?

—Hay muchas tiendas baratas y con opciones muy lindas , y con tu cuerpo todo te quedara bien Julieth— Amalia hacía que todo sonara real , casi que podía creérmelo —Además, tienes el correo que te envié con direcciones. Mejor hablemos ¿ cómo quedaste siendo una invitada tan avanzada ?

—No lo sé,  Aarón me lo propuso en el parque y no he tenido objeciones al respecto — aunque si mis dudas —Pero todo debe ser un secreto hasta el gran día.

—Me imagino para evitar un ataque de la princesa — la miro confundida a su cara en la pantalla de mi laptop . Estamos en videollamada porque le extrañaba mucho —Tu y el príncipe Julieth, no te hagas.

—Vamos Amalia , deja de inventar tonterías por favor. El príncipe y yo solo somos personas que se acuestan cuando están necesitadas.

Lo cual pasa muy a menudo. 

El príncipe y yo hemos hecho tanto en estas semanas , no se como siempre tenemos tanta fuerza día tras día después de todos nuestros encuentros sexuales en las últimas semanas. Nos hemos tocado, besado , lamido,  mordido y sentido de maneras inexplicables y cada día tenemos algo nuevo en un lugar nuevo. La cocina, la biblioteca, la sala magna, su oficina, su habitación y la mía. Todas excepcionales.

—Mírate la cara, viciosa — sonrio avergonzada por mis mejillas coloradas, me había perdido tanto en mis pensamientos que había olvidado que ella seguía aquí —Te dejo, Elías y yo tenemos una cita y tu tienes un vestido que comprar.

Al cerrar mi amiga abro el correo que me envió, en el que hay por lo menos cinco direcciones de tiendas de vestidos aquí en la ciudad. Me replanteo la situación. Soy la acompañante secreta del príncipe, debe verme linda y la verdad quiero vestir muy bonita apesar de mis sentimientos. Aún no puedo digerir bien el hecho de que no soy más que el secreto del príncipe, su última diversión antes de ser obligado a casarse.

Me duele saber que esta siendo forzado a algo que no quiere y me duele aún más saber que lo nuestro jamás será más que una simple "aventura de verano".

Después de sacar valor de donde no lo tengo me dirijo al comedor para tomar el desayuno antes de que los Reyes manden a las doncellas a buscarme al dormitorio. Al llegar todos están sumidos en sus conversaciones propias, Lucía y Bianca hablan de sus vestidos para la fiesta, los infantes y las niñas hablan de la comida de la fiesta y los reyes hablan sobre sus invitados diplomáticos. Todos ignoran mi presencia menos Aarón, que a penas me ve me sonríe de oreja a oreja de manera cómplice.

Algo me dice que terminare en su dormitorio más tarde hoy.

—Buenos días señorita Andersson — todos me reciben y yo les sonrió. La reina me mira muy alegre —¿Cuáles son sus planes para hoy?

—Quería pedirles permiso para salir a la ciudad unas horas, es que debo... —miro a Aarón rápidamente recordando que se supone que es un secreto el cambio en los planes ya establecidos por la reina —Tengo que ir a comprar un par de zapatos para el gran evento.

—Ya le dijimos que no es una prisionera en este castillo señorita— el rey sonríe y luego le hace una señal a Tomás, que descansaba tras de él, para que se acerque —El chofer la llevará a donde guste hoy y puede llevarse a Tomás.

Todos miramos al rey con sorpresa, incluso la reina. Literalmente esta sediendome a su primer caballero, eso es algo que no se hace por más gentil que se sea.

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