La extraña emma

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Alexander

Coloqué los informes que Daniel necesitaba en su escritorio, arriba de otra gran pila de papeles.

Después abrí la cortina, apenas estaba amaneciendo; el cielo estaba pintado de una mezcla de distintos azules con amarillo y naranja. No había ni una sola nube a la vista, iba a ser un hermoso día. Sería una lastima no apreciarlo.

A pesar de que en la mansión era primavera en el marquesado seguia haciendo tanto frío como en el invierno. ¿Porque? Bueno la respuesta es fácil, el marquesado se encuentra a una gran altura entre las montañas. Bueno nuestra únicas estaciones podrían decirse que son invierno y otoño.

Todo el año hace frío. Aunque no tarda en irse el invierno y en llegar la primavera o en este caso otoño porque sigue haciendo tanto frío que no se le podría decir primavera.

Las mujeres dejan de usar pesadas capas de piel de animales a usar solo un abrigo. Y los niños empiezan a jugar en la plaza hasta tarde.

La comercialización crece y el marquesado prepara fiestas en honor al cambio de clima y también en honor a nuestro dios.

Me aleje de la ventana y tome asiento en la silla ornamentada que estaba frente al escritorio de Daniel. Pronto llegaría emma para sus clases matutinas. Apuesto a que llegara totalmente despeinada, con su cara apenas lavada y su vestido mal puesto.

Como si leyeran mis pensamientos la puerta se abrió de un solo golpe.-Perdón joven amo.-Dijo con una voz agitada, de seguro había corrido para llegar a tiempo. Cerro la puerta detrás de ella.-Me quedé dormida.-Hizo una mueca y agachó la cabeza en forma de arrepentimiento.

Quite mi mirada de la joven desaliñada y la fijé en mi amo. Estaba conteniendo una sonrisa, las comisuras de sus labios se curvaron hacía arriba y su cuerpo temblaba. Aunque todo esto apenas y era visible. La mitad de su cuerpo estaba enterrado en la gran pila de documentos por revisar.

Le di mi mejor sonrisa a emma, solo porque era divertido burlarme de ella y ya habían pasado meses y todavía no había cedido ante mis encantos. Probablemente porque he estado la mayor parte del tiempo ocupado.- Buenos días, dulzura.-Dije en un tono coqueto.

Ella me devolvió la sonrisa, pero no había nada especial en ella, era una sonrisa totalmente forzada. Podría jurar que se siente incómoda con mi presencia.

O solo es mi imaginación, normalmente esa reacción no sucede, solo cuando me encuentro con mis ex amantes pero tiene una explicación, la cual no encuentro con emma.

-¿Dormiste bien, dulzura?-Intente de nuevo.

Ella me ignoro por completo y se volteo a ver a Daniel quien esta vez definitivamente si se rió por lo alto y fuerte. No sé si alegrarme por la influencia que tiene emma en el o enojarme porque se está riendo de mi intento de cortejo fallido.

Odio esa parte auténtica de emma, solo cede a mis encantos como todas las demás.

Solo pierde ese brillo y esa esperanza de tus ojos. Ve el mundo como realmente es. puedo decirte con seguridad que no es lo que tú haz visto o vivido. Porque a pesar de ser plebeya tus manos no tienen ni un solo cayo, tienes tu dentadura completa y no hay cicatrices en tu cuerpo que indiquen que fue alguna vez golpeada o siquiera marcas de que alguna vez te haz enfermado de una epidemia.

Con ese cuerpo tan liso podría hacerse pasar por la hija de un noble con poco poder y toda la gente se lo creería. Con poco poder porque no está tan blanca como todas las señoritas, el ser hija de alguien empobrecido explicaría también su color de piel.

-Alexander, quédate aqui.-Ordeno con una voz imperiosa. La característica de cualquier noble nacido en una alta cuna.

Un fantasma de sonrisa se coloco en mi rostro.-Lo que usted diga, mi benevolente maestro.-Conteste con un tono juguetón.

conseguí un harem en un mundo blDonde viven las historias. Descúbrelo ahora