Emma
Las rasposas manos de Johan recorrieron mis mejillas mientras me besaba jadeante, necesitando más de mi. Anhelando mi cuerpo y correspondiendo mi toque con suavidad. Lo cual hizo que me sintiera extrañamente satisfecha.
Al contrario de Alexander; Johan es un poco torpe cuando se trata de endulzar las palabras o siquiera su aspecto. Ya que estaba entrenando con ropa que un noble se negaría a usar ya que incluso si ese mismo día es ejecutado iba a morir con estilo.
Los entendía, que pasara desaliñada la mayor parte de los días no significaba que no amara la moda. Por supuesto que la amo pero desgraciadamente es muy cara y no tengo a quien enseñarle mis atuendos. No tengo permitido salir del castillo por el momento.
Separamos nuestros labios por falta de aire, dios el hombre podía seguir pero yo no. En sus ojos brillo un destello de lujuria, sonrió satisfecho al ver mi aspecto. Recorrió mi espalda hasta llegar a mi trasero el cual apretó haciendo que se me escapara un chillido. Su pecho subía y bajaba a un ritmo más lento que el mío, recuperando su aliento perdido.
La luz natural del sol entraba por la ventana de la habitación iluminando con gracia su cuerpo. Su cabello dorado, revuelto, brillaba ante los rayos de sol que se colaban de imprevisto. Sus pupilas estaban obscuras y dilatadas a causa de la lujuria y sus labios rosados y ligeramente hinchados por el beso.
Su fea ropa de entrenamiento estaba completamente arrugada y desaliñada ya que como es mi costumbre no pude dejar de tocarlo. Recorriendo desde sus marcados abdominales hasta su espalda bien definida.
–Te queda el rosa.–Dijo con serenidad. Cuando le di una mirada de no entiendo nada el recorrió mis mejillas. Así que a eso se refería. Si bueno ya lo sabía.
Johan
No era momento para admirar la simplicidad de su belleza. Ni ver qué la mitad de sus senos estaba fuera de su corset o que este apenas cubría sus pezones. Ni de pensar en la creciente erección que se encontraba en mis pantalones por su causa.
"Piensa en tu espada. En el entrenamiento de la mañana, en el maldito amanecer" No se porque creí que esto me iba a ayudar, no estaba funcionando. No como esperaba.
Necesitaba disculparme por haber hecho que ella pasará por las asquerosas manos de esos hijos de perra. Después de eso no había tenido oportunidad de poder disculparme con ella.
No salio de su alcoba por varios días y cuando por fin salió no era capaz de ir a verla porque todo el maldito día estaba rodeada de insectos impertinentes. (Sirvientes de Daniel)
–Escucha.– Murmuré con mis manos en su trasero. Dije que me iba a disculpar no que iba a ser un maldito santo.–Yo..–Las disculpas nunca han sido lo mío. En el campo de batalla no te disculpas por matar a tu oponente en todo caso si fue un digno combatiente lo honras. Pero jamás te disculpas porque allí es matar o morir.–Fue mi culpa.
Frunció su entrecejo.–¿Que?–Pregunto confundida.–¿Que hiciste?– Entrecerró sus ojos con sospecha.
–Yo...–Mierda, ¿Desde cuando disculparse había sido tan difícil? O es que me he vuelto blando por la temporada de paz.–Yo, lo siento.– Murmuré desviando mi mirada de todo su cuerpo, hacía el piso de madera que se veía pulido y lustrado.
Odio admitirlo pero esos insectos hacen muy bien su trabajo, eso no significa que me caigan bien. Solo que reconozco un buen trabajo en cuanto lo veo.
–¿Que lo sientes exactamente?–. Pregunto con enojo.–¿Que hiciste, Johan?–Apretó el cuello de la desgastada camisa que uso para entrenar y tiro de mi, con fuerza hasta que quedamos tan cerca que podría besarla de nuevo si quisiera.
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conseguí un harem en un mundo bl
RomanceEmma, una joven de dieciséis años es transportada al mundo de lo último que leyó. Un manhwa, con temática BL, clasificación +18. Ahora, Emma tendrá que enfrentarse a un mundo completamente distinto al que conocia. Por alguna extraña razón a lo larg...