1. EXTRAÑA IMPRIMACIÓN | paul lahote ✔

CAPÍTULO CUATRO.- isabella swan

Era definitivo, a Eileen no le agradaba Bella Swan.

Bella era todo lo contrario a ella, repelía los dones de los vampiros del clan. Aunque esa no era la única razón por la cual le caía mal.

Eileen conoció a Bella cuando ésta ingresó molesta a la casa Cullen, gritándole a Edward acerca de no decirle nada sobre Victoria. La humana era muy poco expresiva, pero el único sentimiento que parecía poder expresar con facilidad era el enojo.

Y, para molestia de Eileen, iba dirigido hacia Edward.

La chica era molesta, para su gusto. El no poder leerle la mente no le era impresionante, más bien le daba dolor de cabeza. Cuando su festival de gritos terminó (solo porque Esme se lo pidió) fue que pudieron presentarse.

Eileen le tendió la mano (pensó que darle un abrazo como lo había hecho Emily habría sido mucho) y tal vez el apretón de manos también pudo haber sido mucho para la humana. Bella la observó y pasó de ella olímpicamente, Rosalie le dirigió una ácida respuesta por ser maleducada.

Como Bella iba a quedarse por todo el día, Eileen decidió seguir el ejemplo de Rosalie cuando le dieron la noticia: salir huyendo de la casa. Así que, sin pensarlo mucho, tomó su celular nuevo y salió de la casa en dirección a la Frontera.

Aunque quería cruzarla de una vez y hacerle caso a las palabras de Paul, decidió que era mejor quedarse de su lado y esperar a que algún lobo estuviera de guardia. No pasó mucho tiempo hasta que llegó alguien.

«Paul», pensó Eileen y no pudo evitar sonreír.

El lobo se metió detrás de unos arbustos y luego salió en su forma humana, tan solo con un jean.

—Te he dicho que puedes pasar sin ninguna consecuencia —dijo.

—Gracias por venir —lo ignoró.

—No es nada, me gusta estar contigo.

Eileen le sonrió, y sin esperar nada dio un salto para poder cruzar de una vez la frontera para así posarse al lado de Paul.

—¿Quieres ir a un lugar en específico? —preguntó Paul, una vez la vio caer a su lado. Sabía que por dejar su puesto le caería una buena reprimenda de Sam, e incluso le haría hacer más horas durante la noche.

Pero si ese era el precio para estar con su impronta, lo pagaría una y mil veces.

—No, la verdad es que estoy bien si solo estamos tú y yo —sonrió—. ¿Hacías algo antes de que llegara?

—Guardia —respondió—. Sam está algo nervioso con lo de Victoria y nos quiere alerta.

—¿Esa es la vampira que quiere asesinar a Bella? —preguntó. Paul asintió, mientras la guiaba por el bosque—. No la veo tan mala, si te soy sincera. Admito que me haría un favor con la humana.

Paul soltó una risa.

—Supongo que ya la conociste…

—Sí, y es insoportable —gruñó interrumpiéndolo—. Y muy maleducada. ¿Tanto le costaba decirme un simple ‘hola’?

—Ella es así. Acá todos, salvo Emily, la detestamos —volvió a soltar una risa. Eileen sintió algo vibrar en su pecho, era algo raro—. Una vez hasta me golpeó.

Eileen no sabe de donde le nacieron la ganas de soltar un gruñido, mostrar sus colmillos e ir a buscar a Bella para dejarle en claro que no volviera a tocar a Paul.

Paul se detuvo frente a ella y le sonrió.

—¿Todo bien?

Eileen asintió, todavía desconcertada, para continuar siguiéndolo.

—Bella es rara —cambió de tema—, no lo sé, no confío en ella y odio la migraña que me provoca el no poder leer su mente.

—¿Puedes leer la mente? ¿El mismo don de Edward?

Eileen cabeceó.

—Sí y no —respondió. Paul frunció el ceño y le sonrió de manera burlona—. Verás soy una especie de esponja, creo, absorbo cada don que un vampiro usa cerca o contra mi. Es algo raro.

Se detuvo abruptamente al ver que habían llegado al hermoso acantilado, aquel que tenía el privilegio de ser llamado ‘el lugar favorito de Paul'.

Eileen no lo pensó más y corrió a subirse al tronco, para mala suerte de Paul.

—Tú don no es raro —dijo, observando a la vampira saltar arriba del tronco—. Es especial, igual que tú.

Y, si no fuera completamente imposible, Paul juraría que la había visto sonrojarse.