7.

36 3 6
                                    

En la ciudad de Mirjkush en el planeta Smajy, Edahi había logrado contactar con El Fantasma, sin embargo, no se esperaba que hubiese más problemas. Ambos estaban en un pequeño restaurante de una plaza cerca de la construcción del Centro de Investigación de Mirjkush.

— Una de las razones por las que decidí venir hasta Smajy a hablar contigo personalmente es porque creo que es correcto hablarte de lo que he visto y alertarte.

— Muy bien, dime.

— En las peleas clandestinas del mercado negro, vi a un hombre que usaba una magia diferente.

— ¿Puedes describirla?

— Sí... Yo vi que de sus manos sacaba una especie de fuego color negro, no invocaba ningún arma como lo pueden hacer la mayoría de los practicantes de magia roja. Pero él tocaba un arma ajena a él y le daba poder con ese fuego.

— Eso sí que es raro, nunca había oído de algo así—Edahi cruzó los brazos.

— No he dejado de pensar en eso, porque el tipo siempre ganaba, nadie podía contra él, nadie ha podido, temo que pueda ser una magia superior.

— Entiendo, al parecer tu tienes acceso a ese lugar, mi compañero y yo estamos en una investigación, creo que podríamos trabajar juntos y hacer ambas cosas.

— Yo cuento con que la magia de un Ilummius pueda contra ese tipo, ya sabes, la magia que usas es luz.

— Estás bien informado.

— ¿Qué información buscan?

— Solo quiero contactar a Laurence Svet.

— Me sorprende que quieras contactarlo, ¿puedo saber el motivo?

— Es para mi investigación, me dijeron que solo él sabe acerca de un planeta que busco.

— Oh, bien, pues no es tan difícil hablar con él, el vive en este planeta de hecho.

— ¿En serio?

— Sí, aunque lo mejor es no involucrarse mucho con él, es muy raro y el sabe cosas que no debería.

— Eso lo entiendo. ¿Me ayudarás?

— Cuenta conmigo.

— Gracias.

— Yo iré contigo, él me conoce.

Los dos aprovecharon el tiempo para ir durante el día a buscar a Laurence Svet. Fueron a las afueras de la ciudad, adentrándose a un bosque al pie de la montaña había un espacio grande sin árboles, era porque había algo ahí, solo que no lo podían ver.

— Es aquí, el vive apartado de la gente.

— Me alegra que así sea.

— ¿Por qué?

— Él es un peligro para la sociedad, de eso estamos conscientes. Por eso me es difícil pensar en que le pediré ayuda a alguien como él.

— Entiendo. Bueno, me acercaré—Se acercó un poco y con su mano tocó una pared de la casa, esto hizo que una parte de ella sea visible—. ¡Svet! ¡Soy yo, el fantasma!

Pasó un momento y nadie atendía la puerta, no pasaba nada.

— Creo que no está—Dijo Edahi.

— Él siempre está... Solo algo lo mantendría muy ocupado.

— Bueno, supongo que podré venir después.

— Sí, eso creo, aunque realmente me extraña.

— Bueno, gracias. No perdamos el tiempo y empecemos con lo de la magia oscura. Quiero verlo con mis ojos, mi amigo Alex va a rastrearte.

— Sí. Oye, nunca le he dicho mi nombre real a nadie, pero igual lo sabrán después de rastrearme, así que te lo diré de una vez, me llamo Kenett.

— Un placer, Kenett.


Laurence Svet era una persona con una terrible reputación, a pesar de ser bastante joven, su pasado era lo que la gente veía en él, lo que escuchaban de él, su pasado era su carta de presentación. Y efectivamente, Laurence no estaba en su casa, estaba en Vorushkwa investigando algo.

Y ahí estaba él, desayunando algo en un puesto de comida a las afueras de la Ciudad Roja, la ciudad de los vriolak.

— Así que puedo entrar como turista—preguntó mientras terminaba de comer.

— Así es, no es porque los vrikolak sean peligrosos, solo es por protocolo.

— De acuerdo, gracias.

— Buena suerte en tu búsqueda, espero te dejen entrar al templo de Nathifa.

— ¡Gracias!

Laurence era un joven común y corriente, el no había nacido con magia ni nada por el estilo, lo que lo hace diferente es que él aprendió a usar magia, un proceso difícil y muy pesado. Él venía de un planeta llamado Yark Svet, que aún no era perteneciente a ninguna unión, cada cierto tiempo, este planeta mandaba la petición para formar parte de la Unión I y la razón de por qué aún sigue en espera es debido al mismísimo Laurence. Él fue príncipe de ese planeta, pero por un terrible error que cometió en el pasado, provocó todo el odio que tienen hacia ese planeta y sobre todo hacia él.

Su aspecto era lo más cercano a un humano, su piel era bronceada, su pelo era color vino, corto y sus ojos eran como el color de la miel de maple. En ambos brazos tenía dos marcas iguales, eran solo dos franjas gruesas color negro, parecían tatuajes, pero era un rasgo común de la especie de su planeta. Vestía con una chaqueta verde oscuro común para el frío, un pantalón negro y siempre llevaba una mochila. 

Entró a la ciudad y caminó por las calles siguiendo el camino para llegar al famoso templo de Nathifa, como siempre, ese lugar estaba muy bien vigilado con guardias, robots y cámaras.

— Buen día señor, me gustaría entrar al templo.

— Las visitas al templo empiezan en la noche, regrese más tarde.

— Gracias—se regresó y se alejó de la vista de los guardias.

Se sentó en un parque cercano y revisó su brazalete, vio la imagen de un objeto que buscaba, se trataba del cetro de la sacerdotisa Nathifa, solo quería saber si el objeto seguía ahí para "tomarlo prestado"

Esperó durante un momento, sin embargo, de repente, alcanzó a escuchar una alarma que provenía del templo. No podía tener peor suerte, rogaba en su mente que hayan robado lo que sea menos el cetro.

Se acercó corriendo y preguntó a los guardias.

— Han robado el cetro de Nathifa en nuestra cara, ¡no vimos nada!

— Oh no, hoy es un mal día.

Laurence sabía que la gente que robaba esas reliquias las iba a vender al mercado negro y afortunadamente, el tenía acceso a ese lugar. Así que salió de la ciudad y utilizó una esfera de transporte, esta era diferente a los cubos ya que esta no dejaba ningún rastro en el ambiente. Y así fue como llegó al enorme mercado negro, no siempre estaba en el mismo lugar, pues era una nave gigante en algún lugar, por eso era muy difícil de seguirle el rastro, <<Ese cetro debe estar conmigo>>pensó. 


Vo Slavu III: La FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora