Shawn Mendes-Mercy
Nunca había sentido tanto alivio en mi vida, esa noche, finalmente después de meses, pude dormir en paz. Su perdón fue liberador y la sensación de pesadez ya no la siento sobre mí. Hablar con Florencia no solo me quito un gran peso de encima, sino que provoco que quiera seguir viéndola, ella era vida a pesar de todo y me atraía como abejas a la miel.
Tal vez hable de más con ella nuevamente, pero quería ganarme de alguna manera su confianza y no me importo exponerme. Comprendió de inmediato mi advertencia de no seguir indagando en mi vida, era lo mejor, por su bien y el mío.
Elena me interrogo apenas llegue a la casa, le conté a grandes rasgos lo que había hablado con ella, sin revelar sus problemas, y se mostró tranquila al respecto.
— ¿Capítulo cerrado entonces? —Pregunto. En definitiva, no, era lo contrario pero no se lo diría, no ahora.
—Se podría decir—Murmure, encogiéndome de hombros. Me miro con suspicacia pero no pregunto más.
La comida del domingo fue incomoda, mi madre seguía enojada conmigo y no dejaba de lanzarme miradas inquietantes. Por supuesto sabe que la vi, que no la obedecí y me reuní con ella. De todos, esperaba que fuera la primera en entenderme, en apoyarme para superar lo sucedido pero me desconcertaba que lo tomara de esa manera.
Cuando subí a mi habitación, escuche los pasos de mamá seguirme y suspire con cansancio, sabiendo que me esperaba una buena cantaleta de su parte, ni siquiera cerré la puerta, me tire a la cama cubriendo mi rostro con el antebrazo.
—Ya se lo que vas a decirme, y antes que preguntes... sí, si la vi y no pasó nada—Murmure en cuanto la escuche entrar.
—Eres un inconsciente, pero no vengo decirte algo que ya sabes... solo espero que ahora por fin acabes con esto, no quiero escucharla nombra de nuevo ¿entendido? la quiero lejos, Gonzalo, te lo advierto—Sentenció, antes de salir dando un portazo.
Lo siento, pero eso no iba a suceder. En un rato la vería de nuevo y me tenía muy nervioso. Su sola presencia me hacía sentir cosas demasiado extrañas, pero que me gustaban, anhelaba conocerla más.
A la misma hora de ayer, ya estaba esperándola, impaciente por verla de nuevo. Hoy había incluso más personas que ayer, pero me agradaba mucho aquel lugar. Espere, por más de dos horas y cuando la oscuridad comenzó a caer, me di cuenta que ella no vendría, Florencia me planto. Estaba más decepcionado que enojado, realmente quería verla de nuevo pero entendía porque no lo hizo, no confiaba en mí y no puedo culparla por eso.
Decidido a no darme por vencido, pensé en la manera de acercarme a ella sin asustarla, definitivamente la vería de nuevo y aun sabiendo que no debería, estaba dispuesto a ganarme su confianza, conocerla...Pase toda la noche pensando la manera de hacerlo. Sabia donde vivía, la universidad a la que iba, pero no estaba seguro si era lo mejor abordarla ahí, no quiero parecer un acosador y menos asustarla cuando se dé cuenta que se más cosas sobre ella de lo que imagina.
El lunes en la universidad, Leo me pregunto por ella y a grandes rasgos le conté que la vi, que habíamos quedado de nuevo y nunca llego, entendió de inmediato que quería verla e ideo sin que le dijera nada, la mejor forma de hacerlo.
—Vendrás conmigo esta noche, iremos a una fiesta que organiza Abraham, nos invitó después de que te fueras. Estoy casi seguro que ella estará ahí, su amiga la morena trae algo con Abraham y a donde va una, van todas. —explico.
Con esperanzas renovadas, acepto de inmediato. Que mejor manera de acercarme a ella, no pensara que la sigo y lo haré ver como una casualidad más. El nerviosismo no me abandono en todo el día, estaba ansioso porque llegara la noche y verla de nuevo. Solo esperaba que ella vaya, si no sería todo un fiasco. Leo aseguraba que si lo haría, que lo poco que Abraham le había contado sobre ellas era que desde el secuestro de Florencia, eran inseparables y se cuidaban unas a otras. No pude evitar encogerme ante el recuerdo, aún me sentía algo culpable por todo lo ocasionado, por todo lo que vino para ella después.
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Chica Incorrecta ©
RomanceCerraba los ojos y lo único que podía ver era esa mirada de un verde intenso, que no paraba de atormentarme... Desde ese horrible día, la llevaba tatuada en mi mente. Lo peor era no saber cómo me hacía sentir realmente, estaba tan confundida... se s...