El perdón

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EMMA

"¿Porque mis cuentas no me dan?" Me pregunte a mi misma. "Entonces cumplo a finales de marzo. Si en primavera, me ahogue cómo por finales de noviembre y llegué a este lugar. Solo que cuando llegue estaban a inicio de año, técnicamente cumplí dos veces en un año."  "¿Tengo 18 años?"

"Aunque eso explicaría porque mis cuentas no me dan. Se supone que debía de cumplir en marzo, llegué teniendo dieciséis cuando Daniel tenía trece y tenía dieciséis para cuando daniel cuanplio catorce e incluso tiempo después de su cumpleaños seguí teniendo catorce" "Mierda"

Escuche voces fuera de la mía. Las voces estaban tan lejanas que no logré procesar todo. Solo escuché un puñado de ellas.

Despierta, se está moviendo, aún respira.

Si querían asustarme estaban yendo por buen camino. Abrí los ojos agitada, mire a todos lados, no había nadie, estaba completamente sola. Lo que me hizo pensar que solo había sido un pesadilla demasiado realista y suspiré de alivio. Normalmente estaba tan cansada que no soñaba nada así que me extraño tener una pesadilla.

Mire la habitación. Está no era el estrecho lugar de la torre y no estaba en el duro colchón que hacía que mi espalda doliera peor que el infierno. Era el castillo.

"¿Que? ¿Porque estoy aquí?¿Quien me trajo?" Mi mente fue inundada de preguntas sin muchas respuestas.

Una sirvienta entro haciendo tan poco ruido como le fue posible. Estaba tan concentrada en eso que no se percató de mi presencia. Cuando volteo y me vio sentada y con los brazos cruzados una sonrisa se apoderó de su rostro, sus ojos brillaron. Entrecerre los ojos con sospechas.

–¡Ya despertó!¡La señorita ya despertó!–Exclamo. Y por como lo hizo parecía estar informándole la noticia a alguien más. Una persona fuera de la habitación. Dejo la bandeja a un lado y abrió la puerta para volver a repetir la noticia.–¡La señorita ya despertó, avísale al joven maestro!–Tan pronto como termino volvió conmigo.–No se levanté señorita, la herida en su pierna es grave. El doctor recomendó que pase en cama por lo menos una semana.

Mire mi pierna, verla me recordó todo lo que había tenido que pasar anoche. Entonces todo tuvo sentido. Daniel me había traído de regreso porque me había desmayado y claro, estaba herida y bastante débil. Por no decir media muerta o más muerta que viva.

Digamos que comer tres veces al día un pan duro y un vaso de agua no aporta mucha variación nutrimental, ahora repite el proceso tres días seguidos. Bien. Ahora tenemos una persona débil.

Sumemos a eso que no dormí bien porque el colchón era tan horriblemente duro como una maldita roca. Excelente. Tenemos a una persona débil y cansada.

¿Y que pasa si una persona débil y cansada pierde mucha sangre? Pues...no lo va a soportar porque perder sangre te debilita y si ya estás débil, no hay que ser médica o enfermera para saber que no te espera un buen final.

–¿Porque no estoy muerta?–Le pregunté a la sirvienta. Enseguida capte su atención.–¿Señorita, porque pregunta eso?

Me encogi de hombros.–Después de lo que pase pensé que en eso iba a terminar. Una inminente muerte–Disimule lo más que pude el hecho de que eso me molestaba. No quería morir todavía, no me había salvado de la muerte una vez para morir tan joven y este mundo parecía conspirar para que eso sucediera.

Recordé la carta que esa maldita cosa me dejó cuando llegue y sentí mi sangre hervir. No mueras

Esas eran las palabras exactas que el me había dejado. Por fin comprendí a lo que se refería. Solo soy para el una diversión, un juego. No me salvó por que sea benevolente si no porque estaba aburrido. Ahora soy su diversión, su marioneta.

conseguí un harem en un mundo blDonde viven las historias. Descúbrelo ahora