El cuerpo de Erwin siempre estaba caliente, cuando tocaba su estómago el calor me relajaba. Su voz gruesa resonaba en mis oídos cada vez que gemía, la vibración se sentía hasta mi miembro.
Estaba desesperado, tratando de aferrarme a mi última tabla de salvación. En mi mente, si sostenía a Erwin una última vez, el se quedaría conmigo, me perdonaría una última vez y por fin podría decirle que lo amaba.
Por eso me aferraba a el, por eso rompí su camisa con fuerza, tratando de desnudarlo. El me empujó, pero sus ojos me miraban con deseo, era imposible que se negara a mi. Abrí su pantalón, mientras mi pene golpeaba su trasero, comencé a tocarlo con violencia, haciendo que soltara un largo gruñido que pronto se volvió un gemido.
Su cuello blanco comenzaba a tornarse rojo, lo lami, mordiendo la curva. Suspiré al sentir el sabor de su sudor, mis manos exploraron su cuerpo, toque su pecho, apretando sus pezones. Estrujando la carne de sus músculos.
Erwin se enclino sobre el el escritorio, jadeando mientras seguí empujando contra el. Comencé a masturbarlo, el gimió con fuerza, mientras se venía en mi mano. Cerré los ojos al sentir el semen caliente entre mis dedos, mientras Erwin seguía estremeciendose. Quería hacerlo, quería hacerlo mío, tomarlo con fuerza.
Pero mi mente de nuevo comenzó a traicionarme, la culpa comenzó a subir por mi pecho, el miedo y desesperación. Baje el pantalón de Erwin, tratando de suprimir ese sentimiento... Era el cuerpo de una mujer debajo de mi.
De pronto Erwin se irguio, dándose la vuelta para mirarme. Sus ojos estaban llenos de dolor, de odio, sus manos se aferraron a mi rostro y tiro de mi para besarme.
Respondí a el, aunque no podía dejar de pensar que no debía. Comencé a sentir que el aire me faltaba, tenía miedo, me aferre a el, lo abrace tratando de fundirlo en mi cuerpo, y entonces me empujó.
Comenzó a reír suavemente, escondiendo las lágrimas que bajaban por sus mejillas.
–No voy a hacerlo si me sigues mirando de esa forma– Dijo suavemente
–Erwin, déjame...
–Vete Mike, necesito limpiar– Dijo comenzando a cerrar su pantalón– Antes de que Hange se de cuenta
–Te necesito– Dije una última vez, deseando que comprendiera mis palabras, que entendiera porque no podía decirlo– Por favor
No dijo nada, me miró lleno de tristeza, sus ojos azules no brillaban como tanto amaba. Se veía lamentable, y todo era mi culpa. Su cabello revuelto y la camisa destrozada. Era imposible cerrarla, así que mire claramente cada parte de su cuerpo. Su cuello, casi sangraba y tenía marcados mis dedos sobre el pecho, algunos comenzaban a quedar púrpuras. Todo eso solo yo lo había provocado, todo ese dolor.
Si seguía junto a Erwin, lo lastimaría aún más.
Baje la mirada, avergonzado por todo lo que había hecho. Y entonces comprendí, debía soltarlo de un vez. No debía aferrarme a este hombre. No cuando ni si quiera podía amarme a mi mismo.
–Perdóname– Dije en voz baja– Perdóname por lastimarte tanto
Me di la vuelta, caminando lentamente hasta salir de la oficina.
–¿Qué sucedió?– Pregunto Hange caminando hacia mi
–Dejalo solo por ahora, no entres a la oficina por favor– Dije simplemente
–Mike, ¡Dime qué hiciste!– Exigió sujetando mi camisa
–Nada Hange, nunca he hecho nada por el– Dije soltandome– Ahora déjame en paz

ESTÁS LEYENDO
Malos Hábitos
SonstigesUna historia llena de problemas y drama, como me gusta escribir. Prometí que haría una historia sobre Mike x Erwin y lo estoy cumpliendo, pero debo pedir disculpas si no es lo que esperaban o si es demasiado corto. Pido perdón