Consuelo estrellado

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THEBE GRIFFIN

Que tus padres se separen no es algo fácil de aceptar, mucho menos después de haber vivido una infancia plenamente feliz con ellos.
Cuando eres niño no te das cuenta de nada, únicamente de las discusiones a gritos, que tras unos minutos cesan y vuelve el sepulcral silencio a la casa donde lo único que se escucha tu tarareo de canciones infantiles mientras juegas en el suelo de tu habitación.  Es una vez has crecido cuando te paras a pensar, cuando ves las miradas de indiferencia que se dedicaban, las largas cenas en silencio, los monótonos monólogos sobre el trabajo de tu padre a los que tu madre respondía con un "sí" o un "ajam", alguna que otra vez se escuchaba un "eso ya lo constaste ayer".
Es pasado el tiempo cuando te das cuenta de que, en ese matrimonio, sólo una de las dos personas puso de su parte... cuando para mantenerlo hacían falta dos.

¿Qué vas a hacer, Thebe?¿Mamá o papá?

Wyoming... la sentía tan lejos pero a la vez tan cerca. Una de las universidades con el mejor grado de Astronomía de todo Estados Unidos, la universidad que le otorgó un premio a mi abuelo por sus estudios, la universidad de mis sueños.
Suspiré.
Era tan complicado... por una parte, mamá tenía razón, una residencia era un gasto totalmente innecesario si ella vivía allí, pero por otro lado, papá.
No quería dejarle solo, no podía dejarle solo, él me crió, no mamá, él.
Él estuvo cuando di mis primeros pasos, él estuvo cuando dije mi primera palabra, en mi primer día de colegio, en cada una de mis actuaciones, cada noche de verano viendo las estrellas con el abuelo...

-Joder... -me revolví sobre las sábanas de la cama. ¿Wyoming o papá? Pero esa no era realmente la decisión.
¿Mi futuro o mi presente?
Mientras me planteaba todas las posibles soluciones a esas preguntas escuché un fuerte ruido seguido de una maldición que venía de mi ventana.

¿Qué coño?

Me levanté de la cama, acercándome lentamente hacia la ventana, tomé un paraguas del paragüero que había justo al lado de la cama para poder defenderme si era preciso.

¿Si era un ladrón y le mataba, me encerrarían?¿O sólo sería una multa por haber sido en defensa propia?

Mediante el ruido del canalón se iba intensificando, mis nervios también lo hacían.

Ya está, es el final. Voy a morir.

-¿¡Quién eres!? ¡Identifícate o te doy un paraguazo! -no sé de dónde salió todo ese coraje, mucho menos cómo conseguí que la voz no me temblase, teniendo en cuenta que todavía no había calmado mi llanto de angustia por el divorcio.

-¡No! ¡Thebe! ¡Apolo! ¡Soy Apolo! -una vez entró en mi cuarto, levantó los brazos y subió la mirada hacia mi con lentitud hasta posarla en mis ojos...
Había extrañado ese color caramelo.

-¿Qué haces aquí? -tiré el paraguas al suelo, volviendo a colocarme boca abajo sobre la cama.

¿Por qué viene a verme? ¿No era que no quería que le marease? ¿No era que quería que le dejase en paz?

-Venir a verte... -vaciló durante unos segundos- asegurarme que estás bien...

-Las personas normales entran por la puerta. -ignoré el hecho de que, prácticamente, me hubiera dicho que se preocupaba por mi.- o podrías haberme mandado un simple mensaje.

-No me habrías contestado.

En eso tienes razón.

-¿Qué te pasa? -noté cómo la cama se hundía en la parte de mis rodillas, indicando que Apolo se había sentado.

-Nada.

Quiero seguir llorando tranquila.

-No te creo, Cris dijo...

-¿Cris? -me incorporé, mirándole fijamente. ¿Cris le había contado a Apolo lo de mis padres?

-Sí, Cris dijo que lo estabas pasando mal y Joshua...

-¿¡Joshua también!? -eso parecía una broma de mal gusto- no me puedo creer que te hayan contado lo del divorcio mis padres...

-¿Tus padres? -levanté de nuevo la cabeza, Apolo tenía una mueca de confusión en el rostro- ¿se van a divorciar?

Thebe, de verdad que eres tonta.

-Sí -mi voz salió en un tono más frío de lo que esperaba, suspiré.- lo siento. -me tumbé de nuevo sobre la cama, noté como Apolo se tumbaba también.

-No pasa nada. -sentía el calor de su cuerpo justo en mi espalda. No dijo nada más,  sólo se quedó quieto, haciéndome compañía, algo que no sabía que necesitaba tanto hasta ese momento.

Pasados unos minutos me giré, Apolo seguía a mi lado mirando al techo lleno de estrellas, tenía un brazo tras su cabeza y el otro sobre su abdomen, su rostro estaba relajado en una leve sonrisa, estaba sereno, tranquilo, no necesitaba decir nada para hacer ver que estaba cómodo conmigo al lado. Al notar que le miraba volteó la cabeza hacia mi, dándome una visión perfecta de sus ojos color caramelo.
Sin pensármelo dos veces le abracé, él no tardó en responderme. Al instante sentí aquello mismo que sentí en Halloween, una sensación de seguridad, de paz, de tranquilidad, algo que únicamente me pasaba con él.
Las lágrimas no tardaron en bajar por mis mejillas, una vez más me mostraba vulnerable ante él, ¿qué tenía ese chico que producía ese efecto en mi?

-Llora todo lo que necesites, no me voy a ir. -escondí mi rostro en su hombro y, efectivamente, lloré. Lloré de impotencia, de confusión, de enfado, de tristeza, lloré porque mi familia se rompía y yo tenía menos de una semana para decidir si quería seguir en Carolina del Norte o ir a perseguir mi sueño a Wyoming.

-Lo siento... -dije una vez me separé de él.

-No pasa nada. -negó- sé que te da pena, pero piensa que es lo mejor que pueden hacer, separarse, si no lo llegan a hacer seguramente causaría muchos más daños, a ellos y a ti misma. Además, vas a seguir viviendo en Carolina del Norte, así que vas a seguir viéndonos... -carraspeo- viendo a tus amigos.- bajé la mirada al suelo, fijándola en un zapato desparejado que tenía.- porque te vas a quedar aquí... ¿verdad?

Ay, Apolo...

-Thebe -colocó una mano en mi mentón, obligándome a subir la mirada.- te quedas, ¿verdad?

-Yo... -no fui capaz de sostenerle la mirada más de unos segundos- no lo sé, Apolo.

-¿No lo sabes? ¿Cómo que no lo sabes? ¿Dónde irás?

-Wyoming.

-¿Wyoming? -Apolo dejó caer la mano que tenía en mi rostro- pero eso está a un día en coche, cinco horas en avión...

-Lo sé. -esa conversación era incluso peor que la que tuvimos tras lo que pasó en Halloween. Nos quedamos en silencio, ninguno de los dos tenía la valentía de romperlo, nos daba miedo dañarnos de nuevo, herirnos, distanciarnos de una vez por todas.

-No quiero que te vayas... -dijo con un hilo de voz.- no quiero que te vayas, por favor no te vayas... -tomó mis manos entre las suyas.

-Yo no quiero irme. -acaricié sus manos- pero allí está la universidad de mis sueños.

-Todavía queda mucho tiempo para que vayas a la universidad. -se acercó un poco más a mi.- y si no quieres irte ya, quédate.

-No es tan sencillo.

-Sí lo es, es tan solo decir que esperen a que termines el curso.

-¡No lo es, Apolo! -solté sus manos para poder taparme el rostro- ¡No es fácil elegir si quieres irte a vivir con tu madre o con tu padre en menos de una semana! -Apolo se quedó en silencio de nuevo.

-Te ayudaré. -levanté la mirada hacia él, en sus ojos había un brillo de decisión que se me hizo sumamente atractivo, pero claro, en esa situación mi cabeza no estaba centrada en lo guapo que se pone Apolo cuando está preocupado.

Ojalá fuese tan fácil como lo pintas, Apolo.

-¿Cómo? No puedes hacer nada, Apolo. -suspiré- ojalá pudieras... pero no puedes elegir si prefiero vivir el presente o asegurarme el futuro.

-Yo no, tampoco soy bueno con los consejos. -negó.- pero mi abuelo sí.

𝗧𝗵𝗲𝗯𝗲 || Apolo HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora