28.

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Zally empezó a abrir sus ojos, veía borroso, lograba ver el color rosa a su alrededor, pero no era tan brillante.

—Oh, al fin despiertas —dijo una voz que a Zally le resultó familiar—. ¿Zally? ¿estás bien?

Zally por fin logró ver bien, vio la cara de Laurence.

—¿L-Laurence? ¿Eres tú?

—Sí, parece que también te atraparon.

—Zeki... ¡Zeki! —se alteró—. ¡Will!

—¡Tranquila! —la agarró de los hombros y la miró—. Mírame a los ojos.

—¡Zeki! —empezó a llorar.

—¡Zally, mírame! —buscó su mirada hasta por fin encontrarla, ambos se estaban viendo a los ojos—. Respira profundamente.

Zally hizo lo que dijo, hicieron un ejercicio de respiración para que se calmara.

—¿Dónde estamos? —intentó ponerse de pie, pero su cabeza chocó con algo—. Auch.

—Bueno, parece que estamos en un cubo rosa en la nada, creo que es una especie de dimensión de Ma-War.

—¿Qué?

Zally miró a través del cristal mágico que los contenía, vio que había oscuridad absoluta, lo único de luz que había era el mismo cubo, pues sus paredes irradiaban luz rosa bastante tenue.

—¿Cómo llegaste aquí? —preguntó Laurence.

—Ma-War, estaba luchando con ella cuando de repente un rayo suyo me alcanzó y luego no vi nada.

—Me hizo lo mismo.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? Tengo que salir, ¡tenemos que salir de aquí!

—Bueno, llevo ya varias horas que me han parecido una eternidad, no he logrado averiguar cómo salir de aquí, pero sigo en eso.

No podían estar de pie, estaban sentados, el cubo era pequeño así que era muy poco el espacio.

—Laurence... Tenías razón, siempre la tuviste —siguió llorando—. Perdóname —lo miró a los ojos.

—Eso ya no importa —apartó la mirada—. Es normal que desconfíen de mí.

—Si te hubiera hecho caso, no estaríamos aquí, y Zeki... Zeki estaría conmigo, no puedo creer que nos separaron otra vez.

Laurence nunca había visto a Zally así, era diferente a la que conoció en el mercado negro, una chica muy valiente y sin miedo, ahora se veía vulnerable, destrozada.

—Es mi culpa.

—No, no lo es —se acercó a ella lentamente y la abrazó, Zally lo abrazó fuerte y pegó su cara contra su pecho, estaba muy avergonzada.

—Debí ser más fuerte...

Laurence no dijo nada y solo acarició su cabeza, comprendía el dolor por el que estaba pasando.

Mientras tanto, en el templo del Dios Casey de Zelushkwa, la reina Marlik y su hijo Elid, estaban hablando sobre lo que había pasado.

—Hijo, ¿qué acaba de ocurrir?

—No lo sé, pero creo que Ma-War no tenía buenas intenciones después de todo.

—Debemos informar a todos sobre lo que pasó, esa mujer no puede ir atacándonos y secuestrando gente como si nada.

—Sí, espero que la Reina Yavnik no se altere, sería la segunda vez que pierde a sus hijos... ¿Y si...?

—No hijo, no creo que estén muertos, no pueden permitirse eso.

Vo Slavu III: La FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora