YoonGi y JiMin, mejor conocidos como Agust D y KittyGang, son dos de los mafiosos más poderosos de Corea del Sur. Un encuentro es suficiente para que una obsesión nazca de Agust hacia AlleyCat incluso luego de separarse por un período de tiempo, aun...
—¡Gi-Gigi! ¡Me-me haces cos-quillas!— soltó una hermosa carcajada a los oídos del mayor.
Ambos seguían en su habitación, habían visto una película, comieron el almuerzo que Mark dejo, Alley se había duchado y ahora estaban en la cama, el mayor besaba el cuello contrario y expulsaba el aire de su boca haciendo que Alley se revolcara de risa.
Cuando se aparto del menor. Con una gran sonrisa empezó a hablar.
—Amo tu sonrisa mi precioso gatito. Es una de tantas cosas que amo de ti.
El pelirosa sonrió avergonzado. Cerro los ojos y frunció su ceño, aún teniendo esa preciosa sonrisa.
—Te amo, Yoonnie.
—Te amo, JiMinnie. Mucho, demasiado.— beso muchas veces las mejillas sonrojadas.
El semblante de Kitty cambio, de tierno a seductor.
—¿Quieres que te muestre algo?
—¿Qué quieres mostrarme, bebé?
—Espera aquí.
Se levantó de la cama y busco en su armario unas prendas especiales que guardaba para Agust, luego encerrándose en el baño, se preparo mentalmente.
"Tu puedes Alley, a Agust le va a encantar" se auto ánimo.
Cuando terminó, abrió la puerta y asomó su rostro.
—Estaba guardando esto para ti, creo que ya es hora que te muestre.
—Bebé, ¿Qué estás escondiendo?
—Espera un poco.— soltó una risa.
Volvió a meterse al baño y con las manos en el pecho, soltó un suspiro.
—Cierra los ojos, Gigi.
Agust obedeció. El pelirosa salió del baño y aprovecho como estaba sentado el mayor, al borde de la cama, y con los brazos como soporte en el colchón. Se sentó en el regazo de su pareja.
—Abre los ojos, amor.— su voz se cubría por la sensualidad.
Agust volvió a hacerlo. Y juro que en ese mismo momento, su corazón dejo de latir.
Alley vestía una blusa corta, con un nudo en el borde, totalmente blanca, una falda color rosa de tablones con unas cadenas plateadas, unas medias largas de red negras y se había maquillado levemente resaltando sobre todo sus labios.
—Gatito, ¿Que--
No tenía palabras para describir como se sentía, pero si quería quitarse los pantalones, por qué tenía un problema y uno grande.
—Joder, amor.— acarició la tela de la falda. —Bebé. Tendrás que encargarte de esto.— llevo la pequeña mano de Alley a su entrepierna.
El menor sonrió travieso y empezó a actuar tierno he inocente. —¿Eso quieres, Gigi?
—Joder, por supuesto, bebé.
Apretó de nuevo dónde Agust llevo su pequeña mano. —Tan grande, Gigi.
—Es por ti, mi gatito.
Alley cerro los ojos, acercándose a la boca del mayor. Agust de inmediato se apoderó con rapidez y ferocidad de los labios rechonchos. Cambio de posiciones, dejando a JiMin debajo suyo en la cama.
—Así que, ¿Desde cuándo tenías esto? ¿No pensaste en mostrármelo antes?— menciono cuando llevo una de sus manos a la pierna de JiMin para que se enredará en su propia cintura.
Alley sonrió. —Era una sorpresa.— ahora le era imposible de hablar por los besos del mayor en su cuello.
—Amo tus sorpresas, amor, me pone tanto que te esmeres en sorprenderme.- empezó a besar su mejilla y la succionaba.
—Me alegro que te guste mucho, Gigi.
—Me jodidamente encanto. Espero tener más sorpresas así.
Alley sonrió de lado. Agust prefirió otra posición.
—Gatito, mejor salta sobre mi. Quiero hacerte mío sin quitarte la falda.
El menor obedeció y ya en el regazo del pelinegro, comenzó a saltar mientras que el mayor llevaba el ritmo marcando lo con las manos en sus caderas.
—Entonces, ¿Gigi no quiere que me quite la falda?
—En ningún momento, bebé. Te disfrutaré con ella puesta. Y lo disfrutaré mucho.
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