CAPÍTULO 26

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Por Zafiro

Desperté completamente perdida, no reconocía donde estaba, pero el inconfundible olor que me rodeaba era sin duda de mi lobo loco. Acabo de decir de mí, dios he enloquecido.

Bajo las piernas de la cama y me levanto lentamente para mi sorpresa no me siento tan mal como pensé, me coloqué una bata y en ese momento la puerta se abrió dejándome ver a el lobo bañado en sangre parecía no ser de él.

Su mirada era oscura y sin exagerar un escalofrió me tomo por sorpresa parecía estar completamente trastornado, camino hasta mi con pasos seguros y yo retrocedí sin ni siquiera pensarlo. Terminé acorralada contra la ventana y su cuerpo, su respiración era agitada y sentí temor por un momento, pero sus labios se unieron con los míos sin dejarme espacio para reproches.

Sus besos cargaban agresividad que parecían querer consumirme por completo, mientras tantos sus manos recorrían por dentro de la bata que me había colocado recientemente. Sabía que estaría manchada con la sangre que el portaba, pero no me importaba. Temía decir o hacer algo que pudiera provocar que mi sangre también fuera la que estuviera en sus manos.

-Te necesito- Me susurro como rogándome, trague grueso -

No le conteste, pero intensifique el beso, sus manos se posaron en mis muslos y me levanto obligándome a rodear mis piernas a sus caderas y mis brazos a su cuello. Camino al cuarto de baño sin dejar de besarme.

Me sienta en el lavado mientras el llena el jacuzzi, lo observo como si pudiera comprenderlo, pero sabía que no era así. El hombre frente a mi estaba bañado en sangre, pero no cambiaba en nada su actitud, llegaba un momento que ponía en duda si algo podía afectarlo de alguna manera. En cambio, en mi estaba haciendo estragos.

Cuando termino de preparar todo se dirigía a mi posición, acaricio mi rostro sin dejar de mirarme, su mano se aproximó a mis hombros y bajo lentamente la bata, repitió el mismo proceso con mi otro hombro. Ahora me encontraba solo en ropa interior mientras el me acariciaba por encima de ella, mi respiración se aceleró y cerré mis ojos por todas esas sensaciones que me estaba haciendo sentir esas caricias.

Retiro primero mi sostén y luego mis bragas, pensé que me llevaría al agua, pero sin previo aviso levanto mis piernas dejando mis talones apoyados en el borde del lavado, quede completamente expuesta a él. Sus dedos fueron a mi vagina masajeando mi clítoris, sin poder contenerme gemí su nombre, se sentía tan bien.

Cuando sentí su lengua lamberme abrí mis ojos para encontrarlo entre mis piernas, sexy pensé y sin dudarlo lo tomé del cabello y volví a gemir su nombre cuando un orgasmo arrebatador me atravesó.

-Exquisita- Paso su lengua por sus labios dejándome más excitada aún. Llamarme masoquista, pero por alguna extraña razon, verlo de esta manera había matado todas las neuromas que me quedaban, dejando a mis hormonas solas y sin nadie que les pusiera limite- Vamos diabla llévame a conocer el infierno- Le sonreí con descaro y tome la mano que me extendió. Se desvistió y se metió en el jacuzzi yo no espere y me senté sobre su erecto pene introduciéndolo profundamente en mí, me movía sobre el buscando otra liberación mientras el disfrutaba cada movimiento que le regalaba.

Eres mía- Dijo entre gemidos- Solo mía- Sentí su pene palpitar dentro de mí, segundo después se liberaba y yo con el -

Nos quedamos unos segundos disfrutando nuestros orgasmos hasta el momento que hablo.

-Es la primera vez que una mujer me hace el amor y me encanto- Pestañee varias veces yo no ... ¿o sí? - Aunque realmente es la primera vez que también yo lo hago-

-No te pongas romántico lobito - Dije mientras inconscientemente acariciaba su corta barba- Es solo sexo -

-Miéntete lo que quieras, pero en el fondo sabes que no es así-Intento levantarme, pero lo impide sujetándome de las caderas. Una sonrisa arrogante aparece en su rostro-

-Tenemos que hablar no puedes escapar de esta conversación- Suspiro -

-Sería mejor si salieras de dentro de mi primero ¿No crees? – No me molestaba en lo más mínimo, pero era incomodo ese cosquilleo que me producía-

-La verdad que no, me encuentro muy cómodo en tu interior - Una mueca fingida de fastidio fue mi contestación-

- ¿De qué quieres hablar? - Dije mientras limpiaba los rastros de sangre que aún estaba en su rostro-

- ¿Qué te parece si hablamos de Stefan? - Me tense inmediatamente y su rostro cambio a uno de enojo al mismo tiempo-

- ¿Quien? – Trate de hacerme la tonta -

-Conmigo no intentes jugar - Su agarre es mis caderas se intensifico siendo un poco doloroso-

-No sé de qué hablas-Libero unas de sus manos y tomo mi cabello con fuerza fue imposible no gemir por el dolor y termine arqueándome para aliviarme de su agarre- Suéltame- comenzaba a enojarme, pero era realista estaba desnuda con su miembro dentro de mí que oportunidad tenía -

-No me hagas enojar, no quieres verme enojado – Y eso era verdad no quería otra paliza por ahora, su voz era intimidante pero no esperaba que se descargara con mi pezón hasta que sentí sus dientes clavarse en el- Habla-

-¡¡Maldito seas ya te dije que no se de quien hablas!!- Otro mordisco me hizo gritar, pero esta vez en mi seno y juraría que había atravesada la carne ya que no podía mirar aun mantenía mi cabeza hacia atrás por su agarre en mi cabello-¡¡Eres un animal!!-El lambia la parte mordida, dándome una mezcla de dolor y placer que jamás había experimentado.

-Si lo soy, por eso quiero que me digas quien ese tipo y si me enterró que me mientes te hare gritar y no precisamente de placer-

-Fue mi novio, mi primer novio- Debía ser cuidadosa con lo que decía de él, no podía guiarlo hasta Stefan, tiro de mi pelo para que siguiera hablando- Lo conocí en la universidad salimos casi un año y me dejo sin darme razones-

- ¿Lo amabas? - No pronuncie palabra y otra mordida en mi pecho me hizo gritar nuevamente-

-Si, si para por favor - Trate de ser amable, pero estaba a punto de apuñalarlo con el cepillo de baño que era lo único que tenía a mano-

-Espero que no me mientas - Solo conteste un no, el alivio llego a mí en el momento que soltó mi cabello, aunque mi seno dolía y ardía como los mil demonios -

- ¿Puedo irme? - Dije con los dientes apretados-

-No, termina de limpiarme - Maldito lobo-

Lo hice, limpié su rostro sin mirarlo a los ojos. No sabía porque estaba tan enojada si era porque me lastimo o porque después de haberlo pasado tan bien me trato como una cosa que podía dominar a su antojo de cualquier manera era mi culpa por permitírselo.

Termine ¿Puedo irme ya? -Insistí -

-No, quiero que me vuelas hacer el amor como hace un rato y que me mires a los ojos-

-No tengo ganas - Me levante y me sujeto. Pero fui más rápida y golpee su estómago con mi puño, sabía que esto me costaría muy caro pero no me importo . Que equivocada estaba. 

MI DIABLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora