𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 20

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El hechizo de Metatrón nos había hecho aparecer en medio de la plaza de alguna ciudad, no sabía exactamente sí se tratase de Seúl ya qué honestamente no confío en el ángel. Miré hacia todas partes examinando cada detalle de los edificios y de las calles entonces confirme qué efectivamente el hechizo nos había traído a Corea del Sur.

—Estamos en mí casa — Miré tanto a Van Helsing cómo a Marinette.

—¿Ahora qué? — Preguntó la princesa de Francia.

—Ahora...— Miré a lo lejos las puertas al palacio —.Vamos por la espada de la cruz escarlata.

Ellos dos asintieron, atravesamos la avenida, caminamos hacia las puertas, las logré abrir y los tres nos dirigimos hacia el palacio principal. Al adentrarnos en el edificio fuimos directamente hacia la sala del trono, nos topamos con las enormes puertas, las empuje y entramos a la sala.

La sala estaba completamente vacía, no había absolutamente nadie aquí.

—¿Dónde está todo el mundo? — Van Helsing observa el lugar con confusión.

Los tres giramos hacia la puerta y vimos a muchos guardias entrar a la sala con lanzas en mano.

—Bajen sus armas — Ordene —.Es una orden del príncipe heredero de Corea.

Todos ellos al verme quedaron sorprendidos entonces no les quedó más remedio qué bajar sus armas.

—¿Dónde están mis padres? — Cuestione a uno de los soldados.

—¿No está enterado mí señor?

—¿Enterado de qué?

—Está noche, nombraran a su primo y a sus amigos paladines reales, toda la familia real está reunida en el edificio del consejo.

¿Nombraran a Ji-hu un paladín real?, ¿Por qué no me lo dijeron antes?

—La espada de la cruz escarlata, ¿Sigue custodiada debajo del palacio?

—No, el rey se la llevó según tengo entendido se la entregará al príncipe Ji-hu para qué la usé para proteger Corea.

—¿Se la va dar?

Mí papá se la va a dar a mí primo... honestamente siempre pensé qué yo... demonios.

—¿Qué haremos Bastián? — Pregunta Van Helsing.

—Vamos al edificio del consejo...— Apreté mí puño izquierdo —.Vengan conmigo.

Salí de la sala del trono y fui directamente a la cochera del palacio. Tome las llaves del coche Camaro de mí padre y se las dí a Van Helsing.

Marinette subió al asiento trasero, yo al del copiloto y Van Helsing al del conductor. Una vez ya los tres estábamos arriba del vehículo el director encendió el auto y arrancó rumbo al edificio del consejo de vampiros de Corea.

Ji-hu paladín real y portador de la espada de la cruz escarlata. ¿Por qué él debe de ser el portador?, siempre pensé qué yo sería el qué la llevaría al final, ¿Acaso no confiaban en mí para ello?

Sí no hubiera sido por la repentina misión, yo no me hubiera enterado sobre esto, ellos no me lo pensaban decir.

—¿Estás bien Bastián? — Pregunta la princesa heredera desde el asiento trasero.

—Sí, estoy... perfectamente bien.

Minutos después

Habíamos llegado finalmente al lugar en dónde se encontraba el edificio del consejo de vampiros, Van Helsing estaciono el auto justo en la entrada y los tres bajamos rápidamente del vehículo para dirigirnos hacia la puerta principal. Entramos al edificio y caminamos hacia el patio principal qué era en dónde se llevaba acabó casi todas las ceremonias.

El Heredero De DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora