𝗧𝗵𝗲𝗯𝗲 || Apolo Hidalgo

El cumpleaños de Raquel

THEBE GRIFFIN

A veces me sorprendía con las vueltas que puede dar la cabeza humana a una situación. Las duras palabras de Apolo me torturaban día y noche, yo misma lo hacía al darme cuenta de que todo lo que me dijo era cierto.

Una parte de mi pensaba que era injusto que me tratase de esa forma, me había preocupado por él incluso en los momentos más extraños de nuestra amistad, no dudé en mandar a una persona a su casa cuando noté que estaba raro y no me hablaba. La que tenía que enfadarse era yo, no él.

Aunque, por otro lado, lo que le hice no es algo que se perdone de la noche a la mañana, no me imaginaba cómo llegó a sentirse Apolo después de que le dijese que me acosté con él por despecho... Joder, que cogió un vuelo desde Grecia para asegurarse de que no me había pasado nada malo.

Me miré en el espejo una vez más, el corto vestido azul oscuro me sentaba de maravilla y el maquillaje que me había hecho Cris resaltaba el rubio color de mi cabello.

-¿Estás lista ya? Joshua nos está esperando abajo. -la cabeza pelirroja de mi amiga asomó por el umbral de la puerta de mi habitación.- Thebe, estás preciosa.

-Gracias. -dije volteando la cabeza hacia ella- tú también estás hermosa.

-Lo sé, el naranja es mi color -dio una vuelta sobre si misma, haciendo que la falda de su vestido naranja se enredase en sus largas piernas elegantemente.

Volví a mirarme en el espejo, Cris tenía razón, estaba radiante. -¿Te pasa algo?

-¿Y si les ha invitado?

-Seguro que lo ha hecho. -miré a mi amiga, quien de pronto se había puesto seria.- Thebe, deja de martirizarte, ha pasado mucho tiempo ya.

-Pero sus palabras siguen causando el mismo efecto en mi. -aceptar que te has equivocado y que has dañado a una persona que quieres es de las cosas más duras a las que te puedes enfrentar. -¿Cómo se supone que tengo que actuar ante él?

-No te va a hacer falta saber eso -Cris me abrazó por la espalda, mirándome a través del reflejo que se proyectaba en el espejo- porque no te voy a dejar sola. -sonreí.

-Gracias, Cris.

-No hay de qué. -se separó- Ahora vamos, que Joshua lleva esperándonos abajo como diez minutos. -salió del cuarto con rapidez, yo la seguí intentando igualar su ritmo.

-¿A qué viene tanta prisa?

-A que me da vergüenza que me esperen.

Pero si eres de las que siempre llega media hora tarde...

-¿Ya estáis listas? -Hutcherson nos sonreía desde el otro lado de la puerta. El brillo de ilusión había vuelto a sus ojos y tenía un aspecto muchísimo mejor que meses atrás y eso era algo que me tranquilizaba y alegraba.

Había recuperado a mi mejor amigo.

-Sí. -Cris salió de la casa dando un salto- la bronca se la echas a tu amiga, que se ha pasado frente al espejo media hora.

-¡Serás mentirosa! ¡Has cambiado de vestido tres veces!

-Para verse bien hay que esforzarse.

-¿Vais a seguir discutiendo o podemos irnos ya? -vi cómo Joshua posaba la mirada en la sonrisa de mi amiga.

Sospechoso...

-Vámonos -dije por fin.

El patio de la casa de Raquel estaba decorado con montones de luces de navidad y globos también con luces, todo estaba lleno de gente, probablemente las primas y tías de Raquel.