Cuando el sol reaparece en el amanecer dorado de la arborada. Las culpas por las conductas lascivas nocturnas relucen en cada uno de los hijos de Dios.
Las zorras pobres se perdieron con el vino en mano, arreando a uno de tantos que para el día siguiente se olvidaran hasta de su rostro. Algunas cobran los favores, otras más lo llevan como una acción de altruismo, de amor carnal desmedido por el prójimo; siempre y cuando tenga pito.
Las zorras ricas de los rosales, desaparecieron en los aposentos de los nobles caballeros para despertar con la moral intacta después de tanto devaneo entre las caderas de un noble que hará gala de silencio, y después si es posible repetir la hazaña cuando las festividades lo ameriten. Podrán desaparecen en esos juegos a oscuras para abrir los ojos con el afortunado en turno, sonrojarse un poco y concertar la siguiente cita. Con galanterías y caravanas el caballero prometerá un amor devoto por una noble dama que consuele sus días en batalla.
En días de fiesta las guirnaldas y banderas que decoran las calles de piedra. Ocultan a Dios las injerencias de su carne pecadora. Que desfogan en esos bailes y juegos que parecen carnavalescos.
A Dios ocultan su conducta bajo el cuento de la victoria de su rey, quien se complace en saber que su pueblo es feliz por un somero pretexto. Así olvidan el hambre que estruja sus barrigas cuando las cosechas son menos, cuando hay una plaga que merma su alimento. Son felices por saber que por un día y una noche podrán comer carne sin preocuparse por la cuaresma. Por una noche sus miserias se van a dormir. Por una noche han olvidado que uno es noble y el otro un pelado. Por una noche olvida que cada uno es cada cual.
Y al amanecer con la resaca punzando sus cabezas recuerdan que Dios vuelve a mirar...
*
Kylo abre los ojos por causa de esa luz cegadora del medio día, que entra por la ventana de la alcoba a la que asaltó la noche anterior como un intruso abusivo. El ruido del campo acompaña las respiraciones de la mujer que encontró anoche. Todavía no recuerda su nombre.
Las sabanas sedosas acarician su cuerpo como el recordatorio de la noche que fueron sustituidas por las pequeñas manos de la condesa. La cruda moral se acompaña de la resaca y el arrepentimiento de su pecado. Con gesto exasperado lleva su cabello hacia atrás para despejar el sueño y dolor que provoca el efecto del vino.
Busca con afán en la mirada, sus ropas que están regadas sobre el tapete de lana. Nada duele más que saberse preso de la pasión carnal, que sus días de abstinencia en el campo de batalla pasaron a cobrar el precio de la traición a quien más amaba. Jamás antes se sintió así, ni aun cuando pasaba las tardes de juerga en brazos de Lycisa.
Esa luz no deja de cegarlo, brilla; brilla como el sol del verano después de un día de lluvia. Busca la fuente del origen, espera sea una ventana. Se levanta para sentarse sobre la orilla de la cama y en sus delirios más moribundos jamás vio algo tan real, tan al alcance de su mano.
A su frente, sentada en el canapé de terciopelo rojo sangre encuentra la figura luminosa de un antiguo tormento. Vestida como un ángel, toda de blanco con su tocado de perlas intacto. Mira sus pies aun manchados de lodo fresco. La mira con gesto imbécil y vergüenza de saberse descubierto.
Astrid mira soberbia desde ese rincón, hermosa, de labios rosas y mejillas con rubor natural; oh si y esos labios de piñón de su pequeña boca de niña. En ese vestido de pulcro brocado blanco, con su tocado de perlas con la que fue enterrada en ese mausoleo de mármol blanco.
Palidece de solo verla y se frota los ojos esperando que sea una alucinación producto de algún vino adulterado con opio.
—voy a llevar tu nombre... — la voz de Astrid es hueca, cavernosa a pesar de su timbre angelical. —¿a ella también la amaras cuando este muerta?
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BRUJA DE TIERRAS LEJANAS
RomantikReylo AU de fantasía medieval Un destierro voluntario donde el caballero oscuro encontrara un nuevo destino y la razón del origen de su poder, en el paso conoce a la bruja que tomara su corazón. ADVERTENCIAS: relato para mayores de edad, violencia...