1. EXTRAÑA IMPRIMACIÓN | paul lahote ✔

CAPÍTULO VEINTISÉIS.- el gran día

Es hoy, el tan ansiado día había llegado. La boda de Jacob y Edward estaba a unas cuantas horas de celebrarse, el jardín estaba casi por completo decorado con flores, el pasillo por donde caminarían los novios y el hermoso altar donde todos los invitados los verían convertirse en esposos ya estaba por completo listo.

Alice tenía un verdadero don con ese tipo de cosas y se había encargado de decorar todo de la manera más hermosa posible, trabajando bajo los estándares que le había pedido Edward.

Llegó bastante temprano a la casa Cullen, a pura petición de Alice y Rosalie. El jeep de Emmett no se veía en la cochera, por lo que fue un indicio de que ninguno de los chicos, incluyendo a Alec, había llegado de la despedida de soltero de su hermano. Eileen recordó que Paul tampoco había llegado a casa, quizás pasó toda la noche en casa de Jacob con la manada por la despedida de soltero.

Durante todo ese mes de preparaciones, sus vómitos no habían desaparecido; pero si disminuido. Ya no vomitaba por cualquier olor fuerte, lo cual era algo bueno. La mala noticia era que sus otros sentidos estaban disminuyendo de igual manera, ya casi no podía captar los aromas u escuchar los sonidos a millas de distancia.

Cuando pisó la cocina, un olor embriagador la envolvió por completo, era una deliciosa mezcla de varias flores.

—¿Te gusta? —le preguntó Alice, sonriente—. Habrá muchos invitados humanos, quise asegurarme que todos pudieran captar la fragancia.

—Huele bien —aseguró, volviendo a inhalar el olor—. Y no me hace vomitar, eso siempre es una buena noticia.

 —Supongo también que es una buena señal. ¡Ven! Tenemos que hacer varias cosas antes que llegue Jacob.

Junto a Alice, pasó el resto de la mañana afinando los últimos detalles de la boda, los restantes miembros de su familia (Esme, Rosalie y Carlisle) estaban de aquí para allá, siguiendo cada una de las indicaciones de su hermana.

Jacob llegó dos horas antes del almuerzo, ganándose un inmediato regaño por parte de la dictadora Alice, ya que parecía que no había dormido lo suficiente.

—Vas a quedar guapísimo —le sonrió a Jake, siguiéndolo escaleras arriba mientras Alice lo arrastraba al enorme baño para comenzar a arreglarlo.

Jacob bufó divertido.

—Por favor, a su lado seré insignificante.

Eileen vio divertida la mueca ofendida de Alice al escuchar esas palabras.

—Escúchame bien: nadie se atreverá a considerarte insignificante una vez haya acabado contigo.

Jacob hizo una seña militar antes de asentir y quedarse totalmente quieto mientras Alice hacia todo el trabajo, desde ponerle una mascarilla en su rostro hasta una completa limpieza facial y eliminarle cualquier vello fuera de lugar. Eileen sabía que su mayor aportación era decir comentarios que hicieran que su cuñado se relajara por completo.

A eso después del almuerzo, Rosalie entró al cuarto de baño con una bata plateada y con su dorado cabello recogido en una suave corona, era la única de ellas tres que ya se estaba alistando.

—Ya han regresado —anunció.

Alice asintió sin prestar mucha atención. Eileen supuso que fue porque ya había captado el efluvio de los chicos en la planta baja de la casa, tuvo que respirar profundamente para poder apreciarlo, se contuvo de gruñir con molestia al sentir los olores lejanos. Observó a Jacob removerse ansioso en su asiento, le otorgó una sonrisa, era bastante tierno verlo tan emocionado por llegar ya al altar.