BRUJA DE TIERRAS LEJANAS

Ojos de dragón

Quisiera borrar ese recuerdo falaz que le arrebato lo que mas amaba cuando era otro hombre, uno que iniciaba a gozar de su libertina rutina después de días de trabajo. La abandonó a su suerte creyendo que al amanecer volvería cuando el parto hubiese sucedido. El grave error que todavía lo persiguen en sueños y premoniciones de castigo. Muy dentro de su alma siente ese insatisfactorio presentimiento que todavía no salda sus cuentas con Astrid.

Ella amenaza con arrebatarle a Rey a la menor equivocación ¿fue un sueño o un juego de su mente atormentada? No lo sabe, pero teme.

Teme que el ángel vestido de brocado blanco se lleve a la bruja de capa roja. Teme que Astrid tome la mano de Rey y ella acepte ese cruel final, sin posibilidad de retorno. Si existe un momento idóneo para esa expiación es justo ahora que Rey grita lamentos de dolor.

Nacer duele, vivir duele, y morir duele también, mas lo que hace complicado cada fase de existencia del ser, es el convidar de ese dolor a los que nos tienen cerca.

Camina afligido golpeando el piso madera de esa casona, con los brazos en la espalda y rostro afligido. Son muchas horas que la matrona va y viene sin noticias, sin llanto de nueva vida. Solo existen los lamentos cansados de Rey y ese rostro de la amarga mujer.

Revive el tormento del pasado, si fuese lo demasiado creyente elevaría plegarias al cielo, sin embargo, cada vez convencido de su vocación de hechicero omite hacerlas para evitarse el riesgo de pedirlos al Dios equivocado, pues en su experiencia a uno le deben el destino y queda fuera de la gracia cristiana.

Las puertas se abren de par en par con una mujerona de agria mueca de mal cogida, en sus brazos lleva al recién nacido que en ningún momento ha dado el grito de la vida. El rostro de esa mujer puede ser de malas noticias ¿Por qué todo parece repetirse?

Camina temeroso hasta llegar a la alcoba que lo espera, como si se mezclaran los tiempos del pasado y presente todo sucede ante sus ojos. Ella espera dormida en el lecho, con la evidencia de un duro trabajo. Sangre y sudor pueden verse en los paños al lado de la bandeja donde bañaron al infante. Del lado opuesto el simple vestido de algodón y capa de lana y ella apenas vestida con el fondo de lino que se esconde bajo el largo cabello castaño. Ella duerme y el bebé no llora.

De ninguna manera escapa a la condena. Astrid amenaza con llevarse a Rey, Malek a su hijo. Si el destino es descarado y cruel puede llevarse a los dos.

—ella... — no tiene el valor de preguntar. Traga fuerte la saliva para disipar los temores. Por ahora todo se ha olvidado, las explicaciones sobre Aldous parecen ser no importantes.

—estará bien. Fue un parto complicado.

Su alma retorna complacida a su cuerpo, ahora puede caminar confiado hacia ella para tomar asiento a su lado y sostener su mano con la certeza de que ella si despertara. La matrona entrega la carga de sus brazos, su labor ha terminado mas no se detiene en advertir que existe algo inusitado en ese nacimiento.

—¡es un varón! Para fortuna de usted el niño lo copio. Para mala suerte del niño, no será apuesto — de no ser porque esta mujer es cercana a Rey, la despediría por su insolencia. Ella no se detiene ni espera respuesta. —hay algo extraño con su hijo, tener padres hechiceros debe tener alto costo.

Kylo la mira con intriga. No niega, no admite.

—no ha llorado, ni ha dado una señal de vida. Solo sé que está vivo, mas no puedo asegurar que tenga alma. — se retira con un giro dramático que levanta el vuelo de su falda y deja ver sus enaguas percudidas y esos tobillos anchos nada apetecibles.

Siguiendo su cadencioso ritmo, Pavis gira la cabeza para mirar a la cocinera que menciona un detalle de importancia. Es tal vez una mujer como cualquiera, sin magia, sin instrucción en nada mas que en sus menjurjes desabridos que tiene que comer cada dí, pero la intuición no le falla.