21. Nuestros miedos se hacen realidad.

3K 223 8
                                    

Finalmente, después de casi dos meses saliendo, Gonzalo me había pedido ser su novia... hubiera sido completamente perfecto, si no fuera porque después de eso hemos tenido que estar viéndonos a escondidas. Su vida era tan complicada, a veces me costaba entenderlo, seguirle el paso, me cuestionaba si era lo correcto involucrarme más con él pero significaba tanto para mí que solo trataba de ignorar el hecho. Incluso salir con Elena ahora es arriesgado, no me gustó en absoluto la idea de saber que teníamos escoltas detrás de nosotros vigilando cada uno de nuestros pasos, era inquietante.

Otra situación que me tiene un tanto estresada, son mis padres. Insisten en conocer a Gonzalo y ya no hayo la manera de postergarlo, tengo miedo que comiencen a sospechar que algo no anda bien al seguirme negando pero justo en este momento, es complicado. La situación, aunque no se bien cual sea pues él no me dice nada, ni yo pregunto, sé que es más complicada que de costumbre y no pensaba exponer a mi familia. Tenía que arreglármelas para seguir posponiéndolo, esperaba que la amenaza que tenía Gonzalo encima pronto terminara y pudiéramos encontrar una forma de que conozca a mis padres sin que haya peligro alguno.

La casa de Leo era casi siempre el punto de reunión. Sus padres, empresarios demasiado ocupados que pasaban mucho tiempo fuera, no tenían problema alguno en que los amigos de su hijo nos reuniéramos allí. Era sorprendente como físicamente Leo se parecía a ellos pero en carácter totalmente lo opuesto; relajado, siempre con esa chispa de diversión en su mirada, riendo todo el tiempo... sus padres eran demasiado fríos y distantes a mí parecer.

Gonzalo y yo, teníamos una leve sospecha que algo ocurría entre su hermana y él, pero torpemente intentaban ignorarlo.

—¿Y si les damos una ayudadita? —pregunte en voz baja mientras los veíamos discutir por una tontería. Siempre buscaban provocar al otro y terminaban peleando. Gonzalo río y negó.

—Mejor dejemos que ellos lo descubran por sí solos, conozco a ambos y si les decimos algo, lo negaran a muerte—explica y asiento de acuerdo.

Mientras tanto nos divertíamos a su costa.

—¿Y siempre tienes escoltas? —Pregunta Leo a Elena. Siento como Gonzalo se tensa enseguida y mira para otro lado, mientras ella se acomoda una y otra vez el cabello, claramente nerviosa.

—Si...—murmura, intentando a toda costa parecer tranquila, mirando a su hermano en busca de ayuda.

—Mi papá es algo paranoico y como últimamente ha tenido algunos problemas en la empresa, no quiere exponerla—agrega con rapidez mi novio.

—Mamá también me quiso poner hace un tiempo, recibieron amenazas de un ex trabajador que despidieron por fraude pero me negué, puedo cuidarme solito—cuenta. Los gemelos se relajan enseguida al ver que Leo no pregunta más.

Gonzalo me dijo que nunca le habían hablado de quienes eran realmente y que se sentía culpable por ocultar esa parte de su vida a su mejor amigo. Creo que también es la razón del porque Elena evita cualquier sentimiento hacia él. Yo pienso que Leo no cambiaría su trato hacia ellos si se enteraba, es una persona leal y creo que sería lo último que le importaría pero entiendo el miedo de los gemelos, era alguien importante para ambos, no querían perderlo. Si Gonzalo y yo no nos hubiéramos conocido como lo hicimos, no imaginado cual podría ser mi reacción al enterarme de la otra de su vida.

Una semana después, saliendo de la universidad me encontré a mi novio esperando afuera. Emocionada me acerqué hacia él, pensé que había venido por mí, desde el fin de semana no nos habíamos visto...

—Hola, preciosa—dice, envolviéndome en sus brazos y depositando un beso en mis labios.

—Hola... ¿Y ese milagro? —pregunté.

Chica Incorrecta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora