Malos Hábitos

38

Extra 3

Hange x Pieck

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Pieck

Habían pasado dos meses, no sabíamos mucho de Mike y Erwin pero lo último era que estaban de viaje. Iban a recorrer algunos lugares hasta gastar todo su dinero y cuando se establecieran, me dirían donde estaban para visitarlos.

Mi relación con Hange cambio bastante, en el buen sentido. Después de hablarlo por mucho, comprendí que yo debía confiar en ella, y si algo me molestaba decirle y no crearme escenarios en mi cabeza. Ella me comprendió, con paciencia y amor hasta que poco a poco mis celos se calmaron. Aún los sentía, era imposible que desaparecieran por completo, pero ahora podía hablar de ellos sin miedo a que me dijeran que estaba loca.

Termine de arreglarme, está vez iría a ver a Hange hasta su oficina. Después iríamos a cenar y a su apartamento, esperaba tener una buena ronda de sexo esta noche.

Todavía no decidíamos si volveríamos a vivir juntas, por supuesto que ambas lo queríamos, pero nos dimos cuenta que al principio de nuestra relación nuestro error fue adelantarnos. Aunque sentíamos lo mismo, había muchas cosas que no sabíamos de la otra. Teníamos mucho que aprender

Llegué al edificio, muchos ya me conocían así que pude entrar sin problema, directo a la oficina de Hange. Al llegar a la puerta, una chica me llamo para detenerme

–¿Puedo ayudarle en algo?– Pregunto mirándome seria

–Oh, si, vengo a ver a Hange– Respondí sonriendo

–No puede verla ahora, está ocupada– Dijo moviendo su mano para que me alejara– Le haré una cita si gusta

–¿Cita?– Pregunté a punto de reír, al parecer la chica era nueva– Lo siento, pero no estoy aquí por trabajo. Soy la novia de Hange

–¿Novia?– Pregunto está vez, frunciendo el ceño– ¡Es imposible!

Me quedé en silencio, viendo como su rostro se contraía con enojo y al mismo tiempo sus ojos se llenaban de lágrimas.

–¿Estás bien?– Pregunté sin saber que más hacer– ¿Quieres que llame a alguien...?

–¡No!– Después de su pequeño grito ella se alejo, dando pasos fuertes

Y yo me quedé ahí, pensando en que pude haber hecho para que se enojara tanto. Toque la puerta, pero nadie respondió así que decidí entrar, viendo a Hange concentrada en su computadora. No levantó la mirada en ningún momento, ni si quiera cuando me quedé parada al lado de su escritorio.

Toque la madera junto a ella, haciendo que por fin levantará la vista.

–Hola– La saludé con una sonrisa

–Amor– Y ella sonrió, haciendo que mi corazón se saltará un latido– Ya casi termino, ¿Puedes esperarme?

–Hange muero de hambre– Me queje al escucharla– Dijiste que ya habías terminado

–Es que ya terminé... Casi todo– Dijo sonriendo de forma inocente

Suspiré, ya sabía que esto iba a pasar y por eso había comido algo ligero antes de salir de casa. Le dije que estaba bien y me senté en el sillón que había dentro. Después me recosté, mirando mi teléfono durante un rato mientras escuchaba como tecleaba de forma rápida.