1

517 33 8
                                    

Estaba enojado

Bebí el vaso de whisky de un solo trago, sintiendo mi garganta arder de inmediato.

Mire de nuevo al grupo de personas, riendo y alagando al hombre que rodeaban. Hombres le sonreían y reían en voz alta, mientras las mujeres se colgaban de sus brazos.

A él no le importaba, estaba acostumbrado a este tipo de fiestas, lo más probable es que saldría con alguna de esas mujeres esta noche, tendría que llevarlos a su apartamento y esperar a que termine con ella para llevarla a casa.

Había pasado muchas veces, la misma rutina por 3 años seguidos. Estaba harto.

Aún así, no podía alejarme de él, no quería hacerlo.

Pedí otro whisky, bebiendolo de golpe en cuanto lo tuve en mis manos. Ya era tarde, debíamos irnos. Me levanté de mi asiento y acomodé mi chaqueta, caminando en su dirección

Su mirada cayó en la mía y sonrió de lado, sus ojos azules brillaron con algo parecido a la emoción, pero solo fue un destello.

–Lo siento señor, es hora de irnos– Hable con voz firme, ganandome la mirada de reproche de algunas mujeres

–Por supuesto– Dijo mirando a las personas que lo rodeaban– Es una pena, pero tendré que despedirme de ustedes

–Ni hablar, fue una noche maravillosa en tu compañía– Hablo uno de los hombres– Espero poder reunirme contigo pronto, quiero proponerte un gran negocio

–Estare encantado, si me disculpan me retiro– Miro a la mujer a su lado, sonriendo– Señorita, me despido también. Me hubiera encantado hablar más con usted

–¿No te gustaría hacerlo ahora?– Pregunto ella, en voz baja, agitando sus horribles pestañas hacia el

–Lo siento, pero no podré hacerlo esta noche– Dijo disculpándose– Mike, dale una tarjeta a la hermosa dama, por favor

–Si señor– Hice lo que me pidió, mientras él se alejaba unos pasos

–Gracias señor Smith– Se despidió ella, casi suspirando

En silencio, seguía al hombre hasta salir del hotel. El auto ya nos esperaba, el subió y antes de poder cerrar la puerta, me indico que subiera a su lado.

No quería hacerlo, no quería que me mirara con esos ojos llenos de lástima. No quería sentirlo tan cerca de mi 

Pero en silencio obedecí, mientras el comenzaba a quitar su corbata.

–Ese maldito gordo, no tengo planeado volver a reunirme con el– Se quejo abriendo su camisa– Y esa mujer, es su hija, olía igual de asqueroso que el, solo usan perfumes baratos

No dije nada, solo escuché sus quejas el resto del camino, hasta llegar a su apartamento. Era un edificio alto, el más lujoso de la ciudad, y solo para algunas personas. El era dueño de todo.

El auto se estacionó lentamente en el estacionamiento subterráneo. Era la forma más segura de hacerlo, sin estar a la vista de todos.

–Buenas noches señor– Se despidieron mis compañeros, volviendo a subir al auto una vez que bajo

–Vendre a recogerlo mañana temprano, tiene una junta...

–Sube– Hablo sin mirarme

–No creo que sea prudente– Trate de negarme, pero el solo sonrió

No quería estar a su lado, no ahora

–No pregunté tu opinión

No tuve más opción que seguirlo, con la mirada de los otros hombres sobre mi. Quería negarme, quería renunciar, pero camine detrás de él como un perro, persiguiendo a su amo.

Malos Hábitos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora