CAPITULO 37

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Sali de la casa de comidas sin mirar atrás coloqué mi teléfono en mi oído ya que, estuve en todo momento en una llamada con Diana. Era una buena forma de mantenerla al tanto por cualquier peligro

- ¿Escuchaste? – Pregunte mientras observaba con cautela que no me estuvieran siguiendo algo realmente fácil gracias a las vidrieras, que me daban varios ángulos del lugar.

-Con claridad- Respondió mi amiga-

-Llama a Stefan que saque a Martín y a Ana de la casa ya- Algo me olía realmente mal-

-Ok ¿Aun te siguen? -

-Podría jurarlo, sácalos de casa ya no hay tiempo - Colgué-

-Entre a una peluquera me tome el tiempo en hacerme las uñas - Necesitaba hacer tiempo para que sacaran a mi hijo de la casa y borraran cualquier rastro de él. Cuando mi teléfono sonó leí el mensaje de Diana-

-Hecho, fuera y seguros- Esa era la confirmación de que la casa estaba segura-

Sali de la peluquera y me dirigí a mi auto, por el espejo retrovisor pude ver dos camionetas negras y me pregunté ¿Por qué si los mafiosos eran tan obvios cual es la razon de que nunca los atrapaban? -

Acelere el coche y trate de perderlos cuando tome suficiente distancia entre en un camino de tierra que iban a unas viejas canteras logrando que los vehículos siguieran de largo y por fin poder respirar. Di marcha atrás y tomé la ruta, pero para el lado opuesto. Mientras manejaba llame a Diana, pero me daba ocupado, intente nuevamente, pero nada. Mis nervios comenzaban a florecer. Mi teléfono sonó y atendí enojada.

- ¿Por qué tenías el teléfono ocupado? - Dije al borde de un ataque-

-Zafiro no puedo encontrarlos- Me quede unos minutos en silencio y como si la realidad me golpeara frene de golpe – Yo ... yo -

- ¿Explícate? ¡Diana habla! – Mi corazón golpeaba agresivamente mi caja torácica-

- Les esplique la situación, Stefan se iba a mover a la casa segura. Me llamaron para informarme que estaban en camino sin problemas eso fue hace más de treinta minutos- Mi respiración se hizo pesada, en estas situaciones deberíamos comunicarnos cada quince minutos sin excepción Stefan lo sabía, algo estaba muy mal -

-Voy para allá, ven a alcanzarme- Corte la llamada y acelere-

Tome el camino a la casa segura el velocímetro está en rojo, solo ruego que sea una falsa alarma. Hace mucho teníamos varios planes de escapes y tenemos casas de seguridad por todo España y países al rededor era sencillo si algo nos incomodaba como en este caso el italiano nos movíamos de lugar. Se supone que tendría que ser sencillo, mi corazón da un salto cuando a medio camino diviso una camioneta al costado de la ruta volcada.

Freno y corro como si mi vida dependiera de ello solo para darme cuenta de que es el vehículo de Ana, grito el nombre de Martin y trato de Abrir la puerta sin éxito. La frenada detrás de mi llama mi atención, Diana sale del auto corriendo y se agarra la cabeza mientras las lágrimas caen en sus ojos. Envuelvo mi brazo con mi chaqueta y rompo el vidrio.

-Nada- susurro para mi mientras busco a mi hijo entre bolsos y ropas-

-Diabla aquí- Mi amiga se acerca a un cuerpo inerte tirado en la maleza -

Corro hacia ella en donde veo a Stefan inconsciente en el suelo y cerca de él, otro hombre muerto.

-Está vivo - Lo revisa buscando heridas, sus puños dañados contaban la historia que no quería escuchar-

-Lo dejaron con vida por algo, ayúdame a llevarlo al auto- Apenas lo colocamos en el asiento trasero y nos alejamos del lugar -

-Vamos a casa, tenemos que revisar las cámaras- Asiento mientras acelero el auto con mil pensamientos en mi cabeza. -

No podía descartar que esto fuera hecho por el lobo ruso, pero mi instinto me decía que no era el si no ese maldito italiano y juro por lo que más quiero en este mundo que es Martin que voy a degollar a ese maldito bastardo. Llegamos a la casa, pero nos estacionamos a una distancia prudente Diana y yo sacamos nuestras armas y entramos por la puerta trasera, revisamos todo el lugar. Cuando aseguramos todo el lugar fuimos al auto y entramos a Stefan a la casa, atibamos todo el sistema de seguridad. Si algo alrededor de veinte metros de la propiedad se movía las alarmas estallarían.

- Encuentra a mi hijo y a Ana yo me encargo de Stefan - Diana asintió y salió a la oficina -

-Lo siento- Giré mi cara y vi a Stefan intentando incorporarse agarrándose la cabeza -

-Tranquilo - Lo tome de los hombros y lo ayude a sentarse- Dime ¿Qué fue lo que paso? -

- Todo parecía normal luego de recibir el llamado de Diana salí como estaba planeado con Martin y Diana- suspiro - A los pocos kilómetros unas camionetas comenzaron a perseguirnos, aumenté la velocidad en un intento de perderlos. No contaba con que más adelante más vehículos estarían serrándonos el paso, no pude frenar para evitar el impacto y volcamos- Mi corazón latía con fuerza, mi bebe pensé con angustia- Ana protegió a Martín con su cuerpo - Puso la mano en mi hombro- Él estaba bien, tranquila-

- ¿Que paso después? -

- Le pedí a Ana que se quedara en la camioneta, salí y comenzó a disparar lo más lejos de ellos posible. Pero me tomaron por la espalda y se los llevaron, un hombre bajo de una de ellas y me dijo que te digiera que todo dependía de ti, que no preocupes que no los dañaría y que esperaras por el-

-Solo eso ¿No te pidió nada? - el solo niega –

-Pero su asentó no era ruso-Como lo pensé ese maldito Don-

-No hay nada un maldito fantasma, Stefan despertaste- Diana se acercó a nosotros-

Después de que Stefan le redactara todo a Diana seguimos revisando cámaras de seguridad, le pedí a mi amiga que buscara las grabaciones de la casa de cómoda y llame a Stefan para ver las imágenes.

-Míralo ¿Él era el hombre que te hablo? - Pude ver su mirada obscurecerse, no necesité que me contestara-

- Es el ¿Quién es? -

-El Don, no se mucho más sé que es quien tenía negocios con mi exmarido y enemigo del lobo ruso-

-El Don italiano, jefe de la costa nostra, es casi invisible - Diana toma la palabra - Casi nadie conoce su rostro, pero puedo decirte que es muy hábil desde que asumió el poder a derrocado a la mafia taiwanesa, colombiana y española-

-Y mi hijo está en sus manos - Puse mis manos en mi rostro, las lágrimas caían sin que las notara-

-Los encontraremos a los dos - Los brazos de mis amigos me radiaban- 

MI DIABLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora