48. Best years

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Al fin lo escribí, gracias por acompañarme en este proceso creativo  <3

lxs espero al final con una noticia



  La calidez de la cama es adictiva, un reconfortante rayo de luz juega con tus pestañas, el aroma del perfume de la noche anterior aún está descansando en las sábanas y el susurro de la vida matutina suena por fuera de la ventana, ese pequeño pedacito de paraíso terrenal que te hace sonreír inconsciente sobre las almohadas se rompe con el repiqueteo de unos piecitos sobre la madera del pasillo. Antes de que pudieras terminar de despegar tus párpados, los bracitos de tu hijo habían llegado a tu cuello junto a su risa centelleante.

— Fe- feliz universario, MAMI.

— A- Aniversario, Osito, Feliz aniversario — Sobre la puerta de entrada allí estaba, el hombre que transformaba tus besos en sexo, tus lágrimas en risa, tus deseos en realidad y tus inseguridades tus aspectos favoritos.

Con su sonrisa esporádica, con sus sus cigarrillos aplastados en el bolsillo derecho de su pantalón, sus cientos de gorros de lana y su extraña adicción al helado de menta, años atrás te había enamorado, condenándose a tenerte completamente loca por él.

El inicio no había sido fácil, luego de un beso pasajero y caluroso en medio de una fiesta veraniega, se veían en encuentros desordenados gracias a que compartían grupo de amigos. Con cada reunión sentían más y más atracción por el otro, pero mostraban más y más indiferencia.

Parecían participar en el tortuoso juego de la seducción, pero en este caso ganaba el que conquistaba más desconocidos por las noches. Se llevaba la corona quien salía por la puerta con pareja y quien amanecía con el cuello más marcado y la mayor de las resacas. Era una competencia silenciosa, pero que en la oscuridad de sus cuartos era la causante de desgarradores llantos e irrepetibles insultos.

Sus amigos fueron los que los juntaron, habían controlado los hilos de su relación y con la sutileza de un encantador organizaron cada detalle de la noche para hacerlos tener su primera cita. Con más sinceridad de la que se espera de dos amantes una noche, habían confesado hasta la última gota de sus sentimientos por el otro.

Con desesperación corrieron hacía la cama. Con la misma adrenalina aterradora invadieron juntos un departamento  y se aventaron a la vida con la desesperación acumulada de todas esas noches que habían pasado separados. Tan errática fue la respuesta de sus corazones acelerados, que sin advertencia, chocaron a la vuelta de la esquina.

Las fiestas para ti se acabaron a las semanas, pero para Cal las estaciones seguían pasando  y él  cada vez se volvía más incontrolables. Te era imposible seguirle el rastro, tú salías por la puerta arreglada para la vida y él llegaba con el cabello desordenado y  aliento a vodka. No puedes negar que al inicio te causaba gracia: dos opuestos conviviendo bajo un mismo techo. Pero poco a poco, el breve tiempo que pasaban juntos dejó de ser suficiente y sus ausencias dejaron de divertirte.

En los días malos, él no estaba cerca para reconfortarte y más de una vez habías tenido que reacomodar tu rutina solo por pasar unas horas con él. Es verdad que cada vez que estabas junto Calum la vida parecía perfecta, con ese modo desinteresado de ver el mundo te hacía sentir la persona más maravillosa que había pisado el planeta. Solo con una sonrisa, una caricia o una mirada, se aseguraba de que todo estuviera bien, reconocía cada una de tus emociones y sabía lidiar con cada una de ellas. Te leía con la misma facilidad con la que comprendía una partitura y eso hacía que tu corazón ardiera contra tu sensible pecho.

Pero cuando alguien se enamora tan errática y desesperadamente como Cal y tú lo hicieron, el dolor es diez veces mayor a ese amor inconmensurable que se siente. Esas intensas emociones te dejaban con el alma agonizante cada vez que él prefería irse del apartamento para seguir una botella de champagne y algo de música electrónica.

A menos de un año de su primer encuentro, la casa se llenó de gritos y tus maletas decoraron la puerta de entrada, habías llegado a tu límite. Habías pasado horas llamando al móvil de Cal, solo para que apareciera recargado sobre el hombro de Ash, casi veinticuatro horas más tarde y te pidiera un beso como si sólo hubiera vuelto de hacer la compra.

Por semanas lloraste desconsolada en un motel de mala muerte, el estado asqueroso y deplorable de la habitación era solo una demostración de cómo te sentías. A punto de irte de la ciudad, a unas horas de comprar un pasaje a tu pueblo natal, el auto de Cal iluminó tus ventanas y su sonrisa, tus esperanzas.

(Final I)

— Nena, sé que te di un millón de razones para alejarte. Pero créeme cuando te digo que construiré una casa fuera del caos, y voy a encargarme de recuperar todas las piezas rotas. Siento tanto lo que te he hecho pasar, voy a compensar todas tus lágrimas.

Su voz sonó rota, desesperada, sabías que cada parte de tu dolor se había replicado en él, así que sin dudarlo tomaste su promesa y te abrazaste a sus palabras para seguir adelante.

El tiempo siguió y sin duda habías hecho bien en confiar en él, cada día fue fiel a sus disculpas, aunque las discusiones no faltaron y por momentos las ganas de asesinar al dueño de esos maravillosos ojos marrones volvía, sabías que era el amor de tu vida.

Así que esa mañana mientras su hijo llenaba sus manos y mejillas con mermelada de frutos rojos y Cal hacía lo posible por tomar su café sin que cayera en la cama, sabías que cada día, a cada momento, tenías tu pequeño pedacito de paraíso terrenal

(Final II, porque no me decidía jeje)

.... el auto de Cal iluminó tus ventanas y su sonrisa, tus esperanzas.

La conversación fue tan larga como dolorosa, abrieron heridas que habían dejado cicatrizar en silencio y se dieron cuenta de que el dolor de la soledad dolía más de lo que podía hacerlo una convivencia algo caótica. Cada uno dió su brazo a torcer y finalmente se aceptaron el uno al otro.

El verdadero "acepto" lo dieron unos años más tarde, entre cálidas luces doradas, cientos de invitados y un pequeño de pelo oscuro y revoltoso que apenas tenía tres meses, sentado en su carrito. La boda fue tan mágica como encantadora, pero si había algo, una sola cosa que se había quedado marcado a fuego en ti fueron esas dulces palabras que Cal había susurrado a tu oído en su primer baile:

— _____ (TN), te daré los mejores años, amor, el pasado, te aseguro que quedó quemado como un cigarrillo. Te lo prometo, cariño, no te arrepentirás. Los mejores años

Así que esa mañana, te importaba una mierda que el desayuno se hubiera quemado y que tu hijo estuviera embobado frente al televisor, solo querías volver a volar entre los brazos de Cal al compás de la melodía de su primer baile. con sus labios en tu cuello, sus manos en tu cintura y sus palabras ardiendo en ti, recordándote que junto a Cal te esperaban los mejores años.

______

Holi!

¿Qué final les gustó más? Espero no haberme ido a lo triste jeje

LXS ADORO Y NOS LEEMOS EN LA SEMANA

Imaginas - Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora