conseguí un harem en un mundo bl

Detrás del telón

Emma volteo los ojos.–Alexander.–Siseeo con los dientes apretados la amenaza.–No se cuantas veces te he dicho que ¡No me trates como si estuviera a punto de morirme!–Exclamo negándose a ser alimentada por el.–Tienes trabajo que hacer, no quiero que Daniel te venga a buscar. De nuevo.

Alexander se encogió de hombros, no le importaba que lo fuese a buscar una y otra vez. A pesar de los regaños constantes de la joven el mantenía una sonrisa cálida en sus labios. Emma podría haberlo corrido más de una vez en estos días, pero sus acciones decían otra cosa. Por ejemplo, cansada de su mismo peinado de siempre empezó a peinar su largo cabello rubio ella misma.

Las sirvientas no tardaron en ver el cambio. Normalmente Alexander no era demasiado creativo con su cabello, siempre lo tenía arreglado pero nunca cambiaba su peinado, a veces suelto a veces se hacía una larga coleta. La variación no era mucha. Hasta que una emma aburrida y muy destrozada por tener el cabello tan largo como un niño comenzó a experimentar con el. Ya que ya no podía hacerlo con ella.
Su cabello termino con un corte irregular después de su pelea con la loca sirvienta de Margaret así que aunque le dolió mucho lo tuvo que cortar muy cortito. Paso días deprimida porque según ella parecía un puercoespín. Con su nuevo corte de cabello realmente sentía que podía tener un nido de pájaros en su cabeza.

Más que nada por eso el espía comenzó a dejar que peinase su cabello. Fue un intento desesperado para su tristeza disminuyera, para su alivio funcionó muy bien, tal vez más de lo que inicialmente esperaba. Ahora llevaba un peinado nuevo todos los días.

Empezaba a acostumbrarse a las burlas de Daniel y a los halagos y preguntas de las sirvientas.

–Come–Se limito a decirle.–Todavía estás herida. Me preocupa tu salud–De nuevo otra cucharada, emma lo fulminó con la mirada, aún así abrió la boca, masticó y trago.

–No creas que porque estoy comiendo no estoy enojada contigo. Solo lo hago porque cuánto más rápido termine más rápido te irás.–A regañadientes acepto otra cucharada y otra y otra hasta que el tazón estuvo vacío. Alexander levanto el mentón orgulloso, había ganado esa pequeña pelea.

Emma chaskeo la lengua.–Narcicista.–Susurro para ella misma.

–Bien echo dulzura.–Le dijo alexander mientras levantaba todo. Emma solo confirmo una cosa, el realmente era un espía. No sabía como le hacía pero siempre se las arreglaba para evadir a todos y entrar a su habitación a pesar de que Daniel había colocado guardias en la puerta de su habitación y les había dado órdenes de no dejar entrar a nadie más que a él.

Podía levantarse y aplaudirle. Su trabajo era excelente. Si tan solo no utilizará sus magníficas habilidades contra ella–No se lo que estás diciendo pero lo voy a interpretar como un 'buen trabajo, dulzura'

Alexander asintio volviendo a colocar su sonrisa coqueta. Con su mirada inspeccionó su cuerpo.–No, no y no. Ni lo pienses.–Emma tomo la manta y se cubrió el cuerpo tanto como pudo, no obstante seguía sintiéndose desnuda ante esa mirada.–Ya te lo dije Alexander. Nada de besos, caricias o lo que se te ocurra en tu mente perversa. No quiero ser más tu juguete, si quieres que sigamos siendo amigos ni lo pienses. Tienes a muchas otras mujeres más y no, no quiero ser otra.–El solo inclino la cabeza, como si no pudiera entender o fuese la primera vez que lo rechazaran.–Ya llegará una persona a la que realmente ames y cambies. (Porque te obliga pero lo que cuenta es la acción ¿No?) Hasta entonces prefiero observar desde afuera. (Para no interferir y salir herida en el proceso)

Desde el día después de su accidente lo había hecho. Había puesto las cosas en claro con Johan y Alexander. En cuanto esté había intentado besarle ella lo había impedido y en cuanto Johan intento cuidarla de manera más íntima también lo había parado. Para estar bien con su conciencia había intentado arreglar todo el enredo que había causado, esperaba que eso fuese más que suficiente.