Surrealismo en estado puro

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THEBE GRIFFIN

Suspiré.
Había sido un momento horriblemente incómodo. Los labios de Apolo decían que me entendía y que no me preocupase, pero sus ojos decían una cosa completamente diferente; no soy tonta, además, no dicen que los ojos son la ventana del alma por nada.

Le veía bailando en la distancia, sonreír mientras conversaba con la chica de antes.
Bajé la mirada unos segundos, se me había olvidado darle las gracias por el telescopio y, teniendo en cuenta lo que acababa de pasar, dudaba mucho encontrar otro momento para agradecérselo.
Un poco más a la derecha estaba Raquel, bailaba con un chico bastante más alto que ella que, por las carcajadas de ella, tenía pinta de ser alguien muy divertido.

Se ha olvidado de mi... Otra vez.

Tenía dos opciones, la primera era volver a casa. La otra opción, buscar a Daniela.
La primera quedaba del todo descartada, no sabía volver sola desde allí... y necesitaba coche, no tenía coche, ni siquiera tenía carnet.
Así que comencé a caminar por el local buscando a mi... ¿amiga?

Sí, amiga

Cada vez me sorprendía más de la gente que cabía en ese lugar. La gran mayoría de las personas borrachas... la otra mitad estaban o llorando o en proceso de ebriedad.
Pensé que no sería difícil encontrar a Daniela, era una persona que resaltaba por su belleza y estilo, pero estaba equivocada, resulta que hay muchas chicas que, de espaldas, se parecían mucho a ella.
Las luces del club se iban atenuando poco a poco, o eso, o cada vez entraba más y más gente. Estaba empezando a agobiarme, no había rastro de Daniela y hacía rato que no sabía en qué lugar del club quedaba la zona donde estaba Raquel bailando, ni la salida.
Estaba completamente desubicada.

Genial, Thebe, de nuevo sola.

-¿Perdida? -di un salto por el susto que me dio escuchar esa voz tras de mi.

Estas bromas no me hacen gracia.

-Lo difícil en este lugar es no perderse, es enorme -no sé de dónde saqué la valentía para decir esas palabras. Artemis Hidalgo esbozó una muy diminuta sonrisa orgullosa. No tendría mucho más de veinte años, pero vestido con aquel traje oscuro aparentaba ser más mayor de lo que era, además de imponerme bastante más de lo que ya lo hacía.

-Entiendo -guardó sus manos en los bolsillos del traje- supongo que ser nueva aquí debe de ser complicado -¿me estaba siguiendo la conversación?

-Un poco...

Por favor, ahora más que nunca necesito que alguien me saque de aquí.

-¡Thebe! -un leve suspiro de alivio se escapó de entre mis labios, Artemis alzó una ceja al escucharlo.- menos mal que te he encontrado, creía que te habías marchado ya -me era imposible ocultar mi sorpresa. Daniela estaba a mi lado, radiante como siempre, sujetando un par de vasos con un líquido de color rojo. Hablándome. ¿Había entrado en razón ya? Artemis al verla supo que era el momento de marcharse.

-Un placer conocerte, Thebe -el mayor nos rodeó, siguiendo su camino por el abarrotado club.

-Veo que ya has conocido a todos los Hidalgo -pasé mi mirada a Dani, quien me muraba directamente a los ojos con una sonrisa- impone mucho, ¿verdad? -asentí con la cabeza. Mi sorpresa era tal que no me salían las palabras, ella pareció notarlo- escucha, siento haber estado tan distante contigo.

¿Lo sientes?

-Es que eso fue... nuevo para mí y tenía que asimilarlo

-Sí... -fue todo lo que pude decir. La chica tomó una de mis manos, dejando en estas suaves caricias con el pulgar. Mi corazón comenzó a latir con una rapidez abismal.

𝗧𝗵𝗲𝗯𝗲 || Apolo HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora