BRUJA DE TIERRAS LEJANAS

llévame contigo

"voy a llevar tu nombre como protección, como un amuleto, como un relicario llevare sobre el pecho... voy a llevar tu risa como talismán, como un amuleto... como un relicario que dejaré sobre mi pecho... mi Astrid, voy a llevar tu nombre como protección para que la noche no me atrape sin consuelo... por si llega el alba de la noche no se extienda sobre mi como un manto negro sin estrellas... mi luz, mi talismán, mi Astrid" repite una y otra vez esa plegaria personal en la inconsciencia de esos delirios febriles signo inequívoco de una fuerte infección en sus heridas.

Un goteo de sangre marca el camino desde el lugar alejado del sendero hasta su choza, con cuidado lo deja sobre la mesa donde apenas si el alto hombre puede caber parte de sus piernas cuelgan sobre la orilla, con preocupación retira el fino jubón de cuero negro, "esta arruinado" piensa no es fácil obtener esa prenda para un plebeyo, la camisa de fino algodón se ha manchado de sangre, no podrá rescatarla, la rasga y con las partes que no están arruinados hará vendajes; lo deja desnudo del torso, son las heridas de más gravedad, con solo mirar sabe que esa puñalada en el costado es la que requiere atención minuciosa, es la que más sangra; hace un conteo seis heridas solo una que pudo haber rasgado órganos vitales; de inmediato se lava las manos, con solo un movimiento el caldero que siempre tiene preparado sobre el hogar con agua fresca se enciende, camina de un lado al otro buscando entre las hierbas secas que cuelgan de las tejas en un rincón dentro de la choza, ramilletes de colores con un verde predominante, toma las necesarias, un mortero, y comienza a preparar una mezcla que solo ella conoce, sabiduría de vieja madre y un poco de innovación de su parte; eso servirá para controlar la infección lo hace tan rápido como puede, desde un desvencijado mueble encuentra una botella con ese jugo lisérgico que funciona bien, un poco de opio y mandrágora no hace daño a quien sufre de dolor; empapa una esponja que exprime en un cuenco, el tiempo corre y no tiene ayuda, estas situaciones eran más fáciles cuando vieja madre vivía, ella era la asistente ahora es la mujer sabia; deja la esponja sobre la nariz y boca de su paciente quien no responde a ningún estimulo, sabe a la perfección que está más cerca de trascender que de vivir, no se da por vencida no es opción hará todo lo posible; la capa de color rojo oscuro cae al piso y es arrojada con un punta pie a un lugar lejano, toma sus herramientas de costura, el agua tibia limpia cada tajo de piel abierta con sus delgados dedos explora la herida más profunda descubriendo que es superficial no hay un órgano importante en riesgo, eso aumenta sus posibilidades, sin embargo no es para menos, el sangrado es profuso y debe suturar si no quiere que muera este hombre desconocido que gano su compasión.

La esponja soporífera da resultado Kylo no emite quejidos cuando la aguja cruza su piel con una puntada de un lado a otro dejando una cruceta casi perfecta; esto no lo aprendió de la vieja bruja; no, este talento anexado a su conocimiento heredado de la bruja, fue un conocimiento adquirido en el convento, esos días cuando algún rapaz travieso se abría la cabeza al caer de un árbol o se rajaba la piel de alguna manera, las monjas atendían esos menesteres; siempre fue curiosa y solo observando pudo aprender.

Después de cerrar cada herida, rasga en tiras la camisa de fino algodón, sobre cada una aplica una cataplasma que venda esperando lo mejor; una vez terminadas las suturas sabe que no es todo, el riesgo de fuerte infección, fiebre y una probabilidad alta de muerte es lo que espera en los días siguientes, se prepara con una taza de infusión que la mantendrá alerta, enciende las candelas ya que la noche cae implacable, es la noche más difícil de esos tres días de inconsciencia de Kylo, constantemente la esponja funciona cuando el dolor se hace más agudo y punzante, el lienzo mojado en su frente ayuda a bajar la fiebre, y en esos delirios Rey escucha ese nombre, esa oración, esa plegaria personal, Kylo delira sobre la mesa de su choza con ella a su lado velando su sueño entre la vida y la muerte.