Arrebol y sortilegio

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En el dosel de la cama la muerte espera paciente, preparada para cortar el hilo de plata que une el alma al cuerpo físico, en sus horas finales de agonía el señor de la casa de Ren encuentra el valor para su declaración; desde la batalla en Ivar la congoja lo toma apresado por la impotencia de los hechos, ha perdido a su primogénito, ha perdido el honor de su nombre, ha perdido la gracia del Rey Hegel y ha perdido la gracia de vivir; caído en desgracia debido a las acusaciones de hechicería hacia su hijo y casa, fue repudiado por su rey sin esperanza de volver a ser de su agrado.

Tres meses pasaron desde la épica batalla de Ivar donde corrió la noticia por todo el reino de Leinster y los reinados aledaños, se conoce la hazaña de Kylo Ren el caballero oscuro acusado de hechiceria, de subvertir a su rey y acusado de alta traición por su ayuda indirecta a la casa de Ivar el lord traidor que se unió al enemigo y pago con su cabeza y bienes; en una ejecución publica fue decapitado en la plaza de armas de su propia aldea al pie de la cruz atrial de la pequeña iglesia aldeana, su cuerpo cortado en tres y arrastrado a galope de caballo hacia las aldeas fuera del reino; su cabeza aún se mantiene en lo alto de un mástil de la plaza principal del Leinster como ejemplo y aviso de donde estará la de Kylo Ren en el futuro, si es que sus mercenarios tuvieran éxito; el tiempo no es el mejor aliado de Hegel, no tiene noticias de sus caballeros, de su misión ni de su repudiado yerno. La afilada hoja de Harald hizo justicia a su rey decapitando a Ivar quien mantuvo el orgullo y dignidad de un caballero caído en desgracia, al concluir el perro del rey emitió el decreto real sobre el repudio a la casa de Ren, a su progenie y descendencia, los ha maldecido en esta vida y en las siguientes; a Kylo y los hijos que procree en el futuro, todo en nombre de la venganza por Astrid.

Hegel espera paciente a la vuelta de Kylo, o del éxito de sus mercenarios, con la noticia de la agonía de Lord Ren confía en que ese saber lo lleve de regreso a Leinster, prepara cualquier plan que le garantice el triunfo y obtenga la cabeza de Kylo para mostrarla a sus súbditos con orgullo en la punta de una pica. Ha ordenado a Harald enviar más hombres en búsqueda de los mercenarios, si en dos semanas mas no vuelven, sus presentimientos son acertados al sospechar que no conseguirá lo que quiere; vive sus días ahogado en odio y venganza, vino y cerveza que chorrean por su parda barba, esperando el momento de ver muerto a su yerno; ni los más alegres festines que se realizan en su reino, ni las más frondosas putas que lo atiendan en sus placeres, ni los reproches de la reina su esposa, o las suplicas de sus hijos e hijas pueden disuadirlo de la venganza, era su Astrid su pequeña de piel nívea de ojos azul hielo y cabello dorado, fruto de su amorío con una cortesana muerta al poco tiempo de nacer Astrid, víctima de envenenamiento, él sospecha de la reina y duda a la vez ya que adoptó a la pequeña como suya, siendo la más pequeña de sus seis hijos y mimada por su esposa, la ha perdido para siempre y eso no puede perdonarlo.

La muerte continua a la espera al pie del lecho de dosel de ébano y brocados de seda blanca; los médicos se mueven en todas direcciones en el auxilio de sus horas finales, víctima de tuberculosis su final se aceleró por la deshonra publica; recostado en los almohadones de plumas, envuelto en las sabanas de lana, seda y lino fino, hace llamar a su único hijo que le sobrevive; en su final se arrepiente, y antes de recibir la absolución del clérigo, debe confesarse con uno de los afectados.

Al ingresar al aposento, las brasas crujen calentando los momentos finales del señor de Ren; tose afónico, con una seña hace desalojar la alcoba, orden que los médicos acatan de inmediato; Hans traga saliva, el señorito de Ren es un mozo de veinte años apenas preparado para tomar el control del feudo, casi concluye su instrucción de caballero, pero ahora repudiados no hay rey que lo ordene ni al cual servir, la acusación de Hegel los ha llevado a la desgracia; el joven camina temeroso hasta el pie de la cama señorial; se arrodilla con sumisión ante su padre y señor para escuchar su último aliento y voluntad, el joven de rubios cabellos largos, de ojos grises y temperamento glaciar es el último que mira Hans, y compara con otro de sus recuerdos a su primogénito de cabello oscuro, piel blanca y ojos pardos son tan opuestos y hermanos del mismo origen; Hans hijo se parece a su madre, una copia casi fiel; Kylo se parece a su padre; sin embargo los recuerdos no lo salvan de la muerte y debe confesarse con su hijo, el joven hombre toma la mano rígida del lord para escuchar esa última despedida -padre... -es interrumpido por la mano elevada de lord Ren; quien tose antes de hablar.

BRUJA DE TIERRAS LEJANASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora