𝗧𝗵𝗲𝗯𝗲 || Apolo Hidalgo

Hutcherson y el Oreo Shake

-Gracias por venir a ayudarme, te juro que no sé qué habría hecho sin tu ayuda -Joshua y yo caminábamos por las calles del pueblo a paso lento. Habíamos terminado de recoger el desastre de casa antes de tiempo, así que decidimos dar una vuelta por los alrededores para matar el tiempo antes de ir al McDonnald's en el que habíamos quedado con Raquel y, de paso, enseñarme un poco la ciudad, todavía me costaba ubicarme por la zona.

-No te preocupes-respondió el nerd de mi lado- No tenía nada que hacer y supuse que necesitarías ayuda- Estaba sorprendida de lo mucho que había congeniado con Joshua, nunca me imaginé poder llevarme tan bien con alguien a quien acababa de conocer. Me parecía increíble la confianza que le había cogido para contarle, literalmente, toda mi vida cuando no hacía más de una semana que le conocía. Papá me dijo que tal vez le tenía ese aprecio porque me recordaba a Ángel.

Quien, por cierto, sigue sin escribirme.

Pero yo sabía que no era así. A Ángel le tuve mucha confianza, era mi mejor amigo (a eso le sumamos el hecho de que me gustaba, con más razón quería que viese que confiaba en él.) Con Joshua no era tan... así, la confianza no era la misma, era mayor. A Ángel le contaba las cosas, sí, pero algunos temas como mi vida amorosa y ciertos pensamientos y puntos de vista sobre cosas tan triviales como pueden ser los equipos de fútbol o la opinión sobre uno de los libros obligatorios que nos mandaban leer en clase, prefería guardármela para mi. Supongo que era por miedo a que me diese de lado por pensar diferente a él o tener una opinión diferente al resto de la mayoría de las personas.
A Cris la conocí unos meses más tarde que a Ángel, pero con ella me pasaba exactamente lo mismo, evitaba hablar de ciertos temas por miedo a que distanciase.

Con Joshua sin embargo no dudaba en abrirme, por alguna razón sentía que con él podía hablar de, literalmente, cualquier cosa. ¡Incluso le conté lo de Dani! Si eso me hubiese pasado en Madrid con Ángel y Cris, ahora estaría lidiando sola con todos los pensamientos que asaltaban mi cabeza cuando recordaba aquel momento con Daniela.

-Es la última vez que invito a nadie a casa... -me pasé las manos por el pelo, intentando aliviar la tensión que aún tenía acumulada en el cuerpo.- no quiero pasar otra vez por eso, aunque se haya solucionado sorprendentemente rápido.

-Lo que todavía no entiendo es qué hacía toda esa gente en tu casa -dijo él- sé que me lo has explicado cien veces, pero mis neuronas no procesan esa información -con un dedo se colocó las gafas correctamente sobre el puente de la nariz- no entiendo qué tiene que ver Raquel con esas personas, nunca habló con ellas, por lo menos no en clase.

-El resumen es que Raquel, para hacer enfadar a Ares, le dijo que había una fiesta en mi casa y todo el mundo estaba invitado, él se tomó sus palabras a lo literal y llenó mi casa de adolescentes con complejo de animales salvajes.

-Espera, ¿Ares? -Yoshi frenó en seco en mitad de la calle, tenía una mueca de perplejidad en el rostro- solo me contaste que estaba Apolo.

-No, a Apolo le invité yo -volví unos pasos hacia atrás, colocándome a su lado de nuevo.- Ares vino sin invitación... bueno, sin invitación por mi parte, porque Raquel sí que le dijo que viniese y él trajo a sus amigos -expliqué de nuevo, no era tan complicado de entender...- digamos que Raquel y Ares se pican mutuamente. -Joshua apretó la mandíbula con tanta fuerza que creí que sus dientes iban a estallar.- ¿Hutcherson?

-Estoy hasta los cojones de escuchar el nombre de Ares... -dijo por fin después de un largo rato mirando al suelo- que si Ares esto, Ares lo otro, Ares me ha mirado, Ares ha pasado por mi calle, Ares está guapísimo cuando termina el entrenamiento, Ares ha ido a cagar -bufó- ¡Hay más personas, más chicos y más temas que el puñetero Ares Hidalgo!