En las entrañas de la piedra

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El discurso de Aldous fue una tortura en sí por el tiempo de espera que prolonga su regreso a Irsch, termina cuando la noche los acoge. La gran masa de hombres lo escuchan y miran extasiados por el triunfo levantando los puños en señal de victoria en sí mismos sorprendidos de ella cuando más perdidos se creyeron.

El viento huele a carbón, tierra y sangre y también a carne asada y cerveza corriente. La celebración nocturna es una algarabía en todas direcciones a la que los ojos sobrios se atrevan a mirar. Al fondo puede escucharse las risas de las mujeres que acompañan a los vencedores, con las naguas arriba y los escotes abajo mostrando sus cremosos senos a quien quiera tocar y pagar por ello; algunas reposan en el regazo de los caballeros sin empacho alguno por su conducta ligera, repartiendo saliva y algo más entre ellos.

Pavis trova rodeado de otros hombres más cautos y menos inmorales. Narra la oda que improvisa entusiasta, exalta el valor y astucia de los guerreros y ensalza la aparición del dragón quedando solo en un cuento que rodara de aldea en aldea hasta creerse un mito.

Acaricia las cuerdas de su laúd - ¡gloria a Dios en las alturas! - grita estruendoso –la gloria de la victoria que llevan caballeros se conocerá hasta el final de los tiempos... por los cuatro puntos del mundo se conocerá al gran Malek que luchó de su lado- un atento hombre hace una pregunta impertinente.

- ¿Cómo sabes viejo el nombre de la sierpe? –los ojos curiosos lo analizan, todos lo vieron pero nadie lo conocer en verdad, no saben si fue un golpe de suerte o intervención divina para expulsar a los invasores, o es un espejismo producto del cansancio.

- ejem vaya... porque tiene cara de Malek- menciona con porte soberbio y la barbilla elevada, convencido de sus palabras –una criatura asi debe llevar un nombre glorioso, el nombre de un rey- conserva la soberbia en su porte y palabra.

Kylo observa a prudente distancia, conoce de sobra las artimañas de bribón Pavis, después del relato haciéndolos más héroes, más valientes, más osados y dignos guerreros, pedirá monedas de plata ya que la victoria asegura jugoso botín repartido entre todos. Todavía se pregunta mientras las llamas de la fogata se alzan altas y alumbran a los hombres que lo rodean, sin dudar en ningún instante de sus intenciones; por qué Pavis lleva consigo las viejas mañas de mendigar cuando en sus arcas el oro sobra y de no tener Kylo puede proveerlo. El hombre es amigo, lleva la heráldica de honor y luchó hombro con hombro a su lado, nadie duda de Pavis.

Una risa que Kylo no puede contener se abre cuando al terminar el viejo recorre exigente mostrando su mano a cada caballero y cuando alguno se niega a la limosna entonces amenaza sin sonrisas, sin piedad – puedo hacerte morir ahora mismo bellaco, la avaricia es un gran pecado, desobedecer las bienaventuranzas una ofensa imperdonable, negar el pan al hambriento un atentado contra Dios mismo. Dos monedas de plata seguramente aligeran el peso en tus bolsillos y acrecienta en los míos... dos monedas de plata y perdono la vida- si esa amenaza no los intimida en el más profundo miedo, si les saca una sonrisa y las dos monedas señaladas. Nadie cree que el viejo andrajoso pueda hacerlo y no por falta de valor o intención, es porque parece bonachón cuando no está en batalla.

Al día siguiente cuando el sol levanta dos hombres dejan el campamento previo permiso de su rey. Cabalgan presurosos por los valles bastos del camino hacia Tréveris, donde el halcón vuela alto y los acompaña su chillido. Entre los arboles de la ladera que les otorga sombra y refresca su camino se detienen momentos para probar las carnes ahumadas que llevan en sus viandas, beben del generoso vino que carga Pavis en su botija de cuero y duermen en el arrullo de la tierra que les ofrece una cama de hojas secas y el calor de sus ramas en la hoguera.

A mitad de esa primavera Kylo recuerda los días en que llegaron a esas tierras, donde encontró la bruja que ahora lo espera. Señora de su casa, la amante en su cama.

BRUJA DE TIERRAS LEJANASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora