Cerraba los ojos y lo único que podía ver era esa mirada de un verde intenso, que no paraba de atormentarme... Desde ese horrible día, la llevaba tatuada en mi mente. Lo peor era no saber cómo me hacía sentir realmente, estaba tan confundida... se s...
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Gonzalo
Después de descubrir nuestro terrible error, llevamos a la chica donde teníamos previsto. Amador y sus hombres estaban que no los calentaba ni el sol, sabía que me culpaban pero siendo honestos creo que es culpa de todos. Ninguno se dio cuenta que no era Gianna, y como dijo Braulio no había forma de saberlo, teniendo en cuenta que estaba con las mismas chicas que la princesita Cobra y tenía el cabello rojo.
Deje que ellos se encargaran de ella mientras iba a comunicarle lo sucedió a mi padre, Amador quiso hacerlo pero no lo permití. Era mi encargo, era mi responsabilidad comunicar como salió. Para ser sincero estaba muy enojado conmigo mismo, era una vergüenza que el primer trabajo que tenía que hacer lo hiciera todo mal, sin mencionar que una persona inocente resulto afectada. Tenía algo de miedo por la reacción de mi padre, lo conocía lo suficiente como para saber que ese tipo de errores no los toleraba. Lo consideraba una ineficiencia que no puede ser permitida en el grupo, no por nada somos los mejores. Estaba consiente que tendría un castigo, solo esperaba que no sea nada exagerado.
Le marque a Francis saliendo para averiguar dónde estaban, por la herida de Gio seguían trabajando desde la casa así que no tarde nada en llegar. La guarida, como nosotros la llamábamos, estaba en el patio trasero de la propiedad pero era tan extenso que tenía una entrada independiente del otro lado y solo la familia conocía el acceso desde nuestra casa.
-Que hay hermanito, ¿Cómo se siente hacer tu primer trabajo de campo?-pregunto Elena en cuanto pase la puerta sin despegar su mirada del celular.
-¿Dónde estás todos?-ignore deliberadamente su pregunta, no estaba de humor para sus tonterías.
-En el despacho, ¿Qué sucede?-debió notar la tensión en mí, porque enseguida se levantó siguiéndome hasta donde estaban mis padres.
Entre sin tocar como era mi costumbre y cuando mi padre iba a reprenderme, Gio lo interrumpió dándose cuenta de mi expresión.
-¿Qué sucedió?-pregunto preocupado. Todos me miraban expectantes, esperando que hablara, incluso mi madre se acercó para asegurarse que estaba bien. Después de lo de mi hermano, se ponía más ansiosa que de costumbre.
-Tuvimos una complicación-hable finalmente. Tenía que hacerme responsable de mi error y aceptar las consecuencias.
-¿Una complicación? ¿De qué tipo?-pregunto mi padre con perspicacia.
-Cometimos un error, tenemos a la chica incorrecta-el jadeo de sorpresa que soltaron me estremeció pero logre mantener la compostura.
-¡Maldita sea, Gonzalo! ¿Cómo paso eso?-exploto mi padre dando un golpe a su escritorio.
-Joder, hermano ¿Qué hiciste?-espeta Francis.
-Fue un error...-comienzo pero me interrumpen.
-Un jodido error que nos puede costar muy caro, ¿explícame qué carajo paso?-sisea mi padre con furia. Me sentía como de 12 años de nuevo, cuando me gritaba por meterme en peleas callejeras o cuando bebía a escondidas...
