Cita (II)

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THEBE GRIFFIN

A Apolo no le iba mal en física. Igual estaba algo perdido, pero eso no era lo que le sucedía, no...
Lo que le preocupaba era otra cosa, estaba segura.

-¡Thebe, cariño! -cerré los ojos con fuerza, dándome la vuelta.

Mierda

-¿Quién era el chico con el que venías? Era guapo -mi madre se acercó a mi. Estaba enfundada en un excéntrico pijama rosado con lunares en un tono más oscuro. Su lacio cabello estaba suelto y le llegaba por los hombros, parecía que ya se había cansado de esas extensiones que tan poco le favorecían. En su mano derecha, descansaba una taza con una infusión de frutos rojos, siempre tomaba eso antes de irse a dormir.

-Un amigo del instituto, le pillaba de camino y me ha acompañado

Por favor no preguntes más, no preguntes más...

-¿Cómo se llama? -se sentó en el sofá frente a la mesa, haciéndome un gesto para que me sentase a su lado. Quería subirme arriba para meditar lo que haría ahora que sabía que Apolo no me iba a contar lo que le pasaba, pero preferiría evitar discusiones, así que me senté a su lado.

-Apolo -respondí. Miré a los lados, buscando la salvación en mi padre. Me sorprendí al no ver rastro de él ni de su chaqueta vaquera que siempre descansaba en el perchero al lado de la puerta- ¿y papá?

-Trabajando - "como siempre" quise decir- Con que Apolo, ¿eh? ¿Y cómo se apellida?

¿Acaso es eso relevante?

-Hidalgo -respondí entre dientes. Esa conversación me estaba pareciendo del todo absurda. Quería irme a la cama y pensar, con las insoportables preguntas de mi madre no podía hacerlo.

-Hidalgo... no me suena de nada -dijo apretando los labios. Su irreconocible gesto de "si no es un reconocido científico o un futbolista famoso no quiero saber nada.

Si supieras que son millonarios no pondrías esa cara.

-Ya te lo he dicho, es del instituto Además, ¿por qué tendrías que conocerle? -ante la atenta mirada de mi madre me levanté del sofá- me voy a mi cuarto, quiero leer un poco antes de irme a la cama.

-¿No cenas nada?

-No tengo hambre -sin dejar que me dijese nada más subí a mmi habitación. - por fin un poco de tranquilidad -me dejé caer en la cama.

¿Y ahora qué?

Apolo no me iba a contar lo que le pasaba, eso era algo que tenía que asumir. Necesitaba encontrar otra forma de averiguar lo que le pasaba al menor de los Hidalgo. Un bufido de desesperación salió del interior de mi pecho. Si tuviese alguna camarita o una ventana por donde ver lo que le pasaba a Apolo en el día a día todo sería más sencillo...

Espera. Ventana. Apolo. Ares. Raquel.

-¡Eso es! -me levanté de la cama como un resorte, tomando mi teléfono del bolsillo trasero del pantalón que estaba colocado en una silla.- Acabo de encontrar la cosa con la que quiero que me compenses... -marqué el número de mi querida amiga Raquel. No tuve más que esperar un par de tonos, enseguida respondió.

-¿Thebe?¿Qué pasa? Es tarde

-¿Te acuerdas que me dijiste que me compensarías por el destrozo que hiciste en mi casa? -esta vez tardó unos segundos en responder.

-Sí... -afirmo con cautela- ¿por qué lo preguntas? -una sonrisa de dibujó en mi rostro. A pesar de que no me veía, estaba segura de que Raquel sabía perfectamente la cara que tenía.

𝗧𝗵𝗲𝗯𝗲 || Apolo HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora