CAPITULO 8

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Zafiro

Yo y mi maldita bocotá debo aprender a callarme, me encuentro arrodillada en el medio de un bosque con un gorila apuntándome a la cabeza. Veo al tal Nicolai venir hacia mí con otro tipo, el segundo posa su mirada en mí y se relame los labios algo que en otro momento me hubiera parecido muy sexy pero ahora más bien es demasiado perturbador.

Resulto que el ruso no es una persona con paciencia y después de llamarlo cobarde me saco a la fuerza de mi celda y me arrastro hasta aquí. Por lo menos ahora tengo una noción de donde estoy o por lo menes creo estar en Rusia, la nieve aún no se derretido completamente.

-Bunas tardes, mi nombre es Vladimir - El tipo que ahora se cómo se llama, se agacha a mi altura- Una lástima conocerte en estas condiciones- Le sonrió, noto su desconcierto, pero no lo juzgo, cualquiera en mi lugar sería un mar de lágrimas, pero yo estoy loca señores y muy bien entrenada para estas situaciones -

-il piacere è mio- Le contesto sin dejar de reír con un fluido italiano ya que note su acento-

- Ya veo - Me analiza tratando de descifrarme, lleva una mano a su mentón y sonríe- Una lástima que no te quede mucho tiempo-

-Que poca fe me tienes- El explota en una carcajada y yo rio sinceramente por primera vez, pero mi vista viaja a la figura que aparece detrás de él. El Lobo ruso me observa con furia y yo le pago con un giño, debo tener alma de mártir -

Pero al mirar detrás de él, quedo congelada más de lo que estoy. Unos hombres cargan unas jaulas con perros, no, no son lobos, esto debe ser una broma no puede simplemente pegarme un tiro y listo.

- No sé a qué quieres jugar, pero si tu deseo es matarme solo pégame un tiro, no me gusta el teatro - Digo mirando al lobo sarnoso y puedo ver las bocas de Nicolai y Vladimir abrirse de la sorpresa-

-Tienes una boca muy grande mi liebre- Y tiene razón no voy a retrucar eso- Te voy a dar una oportunidad para salvar tu vida- Señala hacia el norte - En esta dirección como a diez kilómetros hay un arroyo, si logras atravesarlo te perdonare la vida- Demasiado fácil -

- ¿Dónde está la trampa? Vamos no soy tan idiota o mejor dicho ¿Cuánto tiempo antes que sueltes esos lobos para cazarme? -

-Ella es genial, Lobo - Dice Vladimir tentado en risa y eso parece enfadar al nombrado -

-Te daré veinte minutos-

- Que te parece si me das diez y cambio ese tiempo por ropa y calzado- Los dos acompañantes explotan en carcajadas, pero duran poco ya que una mirada del lobo los hace retroceder-

- Como quieras- Le dice a uno de sus hombres que me traiga ropa. Soy consciente que perder diez minutos me podría hacer perder la vida, pero los lobos son animales inteligentes, de sentidos muy desarrollados, especialmente la capacidad olfativa. Están bien equipados para recorrer grandes distancias, y su velocidad punta puede alcanzar excepcionalmente 50 km/h. Pero correr solo con una remera y descalza también me dará una gran desventaja es por esa razón que prefiero arriesgarme. El hombre llega con ropa que no es para la ocasión, pero no es momento para ponerme exquisita.

-Comienzo a vestirme con las miradas de los hombres en mí, mientras en mi cabeza trato de recordar que hacer si te encuentras con un lobo de algo deben servir todos esos documentales que miraba. A ver si no mal recuerdo, alejarse del animal sin darle la espalda, no correr si te tiene al alcance, agita los brazos para que el animal se asuste, no creo que eso era para los osos diablos tantas horas perdidas en esos programas y no me sirven de mucho.

- ¿Lista? - Le doy una mirada de desagrado al muy infeliz -

-Claro, si esto es cosa de todos los días - Ruedo los ojos y me cruzo de brazos, sé que no tendría que provócale, pero está en mi sangre no puedo evitarlo-

-Corre - Dice con la mandíbula apretada y salgo disparada. Es la primera vez que agradezco todo ese entrenamiento que recibí en las fuerzas especiales, mi cuerpo esta tan lleno de adrenalina que no siento el dolor en mis costillas. Todo a mi alrededor se ve igual yo solo corro al norte he ganado un poco de ventaja, pero no puedo confiarme, sé que no me la dejaran fácil. Me deslizo por una pequeña pendiente, pero soy detenida por un gruñido un lobo pardo se encuentra delante de mí, con toda cautela tomo una rama y me coloco frente a él, en modo de ataque. Y maldigo por qué sé que no espero ni cinco minutos para liberar a las bestias.

-Lo siento lobito eres tú o yo - El animal me muestra sus colmillos, cuando se lanza hacia mi le clavo la rama en su costado, el pobre animal gime de dolor y me rompe el corazón, toco su pelaje y maldigo. Unos ruidos me distraen y puedo ver un lobo negro que no había visto en las jaulas, el animal me observa y yo a él. Con mucho cuidado saco el palo que tenía el lobo clavado y vuelvo a la defensiva, pero el animal no muestra ninguna intención de atacarme así que comienzo a moverme sin darle la espalda hasta perderlo de vista. Comienzo a correr nuevamente, pero algo llama mi atención, parece ser una trampa. Hay un gran agujero en el suelo tapado por una red con muchas hojas, genial no solo debo cuidarme de los lobos, sino que también de las trampas. Pongo mi cabeza a trabajar los otros lobos deben estar cercas tal vez pueda utilizar esta trampa a mi favor.

Tarde, dos lobos llegan a mí con sus dientes a la vista, con mucha cautela rodeo la trampa debo lograr que caigan en ella, cuando estoy en una posición perfecta me largo a correr para que me sigan y rogar que caigan. Para mi buena suerte lo hacen, pero no tengo tiempo de reaccionar dos lobos más me rodean y sin aviso se lanzan a mí, pero solo uno llega, Mientras forcejeo con uno puedo ver al otro paliando con el lobo negro de antes. Me concentro en el que tengo encima y lo único que se me ocurre es lograr tirarlo a la trampa y eso hago ruedo con él por el suelo hasta estar lo suficientemente cerca para lanzarlo y por fin lo logro.

Me quedo tendida en el suelo unos segundos, unos gemidos me hacen mirar a la dirección del lobo negro, ha matado a su contrincante he imagino que vendrá por su premio que soy yo. El animal camina lentamente asta mí. Por alguna estúpida razón me mantengo en calma como si supiera que no me hará daño.

MI DIABLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora