Y los meses pasaron... mis heridas sanaban y mi vida volvía a ser lo que era, estaba consciente que nada nunca sería igual, que la antigua Florencia no volvería. Pero en cambio nacía otra completamente diferente, una más fuerte, cautelosa, desconfiada... La ingenuidad e inocencia que según todos me caracterizaba, desaparecía con el pasar de los días, una coraza blindada e impenetrable comenzaba a rodearme.
—¡Reíste!—Dice con emoción Génesis, la mire confundida porque no entendía a qué se refería. Estábamos tumbadas en el jardín, jugando con sus muñecas cuando comenzó a hacer sonidos de animales, que me causaron mucha gracia...
—¿A qué te refieres, princesa? —Pregunte.
—Pues que ya no ríes como antes—explica con simpleza. ¿Qué no reía como antes? Me dejo aún más confundida, sobre todo porque ante ella siempre me siento bien, segura y lo más cercana a lo que algún día fui, con mi pequeña hermana es con la única persona que surgen vistazos de mi antiguo yo.
—Pero si siempre río contigo, Gen—Digo, pero ella niega enseguida.
—Eso no es verdad, Florencia, siempre sonríes pero ya no te ríes escandalosamente como antes, ya no le haces bromas a Lina para hacerla enojar y siempre estás muy callada—Nunca hubiera imaginado que Gene se diera cuenta de esas cosas, que detectara mi cambio.
—Yo...—No supe que decir, ¿Cómo le explicas a una niña de casi seis años que ya nada puede ser como antes, que la maldad y el egoísmo reinaban en el mundo y destruyeron parte de mi alma?
—No te preocupes, mamá dice que pronto volverás a reír como antes y tus ojos brillaran de nuevo—¿Mis ojos brillaran de nuevo? Sentí como si algo se rompiera dentro de mí, sabía que sería muy difícil que eso sucediera de nuevo... simplemente esa parte mía murió cuando aquella terrible confusión sucedió.
Había hecho mucho progreso con la terapia, el miedo incomprensible a ser tocada aún no estaba del todo superado pero al menos ya podía estar cerca de Octavio y otros compañeros con más soltura, platicando de cualquier cosa... en cuanto el contacto físico se presentaba me retraía, mi corazón latía con fuerza y mi respiración de aceleraba. Todos a mí alrededor se mostraban precavidos y evitaban cualquier situación que pudiera estresarme.
Con las chicas todo era casi normal; pasábamos mucho tiempo juntas como antes aunque siempre tenía mis reservas y no me dejaba llevar, había ocasiones en que me perdía en mis pensamientos, me desconectaba sin darme cuenta y ellas con ingenio se las arreglaban para hacerme volver, reír y disfrutar del momento.
Por supuesto apenas pude me teñí de nuevo el cabello y desde hace varios meses volví a tener mi color original, castaño. Muchas veces me veía en el espejo y recordaba cuando él, me lo desenredo con suavidad, como si estuviera acariciando algo delicado... estuve tentada a dejármelo rojo solo para tener algo suyo, algo que me recuerde que no fue solo un fantasma en mi vida pero por sugerencia e indicaciones del Dr. Ponce, que creía debía alejarme de todo lo que pudiera recordarme esos fatídicos días, termine haciéndolo. Y tengo que aceptar, fue la mejor decisión. Ese simple cambio me quito algo del delirio de persecución que sentía cuando salía a la calle, incremento mi confianza interna para quedarme sola y recuperar algo de independencia. Mi psicólogo se vio gratamente sorprendido que pudiera dar un gran paso como ese con el simple hecho de cambiar el color de mi cabello, pues aún no podía sincerarme con él y hablar sobre lo ocurrido realmente.
En mi casa, la relación con mis padres se había vuelto más cercana que nunca... estaban pendientes de mí en todo momento, atentos a cualquier inconveniente y me daban el amor incondicional que necesitaba justo ahora. Eran parte fundamental en mi recuperación y estaban haciendo un increíble trabajo. A veces me sentía culpable al no ser honesta del todo, al ocultarles información pero tampoco estaba lista para compartirlo, no sé si algún día lo esté de hecho. Tanto mi familia como las chicas, respetaban a la nueva Florencia, me daban el espacio necesario, aunque a veces veía la nostalgia en sus miradas sobre la sonriente y despreocupada yo... también extraño lo que solía ser, pero por más que intentaba hacerlo emerger, los recuerdos y algo en mi interior no me lo permitían.
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Chica Incorrecta ©
Roman d'amourCerraba los ojos y lo único que podía ver era esa mirada de un verde intenso, que no paraba de atormentarme... Desde ese horrible día, la llevaba tatuada en mi mente. Lo peor era no saber cómo me hacía sentir realmente, estaba tan confundida... se s...