APOLO HIDALGO
La luz que entraba directamente por la ventana hizo que me despertase, ¿no bajé la persiana anoche? Medio adormilado froté mis ojos incorporándome en la cama, de golpe, todos los recuerdos de la noche anterior acudieron a mi. Sonrojado, giré la cabeza, esperando encontrar a Thebe dormida a mi lado, pero no, a mi lado la cama estaba vacía, tan solo había una pequeña mancha de sangre en el lugar en el que tenía que estar ella.
¿Sangró? Igual está en el baño... ¿y si la hice daño?
Con la cabeza dándome vueltas, me levanté, caminando tambaleante hasta el baño, ¿qué había bebido la noche anterior?
Llegué al baño con algo de dificultad, no estaba acostumbrado a beber, la sensación de resaca era algo nuevo.
Al entrar estaba vacío, Thebe tampoco estaba ahí.
¿Nos acostamos y se fue? Sonreí internamenteNos acostamos...
Sacudí la cabeza, intentando ordenar mis pensamientos. Pero, ¿por qué se fue? ¿Tan mal lo hice?¿Dije algo que no le gustó? Salí del baño, observé la habitación, evaluando la ropa que tenía. El traje de marinero.
Me dijo que le gustaba la estrella polar, esa que guía a los marineros... Yo soy tu marinero, Thebe, salvo que ahora estoy algo perdido.
Luego de ponerme el traje, bajé las escaleras a la sala, la escena que presencié era de película, similar a la de "Resacón en las Vegas". Gregory estaba acostado en el sofá con una bolsa de hielo en su frente y Marco volviendo de la nevera con otra bolsa de hielo que colocó en su...
-No digas nada -Marco se sentó en el sofá. Unas tremendas ganas de vomitar me invadieron, cosa que Marco notó- ¡No me vomites la alfombra!¡En el balde!¡En el balde! -sin saber cómo, conseguí llegar al balde y vomitar en él.
¿Por qué a la gente le gusta el alcohol? Es asqueroso... ¿He vomitado rosa?
-¿Qué ha pasado esta noche? -tomé el balde sentándome en el suelo, apoyando la espalda en la parte baja del sofá.
Mierda, mi cabeza da vueltas.
Ares entró en ese momento en la sala, su cara era exactamente igual a la mía, reflejaba una completa confusión. Marco se dio cuenta de esto y suspiró.
-Ni siquiera lo digas -Ares rio.
-¿Pero qué mierda? -caminó unos pasos en dirección a nosotros.
-Estoy muriendo -gruñó Gregory. Yo tan solo evitaba moverme mucho, no quería vomitar de nuevo, mi estómago estaba totalmente revuelto.
-¿Qué te pasó? -Marco bufó ante la pregunta de mi hermano. La verdad es que yo también quería saber por qué tenía una bolsa de hielo en esa parte tan específica de su cuerpo.
-¿Qué parte de "ni siquiera lo digas" no has entendido? Olvídalo.
-Es complicado olvidarlo cuando tienes una bolsa de hielo sobre tu pene. -resoplé.
-¿Por qué eres tan burro, Ares? -él simplemente me ignoró y fue a sentarse al final del sofá, justo donde estaban los pies de Gregory.
-¿Te has roto el pene? -¿Qué necesidad tenía Ares de saber el estado del pene de Marco? El nombrado le dedicó una mirada mortal.
-No, seguro son quemaduras del roce -la carcajada de Ares resonó por toda la sala. Aguanté una Arcada. Apolo, no vomites de nuevo.
-Y yo que creía que había tenido una noche salvaje.
-Yo también -secundó Gregory- pero parece que a Marco le dieron como televisor viejo -Ares y Gregory hablaron al mismo tiempo.
-Sin control -Gregory y Ares reían a carcajadas, carcajadas a las que yo no tardé en sumarme. Marco apretó los labios.
-Admite que esa estuvo bien .
Ares y yo nos fuimos a casa, no tuve mucho tiempo de pensar en lo sucedido, me dolía demasiado el estómago y la cabeza.
No vuelvo a beber en mi vida...
Al llegar a casa fuimos directos a la cocina, aún débiles y mareados. Me desplomé en la mesa de la cocina, apoyando la mejilla sobre la misma. Ares se acercó a la nevera a por dos botellas de agua y las puso frente a mi, sentándose a mi lado. El gesto de curiosidad que tiene mi hermano en la cara le delata, quería preguntarme sobre lo que hice esa noche.
-No quiero hablar de eso -me adelanté.
-Pero si no he dicho nada.
-Pero lo pensabas -Claudia entró en la cocina y nos miré con una cara de "bien merecido lo tenéis".
-¿Queréis que os prepare una sopa? Menuda cara que tenéis. -me levanté de la silla, el mareo se me había pasado un poco y ya podía ponerme en pie sin tambalearme.
-Yo me voy a mi cuarto, estoy cansado -salí de la cocina yendo hacia mi habitación. Necesitaba pensar en todo lo que había pasado esa noche, necesitaba recordarlo.
Me tumbé sobre las sábanas de mi cama, soltando un largo suspiro. Me llevé las manos a los bolsillos del traje, en el interior de estos noté algo duro, no recordaba haber metido nada. Introduje la mano en el bolsillo, sacando de este una pequeña cadena plateada con un diminuto brillante en el centro. Al verlo, los recuerdos de la noche anterior volvieron a mi mente como invocados.
-¿Me estás viendo dudar? -se acercó a mi de nuevo y besó mis labios, ese beso era mucho más apasionado que el resto, era un beso cargado de lujuria, nuestras hormonas estaban por los cielos y eso no era secreto para nadie.
Había perdido el control, ya no era mi cabeza, ni siquiera mi corazón, lo que controlaba mi cuerpo. Era una persona a la que le movía el deseo. Mis manos se movían por todo su perfecto cuerpo, arrancando suspiros de sus labios.- Mierda... -la pequeña cadena que colgaba de su cuello se enredó en el pañuelo de marinero que yo llevaba atado al mío.-Espera -desabroché su colgante y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón, no estaba dispuesto a que algo como eso arruinase el momento.
Esta vez no fue ella quien se lanzó a besarme, sino yo, de un movimiento me coloqué sobre ella sin dejar de besar sus labios, poco a poco, bajé el recorrido de los besos por su mandíbula, su cuello, sus pechos... los ruidos y suspiros que salían de entre sus labios era música para mis oídos, nunca fui plenamente consciente de lo que deseaba eso.
Me gustaba notar como su cuerpo se estremecía con cada uno de mis besos, cómo parecía temblar cada vez que rozaba alguna de sus partes sensibles. La sensación de sus manos recorriendo mi espalda era algo que quería grabar a fuego en mi mente y el cómo enterraba sus uñas en mi espalda tan solo avivaba el deseo de tenerla siempre entre mis brazos.Ella arqueó la espalda al notar como mis dedos entraban en contacto con su intimidad.
-Apolo... -mi corazón se aceleró al escucharla.
-¡Apolo! -me incorporé de un salto en la cama. Tenía la respiración acelerada y una muy fina capa de sudor cubría mi frente, bajé la mirada a mi entrepierna.
Oh, mierda...
-¿Te encuentras bien? -Ares me observaba desde la puerta de mi cuarto con una sonrisa divertida, ¿es que no sabía llamar?- ¿En qué mierdas pensabas? -coloqué un cojín para tapar... bueno, eso.
-En nada-Ares rió.
-Sí, claro -negó con la cabeza- mi hermanito se ha hecho mayor.
-Ares, déjame solo, por favor .
-Ya me voy, ya me voy... Sólo lávate las manos después.
-¡Ares! -mi hermano salió de mi habitación todavía riendo. Volví a tumbarme en la cama con la respiración todavía acelerada, levanté la pequeña cadenita.
Al menos tengo una excusa para volver a verla.
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Nota de autora:
Hola!!
Lo primero de todo gracias por el apoyo que le estáis dando a la historia!
Y lo segundo es que ya hay cuentas de instagram de algunos de los personajes del fanfic (sí, yo tampoco me lo creo)Thebe: @thebegriffin
Cris: @larizzosrojos
Joshua: @josshuayoshiOs adoro❤️
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𝗧𝗵𝗲𝗯𝗲 || Apolo Hidalgo
Fanfiction𝘾𝙊𝙈𝙋𝙇𝙀𝙏𝘼 Ella, una estrella sin brillo. Él, el mismísimo sol. Tan iguales pero tan diferentes al mismo tiempo. Dos hermosos astros se juntan en el pequeño pueblo donde parece que el amor, las fiestas y las situaciones surrealistas son plato...