Inesperado regalo de cumpleaños

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Emma

Cuando Daniel llamo a Giselle supe que este día no iba a ser normal. Mierda y no me equivoqué. Tan pronto como terminaron de vestirme con ropas caras y hermosas me arrastró fuera de la mansión.

La única explicación que me dió fue:– Es tu regalo de cumpleaños.

"¡Oh claro! ¡¿Porque no lo pensé antes?!"Grito mi personita interior en medio de un crisis nerviosa."Que me secuestren es el mejor regalo que me han dado hasta el día de hoy ¿Como supiste que era lo que quería?" Tuve que apretar los dientes para evitar que alguno de mis pensamientos escaparan.

El traqueteo del carruaje y el sonido de los galopes cesaron. Mi cuerpo se tenso en respuesta a lo inesperado y por un momento estuve a punto de salir corriendo. No me gustaban los secretos. Después de lo que había pasado con divon y aleix lo que menos quería era descubrir otro secreto.

La ignorancia muchas veces es lo mejor, te ayuda a creer que el mundo no es tan horrible como parece y te da fuerzas para no perder la esperanza en la búsqueda de la felicidad.

Tome la falda de mi vestido y la apreté hasta que los nudillos se tornaron blancos en un intento desesperado de mantener la calma y no caer presa del miedo.

Respiré hondo y mantuve mi semblante relajado, se suponía que esto iba a ser una sorpresa agradable...

La puerta del carruaje fue abierta, un hombre, el cochero alguien con quién cruzaba palabras de vez en cuando me tendió la mano con una amplia sonrisa expectante. Dudé un poco en tomar su mano para bajar y no empujarlo y salir corriendo, voltee a ver a Daniel.

Quizás su semblante me diría algo. El solo me sonrió, un emocionante brillo cruzó su calculadora mirada. El de verdad quería esto.

A veces pienso que soy demasiado buena para este mundo. No. No buena, soy ingenua. Pero me gusta pensar que no soy estúpida.

Forcé una sonrisa que no pudo llegar a mis ojos y tome la mano del caballero.

–Muchas gracias.–Dije alzando mi vestido con una mano. No estaba dispuesta a ensuciar algo que valía más que mi propia existencia.

El sonrió, un poco avergonzado. Aunque enseguida desvió la mirada. Todo su cuerpo se tenso y un sudor frío recorrió su frente. Parecía asustado.

"Que hombre tan extraño"

Baje los dos escalones.

Tan pronto como mis pies tocaron el piso el se alejo una distancia considerada y bajo la cabeza. Enseguida bajo Daniel.

–Toma mi brazo. Quiero guiarte.– Dijo con tono dulce que me provocó escalofríos. Cada vez que hacía algo que no iba con su siempre personalidad petulante me ponía los pelos de punta.

Mire a mi alrededor y si, el lugar era realmente gigante.  Un gran edificio se encontraba enfrente de nosotros, por lo menos tenía cinco pisos. Lo que más llamo mía tensión fueron las cortinas que colgaban de las muchas ventanas del lugar.

Eran rojas.

Mis nervios ya se habían calmado por completo pues al parecer no era un secuestro. Aunque todavía no estaba del todo segura.

Distraídamente tome su brazo. Sin quitar mi atención del enorme edificio con aires llenos de misterios e historia. Estaba fascinada por su arquitectura.

Antes de que siquiera pudiera empezar a hablar el cochero se subió de nuevo al carruaje y se fue. Llegó otro carruaje bajaron una mujer y un hombre muy bien vestidos y de nuevo el carruaje se fue.

Me inquietó un poco pero a la vez esa inquietud se esfumó. No parecía ser un lugar donde hicieran cosas malas pues todos los que estaban bajando de los carruajes parecían vestir de gala.

conseguí un harem en un mundo blDonde viven las historias. Descúbrelo ahora