Malos Hábitos

25

Colgué la llamada, sintiendio un sabor amargo en la boca, aunque no tuve mucho tiempo para pensar en eso, la gente a mi alrededor seguía amontonandose en la entrada, buscando la forma de entrar

–¿Cuánto tiempo más debemos esperar?– Pregunto una chica, estaba demasiado cerca de mi

–Lo siento, tendrán que esperar a que salga alguien más, tenemos cupo lleno– Respondí suavemente, pero con voz dura

La última semana, Pieck había buscando una pequeña banda para cantar en el bar, la remodelación por fin había terminado y era mucho más grande ahora. El problema, fue que no sabíamos el éxito que tendría y que todos los días, aumentaba el número de personas que venía.

–¡Déjanos entrar, hombre!– Grito un chico, claramente borracho

–Ya no hay entradas– Respondí, para que todos escucharán

Se empezaron a escuchar personas molestas, y entonces la música comenzó. Eso solo hizo que las personas afuera comenzarán a enojarse más. El tipo borracho se acercó, golpeando mi pecho con su mano abierta

–¿No sabes quién soy?, Puedo comprar este maldito lugar si quiero– Arrastraba las palabras, y su aliento olía bastante a cerveza

–Entonces cómpralo– Respondí sin prestarle atención

–¡Maldito!– Antes de que tratara de golpearme, sujete su rostro con la palma de mi mano, era increíblemente pequeño

–No pueden entrar más personas, largo– Lo empuje un poco y debido a su estado, cayó al suelo donde comenzó a llorar

Nadie le tomo importancia, las chicas que estaban con el lo dejaron en el suelo y se acercaron a mi, pidiendo que las dejara entrar

–Por favor, señor guardia– Hablo con voz melosa– Si me deja entrar, le prometo un lindo regalo

Pego sus pechos a mis brazos, y no pude evitar pensar que los de Erwin eran mucho mejor. Mucho más firmes y grandes

–Linda, no me interesa nada de ti– Respondí en voz baja– Nadie puede entrar

–¿De verdad?– Ella sonrió coqueta, de verdad era un mal día

–¿Tienes pene?– Pregunté con media sonrisa, mientras ella se alejaba un poco

–No...

–Entonces no me interesas– Me solté de ella y mire dentro del bar, estaba repleto y Pieck demasiado ocupada

Los demás meseros no podían con la cantidad de gente, íbamos a necesitar más personal. Tal vez la banda solo debía presentarse tres noches a la semana, o no podríamos con el ritmo de gente.

La noche sería muy larga.

–Estoy exahusta– Se quejo Pieck cuando por fin cerramos– Muchas gracias chicos, está noche no abriremos el bar

–¿Por qué?– Pregunté sonriendo

–Porque necesito descansar, pondré el aviso– La vi arrastrar los pies hasta su oficina, mientras los otros chicos celebraban un día de descanso extra

Mire mi teléfono, aún era temprano para llamar a Erwin pero estaba ansioso. Necesitaba escuchar un poco su voz, su ausencia me estaba matando

Eran solo unas semanas, pero mi cama se sentía demasiado solitaria. No había alguien esperando por mi en las mañanas, lo poco que comía lo hacía solo, y ni si quiera podía dormir correctamente.

Pieck salió de nuevo con el aviso en sus manos y despues de cerrar y despedir a todos, casa uno se fue a su casa.

Al llegar a mi apartamento, de nuevo me recibió el silencio. Extrañaba el ajetreo de Mikasa y Levi, que siempre discutían desde temprano. Me sentía tan solo.