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–¿A qué hora vuelves?– Pregunto por tercera vez en lo que iba de nuestra conversación

–No lo sé cariño, Pieck me pidió venir a verla para hablar conmigo– Dije con un suspiro– Te avisaré cuando salga, no te preocupes

–De acuerdo, te estaré esperando– Dijo suavemente– Te amo

–Yo también, adiós– Colgué el teléfono, y de nuevo sentí ese dolor en mi estómago

Ignore el malestar y continúe mi camino hacia el bar, Pieck me esperaba ahí. Era una conocida de la preparatoria, que me había llamado para trabajar con ella. Estaba buscando alguien que la ayudara con la administración y sobre todo, seguridad del bar.

No había nada más terrorífico que un hombre de casi dos metros en la entrada.

Cuando llegue, había poca gente. Ella me recibió en la entrada, contenta al verme y sonriendo.

–Hola Mike– Dijo con una voz suave, y sobre todo, somnolienta

–Hola Pieck, ¿Cómo estas?

–Cansada, estoy harta de este bar

Me reí de ella, que casi cerraba los ojos con sueño.

–Entonces, hablemos de trabajo– Dije caminando hacia la barra con ella

–Ya se que tienes prisa, tu novia debe estar esperando

–Algo así– Una sonrisa incómoda se formó en mis labios, no me gustaba hablar de ella

–¿Cuántos años tienen juntos?

–Alrededor de 8 meses... Creo

–¿Creo?, Eres tan devoto con ella– El sarcasmo fue claro en su voz, comenzó a reír, lo que me hizo querer hundirme un poco más

Era cierto que no me interesaba mucho. La había conocido hace un año y poco después nos hicimos novios. Ella era linda, comprensiva pero... Demasiado intensa. Me había pedido vivir juntos, así que me mudé a su departamento a pesar de no querer.

Creí que estando con ella podría olvidar algunas cosas, pero no había funcionado. Me gustaba estar con ella, pero solo por la idea de no estar solo. Me sentía obligado a seguir a su lado, y tampoco quería lastimarla

–Quiero que me ayudes con la administración, recuerdo que eras el mejor en eso– Empezó a decir Pieck– Un hombre quiere invertir aquí, al parecer su esposa es fan de este lugar y cuando se enteró que podría cerrar por falta de dinero, lo convenció para hacerse cargo.

–¿Tan enamorado está de su esposa?– Pregunté con burla

–Su esposa es más joven, tiene 20 años– Dijo con media sonrisa, como si eso lo explicará todo– La chica es linda y de alguna forma se apego a mi, así que la ayuda se agradece pero... No soy muy buena con los números

–¿Y por qué no contratas a un contador o abogado?– Pregunté confundido

–Si tuviera el dinero, lo haría– Sus ojos se voltearon con molestia, lo que me hizo reír– Odio ser pobre, juro que lo haré mejor ahora

–¿En verdad no generas nada de ganancia?

–Si lo hacía, hasta que el idiota de mi ex-novio me dejó llena de deudas en apuestas. Tuve que pagar todo lo que debía o iban a matarlo, eso me dejó en la ruina.

–Debiste dejar que lo mataran

–No pude hacerlo, soy demasiado buena– Dijo sonriendo como si fuera la mejor acción del mundo

Malos Hábitos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora