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La Ciudad Roja estaba vuelta un caos, vrikolak inocentes siendo controlados por Vriks estaban peleando con los vorush, y no solo ahí, sino en todo el planeta. Estaban reviviendo una vieja herida, un recuerdo que los perseguía y que ahora los perseguiría por siempre.

Nadie podía creer que ahora Vriks fuera tan poderoso, era impensable una situación como esa, alguien que nunca usó magia regresó de la muerte, era obvio que no lo hizo él solo, nadie puede escapar de la muerte así como si nada.

Yamanik, Laurence y Vlad por fin llegaron a la cima de la Torre.

Vriks se dio cuenta, era algo que no se esperaba.

Vlad dio un salto hacia la torre, en su mano tenía el cetro de Nathifa, sus heridas habían desaparecido por completo.

Vriks estaba sorprendido, no entendía por qué seguía vivo.

— Que inesperado—dijo—. No te preocupes, también estoy sorprendido—sonrió.

— Vlad, más vale que te rindas o quedarás peor.

— Tú no me dices qué hacer.

Esta vez los rayos se juntaron en el cetro de Nathifa, y este se hizo más largo hasta hacerse una lanza dorada con el brillo rojo que le daba la magia de Vlad.

Ambos empezaron a pelear, el primero en abalanzarse fue Vriks con sus garras pero Vlad interpuso la lanza y se protegió, lo empujó y le apuntó con el filo de la lanza. Los dos respiraron por un momento y después continuaron.

El plan no era matarlo, porque el cuerpo era de alguien inocente, el plan era sacarlo de ese cuerpo y expulsarlo al inframundo para siempre.

Vlad logró hacerle daño en una pierna para que no pudiera moverse tan rápido, pues era lo único que dificultaba las cosas. Vriks lo mordió en el hombro en un intento de desesperación.

— ¡Svet, ya!—gritó Vlad.

Laurence y Yamanik bajaron y corrieron hacia ellos. Laurence se iba a encargar de sacar el alma de Vriks del cuerpo de Helix.

— Despeja el cielo Vlad.

— Sí.

Vlad usó magia y el cetro, despejó el cielo y al parecer ya había amanecido, el sol estaba justo encima de ellos, era medio día.

Laurence sacó una tablet de su mochila y empezó a leer algo en voz alta, estaba ordenándole a Vriks que abandonara el cuerpo de Helix y que esperara la ira del Dios Smajy sobre su alma. Era una especie de hechizo que al parecer funcionó.

— Recuerda Vlad, no eres nadie—fueron las últimas palabras de Vriks.

El cielo se despejó en toda la ciudad, dejando ver la luz del sol, los vrikolak reaccionaron y dejaron de atacar a los demás, aun así, varios habían sido arrestados.

— ¿Ahora si ganamos?—preguntó Yamanik.

— Sí—sonrió Laurence, pero hacer eso lo dejó muy agotado y se desmayó.

— ¡Laurence!

— Estará bien, solo está cansado.

— Bueno, entonces ¿todo terminó?

— Sí, por ahora, aún tengo ganas de encontrar al imbécil que creyó que sería divertido revivir a Vriks—cruzó los brazos.

— Nunca había visto luchar a un supremo, debo decir que fue increíble Vlad, no eres como te pintan en otros lados.

— Me da igual lo que digan de mí, yo sé lo que hago, pero... Gracias—miró a Yamanik y soltó una leve sonrisa—. Llevemos a este chico con los médicos, de todos, él la ha pasado peor.

— Sí—cargó a Helix y Vlad cargó a Laurence, se transportaron a donde estaban las naves para llevar a los heridos a los hospitales.

Ahí ya estaban Will, Zeki, Zally y Ma-War. Vieron a Vlad con la camisa rota, el pelo suelto, y con unas leves heridas.

— Oh, ahí estás—dijo Will.

— ¿Estabas preocupado por mí?—sonrió de manera burlona.

— Idiota, pero veo que lo lograste.

— No lo hice yo solo—dejó a Laurence en una camilla, y Yamanik también dejó a Helix en otra para que se los llevaran—. Aunque parezca increíble, Laurence hizo lo importante.

— Me lo imaginaba—dijo Zally.

— Sí, fue una locura, Vlad casi muere pero algo pasó cuando tocó el cetro de Nathifa, como si fuera parte de él—dijo Yamanik.

— Es cierto, y se quedó en forma de lanza, es muy raro—les mostró la lanza dorada.

— Wow, tal vez Nathifa sabía algo—dijo Will.

— ¡Señor! Oh gracias a las estrellas está bien, creí que lo habíamos perdido.

— No, aún no van a deshacerse de mi—sonrió y miró a Will—. Bueno, todo ha terminado, pero las investigaciones aún siguen, Will, tienes trabajo que hacer.

— Maldición, está bien—contestó.

— De nada—desapareció, se transportó a su templo favorito, el templo de los vrikolak, pero el templo que representaba su valor como seres pensantes, como personas.

Estuvo caminando durante un rato y vio que realmente valía la pena protegerlos a todos por igual, y que estaba haciendo lo correcto. Por primera vez en toda su vida, se sintió bien, sintió que no estaba haciendo las cosas tan mal como pensaba. Por primera vez respiró tranquilamente.


— Tengo mucha hambre, no sé ustedes—dijo Yamanik.

— Siempre tienes hambre—dijo Ma-War riéndose.

— Comamos algo—Will los llevó a un lugar cercano para comer.

Se sentaron a comer en un pequeño restaurante a las afueras de la Ciudad Roja.

— No puedo creer que Laurence iba a hacer eso solo—dijo Zeki—. Pudo haber pedido ayuda.

— Creo que nadie se la habría dado.

— Yo lo hubiera ayudado—dijo Zally—. Aunque creo que con Vlad y Yamanik fue suficiente.

— Vlad se lució, es realmente fuerte—dijo Yamanik—. Nunca había visto a alguien tan fuerte, bueno, Zally sigue sorprendiéndome.

— No es para tanto—sonrió—. ¿Qué hay de ti? Te conviertes en muchos animales.

— Es cierto, ¿solo animales o también cosas?—preguntó Will.

— Es difícil de explicar. 

— Chicos, ya vengo, voy al baño—Ma-War fue al baño para estar un momento sola.

En el baño no había nadie, utilizó su reloj para hacer una bitácora.

— Por ahora solo he reunido a tres representantes de la magia, y parece que cooperarán de alguna u otra forma, sobre todo magia roja. Solo faltan magia azul y blanca, estoy segura que se creerán la misma historia, sé que no es bueno mentir, pero es necesario esta vez. 

Vo Slavu III: La FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora