CAPÍTULO CUARENTA Y DOS.- casey

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Eileen estacionó su auto en la entrada del instituto de la reserva, Leah había salido con William y los demás chicos estaban tan ocupados que ella era la única que podía ir a buscar a los más jóvenes a sus clases. Desde aquella premonición de Rue y la alta cantidad de cuerpos que aparecían en el bosque, Sam no quería que nadie estuviera sólo por el lugar.

Salió de su auto y se recostó al frente de él, observando como los estudiantes reían y cuchicheaban a su alrededor, se lamentó un poco no haber podido disfrutar tanto de su época escolar con sus hermanos solo por estar pendiente de Isabella y los peligros que debían enfrentar por ella.

Una señora alta salió del instituto, Eileen la recordaba como la secretaria del director, ya tenía una leve amistad con ella por las incontables veces que habían llevado a Brady a dirección por peleas. A su cachorro aún no le había quedado claro que la violencia no era la solución, y no podía culparlo debido al referente paterno que tenía.

Y no le ayudaba en nada el que Paul haya abierto un gimnasio de boxeo en Port Ángeles, el cual era bastante popular debido a la enorme experiencia que tenía su pareja en cuanto a artes marciales. En serio, le iba bastante bien popular y económicamente, Eileen se sentía orgullosa de él por hacer lo que le gustaba.

—Señorita Cullen —la saludó la secretaria—, el director estaba a punto de llamarla.

—¿Nuevamente una pelea?

—Lamento decir que sí —suspiró—. Brady y Theo han sido niños muy buenos en su estancia aquí, pero sus reacciones ante los que los molestan suelen ser bastante agresivas. Si me permite guiarla a la dirección.

Eileen asintió, maldiciendo por dentro. Esta vez si los iba a tener que castigar y Sam también.

Siguió a la secretaria por los pasillos, ignorando los cuchicheos a su alrededor, ya estaba bastante acostumbrada a ellos. Justo cuando le abrieron la puerta, Eileen quedó sorprendida por la cantidad de personas que estaban en esa oficina tan pequeña.

Tuvo que aguantar alzar su ceja al ver a Rue y Collin también ahí junto a Theo y Brady formando un grupo a un lado de la oficina, mientras que del otro también estaban una chica y tres chicos, Eileen reconoció a Conner Morgan, el niño que siempre molestaba a su cachorro.

—Ay, señorita Cullen, ha sido usted la primera en llegar —le dijo el director—. Los representantes de la señorita Holland y el señor Littlesea no han respondido a mi llamado.

Eileen le echó una mirada a Rue, sabía que ella no iba a querer que su madre se enterara de ese altercado, iba a meterse en un buen lío por eso. Luego miró a Collin, el cual tenía días sin aparecer por su casa ya que prefería quedarse con Lizzie en la casa de Jacob y Edward.

Así que decidió tomar una enorme responsabilidad dándole una sonrisa al director.

—Es que hoy he venido en representación de todos —respondió—, no es necesario que siga llamando a los señores Holland o Littlesea, yo soy muy capaz de interceder por todos ellos.

El director le dio una mirada no muy confiada y asintió. Así que Eileen se sentó al lado de Brady para escuchar lo que sus chicos habían hecho ese día.

Resultaba que todo inició porque la chica sentada al otro lado de la oficina había molestado a Rue y cansada que su amiga la ignorara, decidió empezar con las agresiones físicas. Lo cual le salió contraproducente, porque no contaba con que Rue fue muy buena a puño limpio.

Bien, como Rue estaba ganando la pelea, los amigos de la chica decidieron entrometerse, Conner cogió a Rue del cabello y eso fue todo lo que necesitó Brady para empezar a tirar golpes como loco, y Collin y Theo solo se metieron para apoyarlos. Eileen no apoyaba la violencia, pero viendo el estado en como quedaron los otros chicos, tenía que admitir que Paul era un buen entrenador.

1. EXTRAÑA IMPRIMACIÓN | paul lahote ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora