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–Se fue...– Susurré en el vacío del apartamento

Había salido del trabajo tarde, por alguna razón el trabajo se había acumulado demasiado y fue imposible salir antes. Había pensado en ver a Mike y hablar con el de nuevo, convencerlo que todo estaría bien, pero ya no estaba.

Se había llevado todas sus cosas, dejo las llaves con el encargado y se fue, sin decir nada. La realización de aquello llegó poco a poco, salí de ahí, agradecí y me negué a recibir algún reembolso por los meses que había pagado.

Subí a mi auto y marqué su número de nuevo, seguía apagado. No sabía que hacer, si debía buscarlo aún sabiendo que al día siguiente debía ver de nuevo a la abuela. Mike se había escapado entre mis dedos, frente a mi, y no pude detenerlo.

Llegue a la casa poco después, al parecer Mikasa acababa de llegar porque discutía en la entrada con Levi.

–¿Sucede algo?– Pregunté al acercarme a ellos

Ambos me miraron, viéndose nerviosos. Mikasa me enfrentó, suspirando.

–Mike acaba de traerme– Dijo en voz baja– También le aviso a Levi que dejó el apartamento y nos pidió que te dijeramos algo

–¿Qué cosa?

–Dijo que por favor hicieras lo que te pidió, y... No quiere verte por ahora– Respondió Levi en voz baja– Erwin, ¿De verdad quieres seguir con esto?

–Ya les dije que yo haré lo que necesiten, Mikasa tomara la desición aunque yo espero que la acepte– Dije ignorando el tema de Mike– Me iré a dormir, estoy cansado

–¡Erwin!– Me llamo Mikasa– ¿Y si me niego?

La mire en silencio, pensando

–Sinceramente, no he pensado en esa posibilidad. Tú fuiste la primera que me pidio ayudarte, así que sigo pensando es que quieres salvar tu empresa– Respondí con sinceridad– Pero si te niegas, lo único que voy a lamentar es haberte quitado 3 años de tu vida

No respondió, así que solo seguí mi camino hasta mi habitación, que ahora tenía las cosas de Mikasa. Me reí sin humor al darme cuenta que no sirvió de nada, todo había sido un desastre.

–Tal vez todo es culpa de Mike– Susurré– ¿Por que tuviste que aparecer de nuevo?

Me senté en el suelo, llorando al darme cuenta que lo perdí de nuevo. Qué no había logrado mantenerlo a mi lado, y que está vez, fue solo mi culpa. Me llene de vergüenza y odio a mi mismo, por ser tan cobarde y egoísta.

Por no aceptar que estaba mal, que no tenía razón. Ahora se había ido y aunque confiaba en que me esperaría, no quería hacerle eso. No quería hacerlo esperar.

–Eres un idiota Erwin...

Desperté bastante temprano, y lo poco que había dormido solo me hizo sentirme peor. Me aliste para irnos, debíamos ver a la abuela de nuevo, aunque ninguno quisiera hacerlo.

El camino fue en silencio, ninguno hablo, nos sentíamos incómodos, derrotados, y Mikasa tenía los ojos más hinchados que yo. En silencio tome su mano para tratar de consolarla, pero solo hice que llorara de nuevo. Eso me hizo reír un poco, porque ella era demasiado llorona.

Entramos al enorme edificio, y llegamos a la misma sala de reuniones. La abuela ya esperaba, sonriendo, burlándose de nosotros.

–Bueno días– Nos saludo, fijándose en mi mano y la de Mikasa, que seguían enlazadas– De verdad se ven bien juntos, comparten hasta la hinchazon en los ojos

Se empezó a reír por su broma, provocando que Mikasa soltara mi mano. Era una mujer horrible.

–Entonces, vayamos a lo importante– Dijo tronando los dedos– ¿Cuál es su respuesta?, ¿Erwin?

Malos Hábitos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora