Madness-Muse
Sus palabras fueron más dolorosas que el golpe, la decepción en su mirada lo peor que podría pasarme pero tenía que concentrarme, había mucho en juego como para perder la cabeza en este momento. Gonzalo me necesitaba.
Después del terrible episodio con papá, corrí escaleras abajo, ignorando los llamados de mamá y limpiando mis lágrimas con rapidez. Tome el auto y maneje a casa de Gonzalo, tenía que hacerlo algo, no podía permitir que el detective los atrapara en el operativo. No, me negaba a perderlo, aun sabiendo que nada sería igual ahora que papá sabe quién es. Estaba demasiado consiente que ni intentando negarlo me creería, él sabía, nada lo haría cambiar de opinión y nada sería sencillo. ¡Basta Florencia! Deja de pensar en eso, me regañe, no era momento, había algo más apremiante.
Ni bien llegué a casa de los gemelos, el guardia de seguridad me abrió el portón, reconociéndome de inmediato. Aun no me acostumbraba a tantas personas a mí alrededor, pero ahora entendía mejor que nunca, porque eran necesarios. Seguramente uno de ellos le aviso a la señora Esther, pues ni bien me bajaba del auto, ella y Elena salían a recibirme.
—¡Oh mi niña! —Murmuró la mamá de mi novio con pena, recibiéndome en sus brazos en cuanto vio como me encontraba—. Lo siento tanto...—decía una y otra vez.
—Él lo sabe, señora Esther y me odia—no tuve que explicar a quién me refería, pues lo entendieron de inmediato.
—No lo hace mi niña, no podría. Imagino que debe estar muy enojado, pero no te odia. Es tu padre y te ama más que nadie, solo se siente decepcionado, tendrás que darle tiempo. Él comprenderá—no estaba tan segura de eso, pero no era el momento de pensar en eso.
—Eso espero... pero ahora lo importante es alertarlos de que el detective Carmona mando a seguirlos. El hombre que tenían detenido los mencionó, hablo sobre ustedes y sin evidencia, sin permiso siquiera de sus superiores, él ordenó que los siguieran—expliqué mientras entrabamos en la oficina del señor Frabrizio.
—Hemos intentado contactarlos apenas me avisaste pero pareciera como si no tuvieran cobertura... es extraño, no están en tan lejos—dice El con preocupación.
—No podemos seguir perdiendo tiempo, le hablaré a Lorenzo para ver qué podemos hacer.
Era impresionante el talante que tenía la señora Esther, pues aunque estaba preocupada por los chicos, se mantenía serena y pensaba con frialdad. Se puso de inmediato al teléfono, mientras nosotras nos mordíamos las uñas de tan nerviosas que estábamos.
—Tengo miedo, El—murmuré a mi amiga.
—Yo también, no sé cómo vamos a resolver esto. Ciento que estamos perdidos—la voz se le quebró al final.
Dios, aunque temía por todos, mi principal preocupación era Gonzalo pero ella... eran su padre y sus hermanos, podría perderlos y no imaginaba cuanto estaba sufriendo. A pesar de lo fuerte e independiente que solía ser, era indiscutible que su debilidad era su familia. Y no solo la suya, la de todos los Ferraez, si había algo que podría destruirlos, era que alguno de ellos saliera herido o afectado de alguna manera. Su fraternidad era envidiable.
Veinte minutos después, mi suegra cuelga y se acerca a nosotras nuevamente, con la desesperación pintada en el rostro.
—Sé que su padre me matará por lo que haré y tal vez sea uno de los errores más grandes de mi vida, pero las necesito—sus palabras me alertaron, pero esperé a que continuara—. Mi hermano desviará el buque con la mercancía a un muelle cercano, donde sus hombres se encargaran de ella. Averiguó y una hora después llega un cargamento de combustible de una de las empresas petroleras de la región, se está haciendo cargo de la licitación para pasarla a nombre de la transportadora pero necesitamos a alguien que les lleve los documentos y les informe a los chicos lo que sucede... debido al tema del infiltrado, Lorenzo me sugirió que no mandara a nadie de la organización, nadie de es confiar ahora y...—entendí de inmediato para que nos necesitaba.
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Chica Incorrecta ©
RomanceCerraba los ojos y lo único que podía ver era esa mirada de un verde intenso, que no paraba de atormentarme... Desde ese horrible día, la llevaba tatuada en mi mente. Lo peor era no saber cómo me hacía sentir realmente, estaba tan confundida... se s...