03. Una cena que termina mal

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tw: este imagina toca el delicado tema de la violencia motivada por el alcohol.
Cuídense a ustedes antes de leer.


Michael y Cristal se habían mudado a su nuevo hogar hacía una semanas y, una vez que las paredes estuvieron cubiertas con fotos, los closets repletos de ropa y la nevera llena de comida basura, decidieron hacer una cena de inauguración. Estaban todos invitados para celebrar el cambio de casa, tu novio, su banda y algunos amigos de la pareja. La noche debía ser reconfortante, informal y llena de risas, como siempre, pero uno de los nuevos invitados no parecía tener la misma idea.

La pasta humeaba sobre la mesa y todos estaban desesperados por poder probar un poco de la deliciosa salsa de tomates, ajo y especias que olía tan bien. Pero antes debían inaugurar la noche y la casa con un brindis. Michael, tenía preparados dos vinos completamente iguales, pero supuestamente perfectos para acompañar los espaguetis.

Antes de chocar las copas, todos comenzaron a halagar el aroma, el cuerpo y otras cosas sobre vinos, que no pretendías aprender a degustar nunca. Como en tu vaso solo había agua, Cal quiso integrarte en la conversación y te acercó su copa al rostro para que dijeras algo. Estabas por hacer un comentario sobre las notas frutales, cuando fuiste interrumpida violentamente.

- Amigo, no seas tan mierda, deja que tu chica beba algo de vino. Estamos en el siglo XXI, no seas tan controlador

En ese momento nadie se animó a decir ni una palabra, así que cada uno de los movimientos del chico se oían a la perfección en el silencio incómodo del ambiente, él había tomado tu vaso, dispuesto a llevarlo a la cocina para vaciarlo y servirte algo de alcohol. Sentiste la mano de Calum presionando tu muslo protectoramente, acababan de acusarlo de ser una mierda y un novio controlador. Sabías muy bien como sus inseguridades se refugiaban tras el enojo.

- Disculpa, ¿Taylor? - Dudaste de su nombre, era la primera vez que lo veías. Él sonrió dándote la razón.
- En realidad, estoy muy bien bebiendo agua. No te preocupes, es una decisión propia.

- ¿Estás...? - El chico hizo la seña de un estómago abultado. Una vez más, todos quedaron callados y solo movían su mirada entre Taylor y ustedes dos.

- No, no, no. Por favor, no. - Reíste, avergonzada por la situación. - Es solo que no me gusta el vino. - Respondiste acalorada, esa información debía ser suficiente.

El chico, estaba por seguir la conversación, tú solo querías hundirte en tu asiento y desaparecer, cuando Ash llegó a tu rescate.

- Hey, estoy muriendo de hambre ¿Qué les parece si comenzamos a comer antes de que se enfríe? - Le dedicaste una sonrisa y dirigirse toda tu atención al plato frente a tí.

Tus amigos sabían que no eras una gran fanática del alcohol. Nunca te había gustado demasiado cómo te hacía sentir o cómo afectaba los modos del resto, así que lo evitabas sanamente. Tenías suerte de tener un grupo de gente maravillosa a tu alrededor que nunca te había cuestionado y apoyaba la decisión.

El resto de la comida fue mucho más amena, llena de temas triviales y risas por lo incontrolables que eran los largos fideos. Dudabas mucho de que la copa de Taylor se hubiera apartado de sus labios en algún momento, pero no te preocupaba, gracias a que Cal no dejaba de hacer contacto con tu cuerpo en ningún momento.

En el postre, ya escuchabas la voz de Taylor rasposa y oías cómo las sílabas se alargaban entre sus labios. El chico había perdido todo tipo de pudor, narraba historias y contaba chistes con absoluta soltura. No era tu entretenimiento favorito, pero podías unirte a los coros de elogios y disimular tu incomodidad. Eso servía con todos, menos con Calum, que mientras saboreaba la crema y las fresas, acariciaba tu hombro con movimientos inconscientes.

Imaginas - Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora