cap 10

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Emma

-¿Que diablos?- me preguntó a mi misma confundida con la situación.

Salgo de la habitación antes que Daniel ya que el deja de hablar para verse en el espejo.

Bostezo y mis ojos se ponen llorosos, unas cuantas lágrimas recorren mis mejillas en cuanto cierro los ojos.
Bostezar siempre me hace llorar.

Apresuro mi paso quiero salir de los pasillos lo más pronto posible antes de que a la marquesa se le ocurra terminar de desayunar y empezar el día con su sádico pasatiempo.

El aire dentro de la mansión me asfixia, te sientes apresado y desnudo. Todo mundo finge no verte aunque en realidad vigilan cada uno de tus movimientos.

Al salir de esta me siento libre, al fin puedo respirar después de estar todo ese tiempo dentro de la mansión.

El ambiente cambia de sombrío y silencioso a uno lleno de vida.

Los pájaros cantan alegremente, como si estuviesen ajenos a esta sombría mansión y los miro con recelo.

Empiezo a caminar hacia mi habitación donde tengo un regalo (soborno) para Daniel y aunque es minúsculo espero poder mover su corazón de roca solo un poco.

-Lo que hago por sobrevivir-suspiro derrotada.

Entro con sigilo a la habitación que comparto con rosa y cierro la puerta con seguro, necesito ser lo más precavida posible.

Los castigos por hacer "caridad" son terribles.

Empiezo a rebuscar en la mesita de noche donde guardo el traje de Daniel enrollado en las telas que compre para bordar.

Un gran alivio me inunda cuando me doy cuenta de que está allí justo como lo deje.

Tomo todo, abro la puerta y camino lo más rápido posible intentando con todo mi ser parecer natural. Es un largo recorrido el llegar a la casa exactamente como 10 minutos caminando.

Miro de un lado hacia otro constantemente, soy un manojo de nervios cada minuto siento más el peligro y el miedo me va carcomiendo.

Esto es por mi bien me repito a mi misma cuando siento que mis piernas flaquean.

Cuando al fin logro ver a lo lejos el cuarto-casa de Daniel unas siluetas captan mi atención, me detengo en seco a observar sus movimientos. Están vestidas de negro así que llegó a la conclusión de que son sirvientas. Hacen movimientos bruscos y nada elegantes mientras gritan un colorido léxico mientras destruyen algo.

Miro mis manos.-necesito desaserme de esto-susurro para mí misma.

Si ellas se dan cuenta de mi presencia vendrán hacia mi y no precisamente ha hacer una fiesta de bienvenida. Me irá peor si encuentran el traje y no puedo decir que es de algún pariente porque todos aquí saben que soy "huérfana".

"Genial" pienso burlándome de la situación.

"No es tiempo para hacer chistes irónicos" Me reprendo.

Miro hacía todos los lado esperando encontrar algo aparte de árboles que sirva para esconder el traje sin estropearlo. Me costó una fortuna y no pienso tirar mi dinero.

Entonces se me ocurre una de mis mejores o peores ideas.

"Tengo que enterrarlo"

Saco los hilos, agujas y tela para bordar de la bolsa y solo dejo el traje. Cierro la bolsa y empiezo a cavar un hoyo en la tierra que aún conserva el sereno de la mañana.

Mentalmente agradezco que el día se haya nublado.

Busco un lugar donde la tierra no este plano y que haya algo a su alrededor como un arbusto o maleza para que mi hoyo este camuflado. Cuando encuentro la tierra prometida empiezo a cavar porque literalmente mi vida depende de ello, sin importarme mis uñas las cuales he estado cuidando últimamente, mis manos que ya parecen de albañil por todo el trabajo que he hecho y mi traje el cual acabo de lavar.

conseguí un harem en un mundo blDonde viven las historias. Descúbrelo ahora