Mi Astrid

190 21 13
                                    

El relato de aquel hombre barbado y sucio comienza y termina con versos a su audiencia maravillada por lo escuchado una gran historia de amor, vale la pena cada moneda, cada pieza de pan y cada pedazo de carne que dejaron en su gorro, que gustoso cenará en algún lugar escondido a mitad del bosque lejos de la aldea; solo con unos versos dejo complacidos a los aldeanos que atentos aceptaron, sin embargo solo es un cuento más que adorna con mentiras y verdades enaltecidas la maravillosa historia de Rey y Kylo, un amor más allá de creencias y de la sangre, de cunas opuestas y deberes tan diferentes.

Dos años antes

Los gritos de la mujer se escuchan con ecos de muerte, el mal de parto es una sombra que sentencia su vida siempre frágil y será breve en este plano de existencia con solo veinte años está por terminar; cuando se anunció su embarazo llenó de gozo al padre y al padre de su padre, el lord de estas tierras, su linaje se extendía y la labor de caballero del rey por una generación más al servicio del rey, o de ser una niña podrían hacer una buena alianza para lograr incrementar sus tierras y riquezas, ahora no es ninguna de las dos opciones, hace tiempo paso el momento en que el bebé tenía que nacer, no hay cura para salvar la vida de los dos y se perderán sin poder hacer nada y no es que la amara alguna vez, pero es su esposa y no deja de ser una perdida, le tomo afecto la costumbre de ver a Astrid en su cama, en su mesa, siempre obediente y atenta a sus labores como ama de la casa, de comportamiento intachable; nunca tuvo excusas para reprocharle, su Astrid dejaba la vida con su hijo en el vientre.

Kylo espera paciente a que termine la agonía de su mujer, más de quince horas en labor de parto donde el final es inminente, la impotencia lo acompaña en las afueras de su habitación, caminando de un lado a otro con gestos desesperados; el palacio se comienza a vestir de luto mucho antes de tener a quien hacer el funeral; con un grito que estremece los altos muros de las habitaciones, Astrid da su último suspiro; de inmediato aparece ante él la partera, con cansancio y pena en el rostro, su ama sufrió demasiado compartiendo con ella su dolor -señor- lo llama la robusta mujer de afable mirada llena de compasión, era un padre ilusionado al inicio y ahora todo se derrumbó en cuestión de horas -no resistió mas- Kylo evita mirarla para ocultar su pena y lágrimas, un hombre como él no debe hacer muestra de debilidad, traga duro antes de verla con determinación estoica, ingresa a la alcoba de su mujer la encuentra acostada sobre el lecho ensangrentado con una última expresión de miedo y dolor en sus labios y su mirada perdida, sin brillo, sin alma; con un puño apretado sostiene la sabana, su piel pálida, su cabello rubio rígido por el sudor; toma su fría mano para besarla, le dejo buenos momentos, no puede decirle que los más hermosos o los más memorables, pero sin duda los más llenos de paz, Astrid era agua calma para el viento salvaje que es él; el dolor se incrementa, cierra los ojos ella ya no está con su presencia calmada con sonrisa amable y tímida, su vista regresa a ella, pasa la mano por su rostro para cerrar sus ojos quiere imaginar que ahora duerme, la habitación se vuelve más fría a pesar de los gruesos tapices que la cubren, de las anchas alfombras sobre el piso; se arrodilla frente a la cama, sostiene las lágrimas; definitivamente nunca la amo como mujer, nunca sintió esa pasión desenfrenada que muchos dicen sentir por una , siempre le pareció pérdida de tiempo dedicarle justas y triunfos a una dama; con ella tuvo que hacerlo por órdenes de su padre; Astrid ingreso a su corazón de otra forma, discreta, débil, callada y obediente, su devoción de esposa la colocó en ese lugar de respeto y lealtad por ella; toma su mano y deja otro beso en el dorso -mi Astrid... nunca te olvidaré, mi esposa- son las palabras que dedica como despedida. Arrodillado frente al cuerpo sin vida de ella, los recuerdos lo abordan, la primera vez que la vio, es una forma de decirlo, porque llevó el rostro cubierto con un velo que impedía conocerla; fue en la celebración de los esponsales cuando le presentaron a su prometida, el trato lo realizo su padre así como la elección de la dama que mejor convenía a los intereses de lord Ren; recuerda que se llevó a cabo una justa que su padre le obligo a ganar, el premio la dote y mano de la doncella, de quien desconocía todo; a ella dedico el triunfo y por ego obtuvo la victoria; la obediencia a su padre era total no había espacio para la derrota y defraudarlo.

BRUJA DE TIERRAS LEJANASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora