Amaneceres a su lado

86 14 13
                                    

Observa con minuciosa curiosidad esas pestañas espesas que cubren los más bellos ojos que atesora desde ese juramento, escucha sus pausadas respiraciones suaves que inflaman su pecho con aire que navega por sus venas y vuelve a salir de ella, la observa tan cerca que casi puede inhalar su aliento, rozar su boca, sentir el cosquilleo sobre sus pómulos cuando Rey abre los ojos para encontrar a los suyos muy cerca, tanto que ella puede ver su nariz cubriendo todo su campo de visión, a esa distancia tiene un tamaño dramático, puede ver a sus ojos que muestran cansancio y desvelo y esa sonrisa que grita satisfacción.

Entre las penumbras que provocan las candelas que se extinguen puede verse entre las sombras y las luces tenues, la cama con una espalda desnuda y unas manos livianas pequeñas que se aferran a ella con fuerza; en la ventana puede verse el anuncio luminoso en violeta del amanecer apenas es perceptible la luz del sol que se muestra tímido ante el invierno blanco. Las gordas candelas de cera se han apagado poco a poco siendo silenciosos testigos de lo que sucedió en esas noches y días en esa habitación, en esa cama sobre los ricos brocados de seda, fueron testigos de los jadeos y respiraciones profundas, de esos pequeños gritos y alguna que otra lagrima que ella derramo, en esos días de dulzoso gozo que pasaron en una encerrona de gusto lascivo, apenas comiendo, apenas viviendo fuera de esa puerta, apenas durmiendo; el aroma a fuego nunca regreso a cambio ahora se guarda en algún rincón de sus memorias, el sabor y aroma de su piel sudorosa, el del delirio que existe entre sus piernas , el de su boca urgida llena de besos; Rey se ha entregado en cada una de sus piezas al caballero oscuro, al hijo del dragón de desconocida ascendencia, a la calma de la seguridad en sus brazos y a la incertidumbre del futuro, que en todos los casos conoce indescifrable para cada alma que pisa la tierra.

-amanece- Kylo se levanta de la cama dejando ver su cuerpo desnudo de guerrero marcado de cicatrices y duros músculos, va directo a la ventana de plomo y ver através de ella el blanco patio central, después de días la carpeta de nieve es menos densa al ceder las tormentas – parece un buen día para mostrarte las tierras, en la primavera Aldous retoma las batallas para hacer retroceder al enemigo quiere purgar su reino de bárbaros- mientras se viste con agilidad ella lo observa acurrucada en franca negación de abandonar ese blando refugio sedoso enredándose entre las colchas de brocado.

-no estoy lista para dejar este lugar- reclama con ojos seductores y mojados labios de durazno que son atacados con un mordisco impulsivo que ella misma propina.

-Rey, algún día tenemos que dejar esta cama -besa con rapidez su frente con las intenciones firmes de dejar esa alcoba después de una semana de ausencia ante el resto del mundo –te mostrare las tierras que debes administrar en mi ausencia durante las guerras, te espero después para los alimentos de la mañana.

Los pasillos subterráneos hacia los baños no carecen de la misma decoración de los patios o de las alcobas, son de exquisito mármol con fuentes internas de agua caliente tal comodidad abruma a una campesina mística que su único lujo era el agua corriente del rio donde sentía ser suficiente, en esos días de encerrona los baños fueron lujo de nobleza y a la más pura costumbre de su tierra natal, dentro de una tina y filas de sirvientas llevando baldes de agua, en cambio en los cuartos de baño mantiene cierta privacidad que evoca a sus baños en el bosque, puede, quiere acostumbrarse a ese momento de baño tanto que se propone hacerlo parte de su ritual diario, después de sus oraciones de la mañana tomar un baño antes del desayuno.

Rey aparece en la cocina, con un vestido rojo de algodón tan simple que puede mezclarse con el resto de las mujeres de servicio con su eterna trenza desaliñada que suelta mechones en su frente; camina con los nervios carcomiendo sus entrañas hasta llegar al lado derecho de Kylo para tomar siento en su nuevo lugar, él la espera y admira en silencio, ella es simple desde cualquier punto de vista, en la opinión de cualquier otro hombre de su postura y privilegios es menos que una opción, es incalificable para la mayoría, no viste con ricos textiles, con finas gemas o con elaborados peinados, no lleva la altiva vista de las damas nobles todo lo contrario su mirada es humilde y a veces penitente, reconoce el sopor que provoca su improbable matrimonio para ella y para los siervos que la miran y en las habitaciones cercanas intercambian rumores y chismes de tras puerta; Rey no es como Astrid son opuestas en todo y a su vez tienen un punto de similitud, ambas demuestran lealtad a su creencia, ambas pregonan sobre la bondad desde su concepción del mundo y ambas atrapan un poco de él en su tiempo de vigencia a su lado.

BRUJA DE TIERRAS LEJANASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora